Estados Unidos: Militares salen del closet

viernes, 7 de octubre de 2011 · 14:32
SAN DIEGO, Cal., 7 de octubre (apro).- En cuanto el reloj marcó las 12:01 de la mañana del pasado 20 de septiembre, Steven R. Phillips tomó su cámara de video y empezó a grabar la conversación que estaba por entablar con su familia, que vive en el estado de Alabama. Con el título Diciendo a papá que soy gay, el video se encuentra en la página de Youtube y en sólo unas horas acumuló más de 4.8 millones de visitas: muestra el momento en el que este joven de 21 años e integrante de las fuerzas armadas de Estados Unidos le comunica a su padre que es homosexual. Su decisión de “salir del clóset” no fue tomada al vapor. Esperó a que entrara en vigor la nueva ley que permite a los homosexuales servir en el ejército. Firmada por el presidente Barack Obama en diciembre de 2010, derogó la práctica Don't ask, don't tell (no preguntar, no decir), instaurada hace 18 años, durante la presidencia de Bill Clinton. Muchos comparan este acontecimiento con el fin de la segregación racial en las fuerzas armadas en la década de los cincuenta o con la admisión de mujeres en las academias militares en los setenta. A partir de ese día, soldados, marinos y miembros de la fuerza aérea tienen la libertad de declarar su orientación sexual sin riesgo de ser dados de baja... y muchos decidieron hacerlo. Las muestras de júbilo se expresaron por todo el país. En Duxbury, Vermont, por ejemplo, el teniente Gary Ross y su novio Dan Swezy se casaron en los primeros minutos del 20 de septiembre, en una ceremonia que antes hubiera sido impensable. El oficial, incluso, lució su uniforme militar de gala, sin ninguna consecuencia. Jonathan Mills, un sargento de 27 años de la Fuerza Aérea, ofreció una conferencia de prensa en Washington el mismo día para celebrar el fin de la prohibición. Horas antes había escrito en su cuenta de Facebook: “Soy homosexual. Es todo; se los digo ahora, aunque sé que ya lo sabían”. Mills, editor ejecutivo de la revista OutServe, especializada en temas de homosexualidad en las fuerzas armadas de Estados Unidos, aprovechó la ocasión para dar a conocer su orientación sexual y salir del anonimato en el que había realizado su trabajo durante los últimos siete años. “Estamos presentes en cada conflicto, en cada área de las fuerzas armadas”, dijo Mills a la agencia Apro. “Servimos para proteger a los que amamos, servimos para mostrar que efectivamente todos los hombres y mujeres fuimos creados iguales”, agregó. Según cálculos de la revista OutServe, al menos 70 mil efectivos militares serían homosexuales. Pros y contras Si bien el presidente Obama promovió el fin de la prohibición desde diciembre de 2010 en el Congreso, el Pentágono pidió que entrara en vigor hasta septiembre de este año para darse tiempo de entrenar a más de 2 millones de integrantes de las fuerzas armadas en torno a las normas de conducta relacionadas con este cambio. “A partir de hoy, los estadunidenses que visten uniforme no tendrán que mentir para poder servir a su país”, dijo Obama en un comunicado dado a conocer por la Casa Blanca el mismo 20 de septiembre. En cuanto entró en vigor el cambio de política, el Pentágono anunció que había empezado a aceptar solicitudes de ingreso de personal que se declarara abiertamente homosexual. Un día antes, el secretario de Prensa del Pentágono, George Little, dijo en conferencia que las fuerzas armadas estaban preparadas para cuando concluyera el Don't ask, don't tell, práctica adoptada en 1993 para tolerar que los homosexuales sirvieran en las fuerzas armadas, siempre que no reconocieran abiertamente su orientación sexual. De acuerdo con Little, 97% de las fuerzas armadas ha recibido entrenamiento intensivo en torno a la nueva ley. Sin embargo, el cambio trae consigo numerosos problemas todavía no resueltos. Durante los 18 años de vigencia de la prohibición, un total de 14 mil 346 militares fueron dados de baja por revelar sus preferencias sexuales. Además, hay miles de investigaciones pendientes que deberán suspenderse en el marco del cambio de la ley. El Pentágono ha informado que el personal dado de baja podrá solicitar su reingreso, pero que no se le dará preferencia alguna frente a otros reclutas. Todavía faltan muchos aspectos que deberán adecuarse a las nuevas circunstancias. Las leyes de Estados Unidos, por ejemplo, impiden al Pentágono ofrecer a las parejas homosexuales las mismas prestaciones de salud y educación que brinda a las parejas heterosexuales. En particular, el Acta de Defensa del Matrimonio prohíbe otorgar prestaciones federales a las parejas del mismo sexo. En un estatuto federal para las fuerzas armadas define como compañero al esposo o la esposa, con lo que no toma en cuenta a las personas del mismo sexo. A diferencia de las mujeres y los grupos minoritarios, los homosexuales y lesbianas no son reconocidos por la ley federal como “grupo protegido”, lo cual les impide iniciar acciones legales contra sus empleadores en casos de discriminación por su orientación sexual. Seguirán vigentes otras restricciones. Las parejas del mismo sexo podrán aparecer en actos oficiales y vivir juntas, pero no podrán hacerlo en las viviendas de las bases destinadas a las familias de los militares. En un memorándum del Departamento de Defensa fechado también el 20 de septiembre último se indica que a partir de ese día la orientación sexual no sería considerada como un factor para impedir el ingreso a las fuerzas armadas. Sin embargo, el documento especifica que la orientación sexual de cada persona sigue siendo un asunto personal y privado. Tampoco habrá cambios inmediatos en la elegibilidad para obtener beneficios militares. Todos los miembros de las fuerzas armadas ya tienen derecho a ciertos beneficios; por ejemplo, designar a un compañero como beneficiario del seguro de vida o como “enfermero” dentro del programa Wounded Warrior. Swezy no recibirá ni seguro de salud ni acceso al grupo de apoyo en el que participan los esposos o esposas de los marinos cuando se encuentran en alta mar. Numerosos miembros del Congreso se han opuesto terminantemente a la participación abierta de los homosexuales en las fuerzas armadas, ya que en su opinión eso relaja el orden y la disciplina. El congresista republicano por San Diego, Duncan Hunter, veterano del cuerpo de marines, ha buscado el apoyo de sus compañeros de partido para rechazar, de último momento, el levantamiento de la prohibición. “La decisión del presidente Obama sólo busca cumplir una promesa de campaña, pero no está pensando en las consecuencias estratégicas de este cambio”, dice a Apro el congresista Hunter, quien considera que los homosexuales serán un factor de indisciplina e inmoralidad en las fuerzas armadas. “A la larga esto traerá graves consecuencias en nuestra habilidad para pelear”, apunta. Larga lucha De acuerdo con un estudio del Williams Institute, de la Universidad de California en Los Ángeles fechado el 26 de enero del 2011, este cambio es el último de una larga cadena de movimientos en favor de los derechos de los homosexuales en las fuerzas armadas. Aunque el gobierno de Estados Unidos prohibió explícitamente la homosexualidad en los Artículos de Guerra de 1916, la ley fue aplicada hasta la Segunda Guerra Mundial. En medio de la mayor movilización militar en la historia de Estados Unidos, el Sistema del Servicio Selectivo y la Marina desarrollaron una serie de procedimientos para identificar y excluir a los homosexuales: Los reclutas eran revisados para encontrar características femeninas en sus cuerpos, verificaban su vestimenta y hasta sus ademanes. En algunos casos se les revisaba el recto para ver si había señales de penetración, de acuerdo con la investigación de la Universidad de California. Cuando terminó la guerra, poco más de 4 mil de 12 millones de hombres habían sido rechazados con base en esos procedimientos. Durante la guerra de Vietnam, la homosexualidad o la apariencia fueron vistas como una forma de evitar ser enviado al frente; sin embargo, esto no siempre funcionó. En 1968 Perry Watkins, de 19 años y originario de Washington, fue reclutado a pesar de haber señalado abiertamente que era homosexual. Después de 16 años de servicio, en 1984, fue dado de baja por su orientación sexual. En su campaña presidencial de 1992, Bill Clinton prometió eliminar la prohibición contra los homosexuales en las fuerzas armadas, a lo que se opusieron de manera terminante casi todos los oficiales, así como la opinión pública estadunidense. Este fue uno de los primeros temas que abordó Clinton al inicio de su administración, pero cuando la Casa Blanca trató levantar la prohibición de manera unilateral, el Congreso aprobó una ley que impedía que hombres y mujeres abiertamente homosexuales sirvieran en el ejército. Se permitió que los homosexuales entraran a la institución siempre que mantuvieran en secreto su orientación sexual. La frase Don't ask, don't tell no describe exactamente la ley conocida como Acta de Elegibilidad del Personal Militar de 1993. Mientras que el Pentágono estuvo de acuerdo en no preguntar a los aspirantes acerca de sus gustos sexuales en el proceso de reclutamiento, nunca estuvo de acuerdo en detener las investigaciones para conocer la orientación sexual del personal en armas. Como resultado de eso, desde 1994 más de 14 mil efectivos fueron dados de baja. En la actualidad más de 25 países permiten que los homosexuales pertenezcan a las fuerzas armadas, incluidos Canadá, Israel e Inglaterra.

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