Mercosur: Chávez se queda en la puerta
MONTEVIDEO (apro).- El presidente venezolano Hugo Chávez realizó el pasado 20 de diciembre su primer viaje oficial al extranjero desde que, en junio, le fue diagnosticado un cáncer y se sometió en Cuba a un tratamiento de quimioterapia para superarlo: Fue a Montevideo, a la Cumbre de jefes de Estado del Mercado Común del Sur (Mercosur) y Estados Asociados.
El objetivo de su regreso a la escena internacional fue el intento de impulsar con su presencia el ingreso, por fin, de su país al Mercosur como miembro pleno. Un proceso que ya lleva cinco años y que, tras superar diversos escollos, sólo depende de un pequeño pero aparentemente insalvable obstáculo: la aprobación del Senado paraguayo.
El momento era propicio. Los países miembros (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) ven en la ampliación de su mercado común y en la aceleración de la integración sudamericana una buena medicina contra la crisis que afecta al mundo.
El presidente pro témpore del organismo, el presidente uruguayo José Mujica, había sugerido modificar el “criterio jurídico” para la admisión de nuevos miembros. Propuso reformar los estatutos del bloque para que esa decisión deje de depender del visto bueno de los parlamentos nacionales y baste con el acuerdo de los ejecutivos de cada país.
Brasil, el gigante de la región había manifestado su enojo por el hecho de que el Senado de Paraguay, el socio más pequeño en términos económicos del bloque, obstaculice el ingreso de Venezuela por un tema de política interna.
Bajo el argumento de que el gobierno de Caracas es poco democrático, el opositor Partido Colorado, que controla la Cámara alta, está postergando el tratamiento del asunto y evita así pronunciarse.
Así, Venezuela se volvió a quedar a las puertas del Mercosur. El presidente paraguayo, Fernando Lugo, favorable como sus colegas regionales a la incorporación de Venezuela y a la ampliación del organismo, no quiso pasar por encima de su Legislativo y se opuso a la adhesión por la vía expedita de Caracas.
El exobispo resistió a las presiones del resto de presidentes, como la brasileña Dilma Rousseff, quien instó a incorporar “más países de Sudamérica del porte y de la relevancia de Venezuela”.
“Ese proceso de ampliación sólo nos fortalece, nos vuelve una región estratégica tanto desde el punto de vista de su economía como del de la geopolítica internacional (…) y no debe ser obstaculizado por intereses menores”, lamentó.
Durante la cumbre Rousseff fue la principal defensora de una mayor integración sudamericana en torno al Mercosur para afrontar los desafíos de la crisis económica mundial. Impulsora, junto con la argentina Cristina Fernández, de un aumento del arancel externo como medida protectora de las industrias nacionales, instó incluso a buscar la “integración de las cadenas productivas” de los países de la zona.
Incluso Chávez, en una de sus nuevamente extensas intervenciones, al reiterar su postura a favor de la integración sudamericana, espetó en aparente referencia a su homólogo paraguayo: “Nosotros podemos. Tenemos cómo. Falta más el querer, más la voluntad de poder”.
“Entendemos que la incorporación de Ecuador y Venezuela y de otros Estados vendría a fortalecer nuestro bloque regional (…) ampliando nuestro universo de institucionalidad y nuestra influencia a nivel mundial”, reconoció Lugo durante su intervención.
No obstante, añadió, “hay procesos desiguales de resistencias al cambio, opiniones y tiempos diferenciales”. Y pidió: “Todo trabajo conjunto implica construir consensos y asumir compromisos conjugando los intereses propios de cada país con la necesidad de respetarnos como soberanos e independientes”.
Así pues, lo único que pudo conseguir Chávez de su viaje a Montevideo, en medio de la frustración, no sólo suya, sino de los otros participantes, que quieren su inclusión, fue la creación de un “Grupo de Diálogo de Alto Nivel para el impulso de la incorporación de nuevos miembros plenos al bloque regional”, integrado por “destacadas personalidades” de cada uno de los países miembro nombradas por sus respectivos presidentes. Un botín muy magro para Caracas que no desbloquea la situación.
“Manos peludas”
La idea de modificar los criterios de admisión quedó descartada. Ya el alto representante del organismo sudamericano, el brasileño Samuel Pinheiro Guimaraes, advirtió que cambiar los criterios de admisión requeriría también la aprobación de los parlamentos, por lo que la situación volvería al punto de partida. “El problema sería el mismo”, indicó.
En el caso del Mercosur, Venezuela vuelve a ser víctima de las fuertes reticencias que despierta Chávez entre amplios sectores. Y en esta ocasión, aunque todos los gobiernos de los países miembros están de acuerdo, la postura de la oposición a Lugo mantiene trabado un paso hacia la integración sudamericana que ya se ha demorado un lustro.
“Yo creo que es la primera vez en toda esta historia de integración que un grupo de gente tan pequeño logra frenar un proceso como este. Yo no creo que haya precedentes”, se quejó.
“Es una situación muy embarazosa para el país”, aseguraba momentos antes el ministro de Hacienda paraguayo, Dionisio Borda, quien destacó que “el comercio de los miembros del Mercosur con Venezuela se ha incrementado a partir del 2005. De dos mil millones (de dólares) ha ido a siete mil millones”.
Pese a todo, como señaló el canciller de ese país, Jorge Lara, "la práctica política en el ejercicio del presidente ha sido siempre una práctica de respeto, una práctica de diálogo y una búsqueda permanente del consenso", por lo que no ve una salida que destrabe la situación que no pase por el diálogo con el Senado para superar lo que considera como ?dificultades coyunturales”.
Pero el gobernante venezolano advirtió que ha tenido en este tema “una paciencia sin límites”. “Eso no podemos dejarlo así, al vaivén de las olas. Eso es demasiado importante para dejarlo en manos de cinco personas”, declaró Chávez mientras Lugo ponía cara de circunstancias.
El líder bolivariano volvió a culpar a intereses extrarregionales, en concreto a Estados Unidos, de la exclusión de su país en el Mercosur. “Detrás de ellos tiene que haber una mano muy poderosa que no quiere, moviendo quién sabe cuántos mecanismos de presión. Muchas infiltraciones de manos peludas, manos viejas que tienen siglos ya haciendo de todo para impedir nuestra unidad”, acusó.
Mientras Venezuela se queda esperando a que le franqueen el umbral del Mercosur, Ecuador, que al igual que el primero es Estado Asociado de esta unión (junto con Chile, Bolivia, Perú y Colombia), pidió formalmente su ingreso en el bloque como miembro pleno.
Al anunciar la decisión de su gobierno, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, habló de la integración entre este organismo del Cono Sur y su contraparte de más al norte, la Comunidad Andina (CAN), formado por el propio Ecuador junto con Colombia, Perú y Bolivia. Este bloque sufre una nueva herida tras el abandono de Venezuela en 2006 y el fracaso de las negociaciones con la Unión Europea debido, precisamente, a los recelos y exigencias de Quito, que aboga por ir más allá de los simples acuerdos comerciales.
La CAN, lamentó Correa, “nació como un proyecto integracionista mucho más allá de lo mercantil” y “se redujo básicamente al plano comercial”. Sin embargo, agregó que su gobierno tiene una mayor coincidencia con la visión en este aspecto de Mercosur, que “no sólo no coincide con la visión comercial de algunos miembros de la Comunidad Andina, sino que probablemente son excluyentes”.
El gobernante ecuatoriano defendió que “la integración económica y comercial sudamericana debe hacerse necesariamente a través de la convergencia de los dos bloques subregionales, CAN y Mercosur”, en el marco de otros organismos regionales políticos como la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) y la recién creada Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac).
Chávez se encargó de destacar las ventajas inmediatas que tendría la incorporación de los dos países al bloque, como la expansión al Océano Pacífico, a través de Ecuador, y al Caribe, por medio de Venezuela.
Además, “Ecuador y Venezuela somos países de la OPEP. Tenemos grandes reservas de petróleo, de gas, de energía... Tenemos algunas cosas que aportar”, recordó también.
No menos importante sería el aporte que Caracas estaría dispuesto a hacer al Banco del Sur, que Brasil quisiera emplear para impulsar la financiación intrarregional con el fin de fomentar el comercio entre los países de la zona.
“Nosotros lo necesitamos, porque en este mundo el que no crece perece”, admitió el presidente anfitrión de la cumbre, el uruguayo José Mujica, en relación a la ampliación del Mercosur.
A pesar de que Chávez invitó a “cabalgar sobre todas las dificultades, las contradicciones, los antagonismos en lo político, en lo económico, en lo ideológico” para superar el punto muerto en el proceso de adhesión de su país, la lenta integración sudamericana va a tener que seguir esperando a que el pequeño Paraguay resuelva sus problemas de política doméstica.