Cuba: el cable submarino
LA HABANA, 16 de febrero (apro).- El cable submarino de fibra óptica tendido por el barco francés Ile de Batz desde Camurí, cerca del aeropuerto de Maiquetía, en Venezuela, hasta la playa Siboney, en Santiago de Cuba, es considerado por el gobierno cubano como “imprescindible” para el futuro político y económico de la isla y como una forma de reivindicar su independencia frente a Estados Unidos.
“Con este cable que conecta a Cuba y Venezuela se consolidará la integración a nuevos niveles sociales, económicos y culturales que permitirán el desarrollo comunicacional (sic) en Cuba; y rompe el bloqueo comercial y financiero que mantiene desde hace medio siglo Estados Unidos contra Cuba”, aseguró Wilfredo Morales, presidente de la Empresa de Telecomunicaciones Gran Caribe, de capital cubano-venezolano.
Morales expresó lo anterior el pasado 9 de febrero al dar a conocer públicamente la llegada del cable submarino de fibra óptica procedente de Venezuela, el cual atraviesa unos mil 630 kilómetros.
El cable, según confirmó el Ministerio de Comunicaciones de Cuba, reposa en el fondo marino debido a que no existen corrientes de agua que lo muevan de su trazado original, sólo en algunos puntos estratégicos se realizó un arado para enterrar el cable y mantenerlo fijo.
El barco francés Ile de Batz atracó el pasado miércoles 9 de febrero en la playa Siboney, en la provincia de Santiago de Cuba. El gobierno que preside el presidente Raúl Castro festejó a lo grande con un acto de oficialización que encabezó el comandante de la Revolución, Ramiro Valdés Menéndez, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
La euforia de las autoridades de Cuba y Venezuela por el tendido del cable se inició el pasado 22 de enero en Camurí, en la zona costera de La Guaira, al norte de Caracas, con el anuncio oficial de la iniciativa denominada Sistema Internacional de Telecomunicaciones ALBA1, en el marco de la Alianza Bolivariana para las Pueblos de Nuestra América (ALBA).
“Este es un acto de justicia histórica que rompe el bloqueo criminal de Estados Unidos contra nuestro país”, expresó jubiloso el embajador de Cuba en Venezuela, Rogelio Polanco.
Se trata, puntualizó el diplomático cubano, de “un paso de gigante de la independencia y de la soberanía” de ambas naciones. Y recordó que durante 50 años el gobierno estadunidense impide el normal acceso de la isla a internet, a pesar de que varios cables pasan cerca de sus costas, uno de ellos en la Península de Yucatán.
Durante el acto, el canciller venezolano, Nicolás Maduro, acusó al “imperialismo estadunidense y sus lacayos” de mantener una campaña diaria y cotidiana contra Cuba.
Comparó el bloque económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra la isla con el vivido por los judíos durante siglos, y que Adolfo Hitler “remató con la matanza más repudiable y asquerosa que se conozca”.
El canciller de Venezuela consideró el tendido de este cable como un “gran paso en la revolución tecnológica”, por lo que dijo que el 22 de enero era “un día de patria grande y de victoria para nuestros pueblos”.
Cuba se enchufó a internet en 1996 mediante una conexión satelital con un ancho de banda de 65 megabytes por segundo de bajada y 124 de subida, pues Estados Unidos negó el enlace por cable submarino, el más cercano de los cuales pasa a poco más de 30 kilómetros al norte de La Habana.
Con un costo estimado de 70 millones de dólares, dinero invertido en tecnología obtenida en China y Francia, y una vida útil de 25 años, el cable dará a la isla una salida de 640 gigabytes, 3 mil veces más que la actual, dando también mayor cobertura a las comunicaciones telefónicas (podrá manejar alrededor de 80 millones de llamadas telefónicas simultáneas) nacionales e internacionales.
Internet y los cubanos de a pie
El gobierno cubano informó el año pasado que un millón 600 mil cubanos usaban el servicio de internet, aunque la mayoría sólo utilizan el sistema correo electrónico, 59% de los accesos se originaron desde los centros de trabajo; 16 %, desde el lugar de estudio; y 14%, desde los hogares.
Cuba tiene una de las tasas de conectividad más bajas del hemisferio. El acceso a la red está restringido principalmente a funcionarios del gobierno, académicos, médicos, empresarios, y periodistas extranjeros y diplomáticos acreditados en La Habana.
La mayoría no tiene acceso pleno a internet, sino al correo y una intranet de páginas seleccionadas por el gobierno. Los cubanos pueden conectarse en los hoteles, pero la hora cuesta unos 7 dólares en un país donde el salario promedio es de 20 dólares.
A partir de julio del presente año cuando el cable de fibra óptica de Venezuela inicie sus operaciones, la velocidad de sus transmisiones de datos multiplicará su velocidad por 3 mil y podría dar servicio a más de la mitad de la población cubana.
La llegada del nuevo cable ha provocado una serie de preguntas entre los cubanos de a pie: ¿Podremos contratar un servicio de internet en nuestras casas? ¿Podrá cualquier cubano tener acceso a las redes internacionales de internet?
El 8 de febrero se conoció la primera respuesta oficial a las innumerables inquietudes de los cubanos. El viceministro de Comunicaciones, Jorge Luis Perdomo, aseguró que Cuba no ve “ningún obstáculo político" para abrir el acceso a internet a la población. Y de inmediato atajó las innumerables preguntas de los medios de comunicación sobre la posibilidad de que cualquier cubano tenga acceso al servicio.
“El cable tendido desde Venezuela no será una varita mágica y para llevar el internet a casa de los cubanos todavía hacen falta inversiones en la infraestructura de redes”, expresó.
“No hay ningún obstáculo político que pueda detener ese proceso. Existe total voluntad del gobierno de seguir desarrollando el sector de las telecomunicaciones en función del desarrollo económico y social del país, incluyendo las instituciones, la población y todos los actores de la sociedad”, puntualizó Perdomo sin dar más detalles sobre los plazos ni la inversión necesaria para acercar el internet a la sociedad cubana.
El viceministro de Comunicaciones adelantó que tras la conexión del cable con la isla, Cuba debe aún desarrollar inversiones para desplegar las infraestructuras y redes necesarias que permitan extender y mejorar servicios como el de internet o la telefonía.
”El cable es un pedazo de sistema y el resto son las redes de transporte y las redes de acceso para llevar internet a las escuelas, hogares y las casas, y a los puntos donde es necesario acceder a estos servicios”, explicó.
También confirmó que el gobierno cubano trabaja en la elaboración de la primera Ley de Telecomunicaciones de la isla para regular el sector.
El cubano americano José Remón, un especialista en telecomunicaciones y exfuncionarios del Ministerio de Comunicaciones de Cuba, considera que la capacidad máxima del cable entre Cuba y Venezuela es mucho más que suficiente para albergar enormes tráficos de datos e internet, pero revela que las redes cubanas no pueden soportar de inmediato grandes volúmenes y se necesita un elevado nivel de inversiones para llevar este servicio a la ciudadanía.
En un análisis publicado a principios de febrero en Estados Unidos, Remón, autor del estudio que permitió llegar al acuerdo de las tarifas entre Cuba-Estados Unidos en 1992, señala algunas ventajas que proporcionará el nuevo cable.
De entrada destaca la gran capacidad (640 Gbits) del cable submarino; la eliminación de conexiones de doble salto para telefonía; la reducción notable de los tiempos de conexión en internet, la posibilidad de acceso a aplicaciones interactivas, y el aumento de la capacidad y velocidad de descarga de la información.
Sobre todo, apunta Remón, un gran beneficio en el intercambio de información, “aunque esta última realidad es casi un mito”, porque se trata de un beneficio potencial que depende absolutamente de la disponibilidad real de que los ciudadanos cubanos accedan a tales servicios.