Cuba: la "libreta" tiene los días contados

miércoles, 2 de marzo de 2011 · 01:00

LA HABANA, 2 de marzo (apro).- Una mujer se detiene a observar la tablilla de una bodega de productos subvencionado en el municipio habanero de Centro Habana. Busca en la magra lista los jabones de lavar y la pasta de dientes. Escudriña afanosamente el inventario de productos. No tiene éxito: los artículos de aseo personal han desaparecido del catálogo de la canasta básica subsidiada por el Estado.

La mujer desconocía que el gobierno cubano anunció en la segunda quincena de diciembre pasado que los productos de higiene y aseo (el jabón, la pasta dental y el detergente líquido) incluidos en la “canasta familiar normada” serían eliminados de la libreta de abastecimiento a partir del 1 de enero. También desconocía que el ministro de Comercio Interior, Jacinto Angulo Pardo, había firmado la norma para su exclusión y fijado nuevos precios para el mercado abierto.

Poco a poco, como si fuera un gotero, el gobierno de Cuba desmantela la libreta familiar de racionamiento con la que vende alimentos altamente subsidiados a la población y pone fin a casi medio siglo de gratuidad.

En el 2012,  el gobierno del presidente Raúl Castro Ruz eliminará, casi en su totalidad, el sistema subsidiado de abastecimiento alimenticio --dejará sólo una parte para los ancianos, mujeres embarazadas y niños--, abriendo el camino a una mayor distribución de alimentos basada en el mercado.

Raisa Espinosa, de 67 años, ha vivido los últimos 49 años de su vida conviviendo con una libreta, un símbolo de la revolución cubana encabezada por Fidel Castro, con la que le abastecían productos a bajos precios.

Ella no forma parte del 75% de los 11 millones 240 mil cubanos, según el último censo dado a conocer por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), que ha vivido, desde que nacieron, con el sistema de racionamiento de alimentos subsidiado.

La libreta o cartilla apareció en la vida de los cubanos en marzo de 1962, hace 49 años, y tiene sus días contados, pues los productos a precios subvencionados empezaron a desaparecer en el 2009 de las tablillas de las bodegas cubanas. Su eliminación los convierte en un producto de oferta liberada y en una pesada carga para las familias cubanas.

El presidente cubano, Raúl Castro, insistió durante el último semestre del 2010 que la libreta representa un costo “irracional e insostenible” para el Estado; en tanto, el ministro de Economía, Marino Murillo, confirmó lo dicho por el mandatario y adujo que debido a la crisis económica el Estado se ha visto obligado a reducir la canasta básica de alimentos que la población adquiere con la libreta de abastecimiento.

Una muerte anunciada

El 12 marzo de 1962 se estableció el sistema de racionamiento de los alimentos en Cuba, a través de la llamada libreta de abastecimiento. En un principio se distribuía productos como carne, pollo, huevo, arroz, frijol, sal, espagueti, café, azúcar, aceite, manteca, pescado, pan, entre otros.

Desde hace unos 20 años, la carne se sustituyó por media libra -230 gramos- mensual por consumidor de una mezcla de carne y soya. La porción de pollo se fue reduciendo a menos de 460 gramos (una libra). La manteca se dejó de dar sin previo aviso y el aceite se redujo a unos 230 gramos por persona al mes.

Cada cubano obtenía mensualmente 3.5 kilos de arroz; 2.5 kilos de azúcar; medio kilo de frijoles; 230 gramos de aceite; 460 gramos de pescado con cabeza o 316 gramos sin cabeza; 460 gramos de pollo sin deshuesar; 10 huevos; 460 gramos de espagueti; 115 gramos de café, y algunos gramos de carne en conserva (salchicha o mortadela).

Además, recibía diariamente un pan y para los niños de siete años o menores de esa edad, un litro de leche. Los hombres y mujeres nacidos antes de 1956, obtenían por la vía del subsidio tres cajetillas de cigarrillos a 6 pesos (24 centavos de dólar).

El jabón de baño era distribuido a razón de una pastilla por persona en meses alternos, igual ocurría con el jabón de lavar. Así eran asignados el resto de los productos ofrecidos a través de la libreta.

Pero la historia empezó a cambiar en junio del 2009, justo un año y cuatro meses después de que el general Raúl Castro asumió oficialmente la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministro.

El 12 de junio, el gobierno cubano redujo las raciones de frijoles y sal que vendía a la población a precios subsidiados. La cantidad de frijoles que los cubanos recibían mensualmente mediante la cartilla de racionamiento disminuyó de 850 a 567 gramos, y la cuota trimestral de un kilo de sal bajó a la mitad.

Desde el mes de noviembre del mismo año el golpe fue demoledor para los cubanos, pues esa fecha la papa y los chícharos fueron excluidos, sin aviso público ni explicación alguna. Su liberación a la oferta y la demanda provocó un alza en los dos productos: la papa subió de 40 centavos a 1 peso cubano, (4.5 centavos de dólar) y los chícharos pasaron de 16 centavos a 3.50 pesos (30 centavos de dólar).

Un mes después (diciembre de 2009) continuaron las reducciones de las asignaciones o la desaparición de muchos artículos. Se dejó de vender como producto fijo subvencionado el azúcar morena. Hasta diciembre se distribuían dos libras mensuales de azúcar morena por persona a 25 centavos la libra.

Era el tercer recorte de productos alimenticios en una libreta que en los últimos meses había menguado progresivamente su catálogo de la canasta básica.

Pero apenas era el inicio.

El 30 de agosto de 2010 se confirmó la liberación de los cigarrillos, cuyos precios se fijaron en el mercado libre. La cajetilla de negros Titanes y la de rubios Aromas, dos de los más consumidos por los cubanos, con 20 cigarrillos cada uno, cuestan ahora en el mercado libre 7.60 pesos cubanos, más del 200% de lo que costaban hasta hace unos meses.

Hasta agosto pasado se beneficiaban de esta política de subsidios de los cigarrillo las personas mayores de 54 años, “quienes disponían casi a precio de costo de uno de los productos más gravados en el mundo por sus dañinos efectos a la salud, tanto de consumidores como de fumadores pasivos”, destacó Lina Olinda Pedraza Rodríguez, ministra de Finanzas y Precios.

El pasado 30 de diciembre, las autoridades cubanas informaron que eliminarían a partir del sábado 1 de enero de 2011 el jabón, la pasta dental y el detergente líquido de la libreta de racionamiento como parte de un esfuerzo desesperado por reducir los subsidios.

Jacinto Angulo Pardo, ministro de Comercio Interior, firmó el 17 de diciembre la norma para eliminar los artículos de aseo personal de la libreta de racionamiento y fijar los nuevos precios.

El detergente líquido aumentó de 3.75 a 25 pesos cubanos (poco más de un dólar), y un tubo de pasta dental de 120 gramos, que tenía un costo de 65 centavos aumentó, de la noche a la mañana, a 8 pesos (35 centavos de dólar). El jabón de baño y de lavar aumentó de 25 y 40 centavos, respectivamente, a 4 y 5 pesos cubanos (25 centavos de dólar).

El pasado 13 de febrero, el gobierno cubano decidió sacar de la libreta el azúcar y anunció aumentos a la libra de arroz.

Los aumentos inesperados están haciendo trizas la economía de los cubanos que en promedio tienen un sueldo de 18 dólares mensuales.

Aún no está claro si la libreta quedará limitada sólo para la población más vulnerable. Lo cierto es que su posible desaparición está caldeando el ambiente en una sociedad deseosa de cambios en la economía, pero que se niega a perder la gratuidad y los subsidios con lo que ha vivido casi medio siglo.

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