EU: el factor demográfico desplaza a los republicanos

viernes, 13 de mayo de 2011 · 01:00

SAN DIEGO, Cal., 6 de mayo (apro).- Desde hace casi una década, las autoridades de Escondido, una pequeña ciudad al norte del condado de San Diego, decidieron hacerle la vida imposible a la comunidad latina.

Con el pretexto de combatir las pandillas, el Departamento de Policía lanzó redadas en los barrios habitados por latinos. Después colocaron retenes y más tarde la presencia de la Patrulla Fronteriza se sintió en todas partes.

"El ambiente se volvió insoportable", dice Ana María Martínez, una doctora de origen mexicano residente de esa ciudad. "En el 2006, decidí que había llegado el momento de mudarme a otro sitio donde mi familia y yo no fuéramos atacadas permanentemente".

La gota que colmó su paciencia fue una serie de leyes promulgadas por el cabildo de la ciudad y la alcaldesa, todos del Partido Republicano, encaminadas a hacer la vida cada vez más difícil a los inmigrantes legales e indocumentados. 

Entre esas leyes se encontraban prohibir que los jornaleros se reunieran en ciertas calles para solicitar trabajo, castigar a los propietarios de casas que las alquilaran a familias indocumentadas y hasta se prohibió que en ciertas calles se estacionaran más de dos autos por casa, argumentando que en ellas vivían hacinadas muchas familias indocumentadas", cuenta a Apro la regidora Olga Díaz, quien es la única funcionaria electa de origen latino.

"Durante casi diez años, estos políticos fomentaron todo tipo de sentimientos antiinmigrantes para tratar de provocar un éxodo masivo de latinos y evitar el cambio demográfico que ya era inminente", dice Díaz.

De acuerdo con las cifras del Censo 2010, 46% de los habitantes de esa ciudad son latinos contra 44% de origen blanco. Las proyecciones indican que para el 2020, es decir, en nueve años, la diferencia se ampliará aún más, cuando 51% de la población sea latina y 38% de raza blanca.

Lo mismo ocurrió en Arizona, donde los políticos republicanos, con la gobernadora Jan Brewer a la cabeza, decidieron aplicar la SB1070, una durísima ley antiinmigrante que llevó a miles de familias latinas, documentadas y no, a salir de ese estado, a regiones donde hubiera un mejor clima hacia los latinos.

Un mes antes de que entrara en vigor la SB1070, Carmen Reynoso les avisó a sus hijos que regresarían a California. “Ellos protestaron. Dijeron que todos sus amigos estaban en Phoenix, pero al final los convencí'”, dice la mujer, quien se mudó de California a Phoenix, Arizona, durante la recesión de 1994, cuando el clima antiinmigrante se tornó asfixiante en California.

“Era el tiempo de la Proposición 187 y la Operación Guardián”, recuerda Reynoso, quien ahora vive en Fresno. “Aquí por lo menos no tenemos que vivir asustados”, apunta.

 

Redistribución política

 

"En realidad, los sentimientos antiinmigrantes que se han fomentado en todo el país por parte de políticos republicanos tienen que ver más con el miedo a perder su poder político que con el temor a la latinización de Estados Unidos", dice el politólogo Gibran Maciel, quien actualmente analiza el impacto que tendrá el nuevo perfil demográfico en la estructura política del país.

Una de las consecuencias de los resultados del Censo del 2010 es que todos los distritos electorales del país tendrán que redefinirse para reflejar las nuevas características demográficas. Esto es obligatorio desde 1964, cuando la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos determinó que, después del censo de población, los distritos electorales debían redefinirse para permitir la representación política de los diferentes grupos étnicos.

"El problema es que muchos de estos distritos que serán redefinidos, en todos los niveles, federal, estatal y hasta municipal, no habían sufrido cambios demográficos por décadas y eran bastiones republicanos indisputados", dice Maciel.

La nueva presencia latina en prácticamente todo el país ha puesto a temblar las estructuras del Partido Republicano, que en la última década adoptó en su plataforma política una posición antiinmigrante que le otorgó millones de votos de anglosajones conservadores en el pasado, pero que ahora, a la luz del declive poblacional de ese segmento y el crecimiento aceleradísimo de la población latina, ha colocado a los republicanos entre la espada y la pared.

La senadora Renee Unterman, una de las principales promotoras de la ley antiinmigrante HB87 en el estado de Georgia, es un buen ejemplo de la nueva realidad política y demográfica de Estados Unidos.

Cuando fue electa como alcaldesa de Loganville, en el condado de Gwinnett, a fines de los ochenta, la población que votó por ella era mayoritariamente blanca. Cuando fue electa para el Senado del estado en el 2002, la población blanca del condado se había reducido a 67% del total. En la actualidad, los blancos son la minoría, mientras que los inmigrantes latinos, asiáticos y afroamericanos constituyen 51% de la población.

“Sus días como representante están contados”, dice María Hernández, directora de la organización We Are Georgia. “Cuando los inmigrantes se naturalicen, y sus hijos ya nacidos en Estados Unidos puedan votar, recordarán claramente a los políticos que les hicieron la vida imposible", advierte.

Chicago es otro ejemplo. Esa ciudad perdió en la última década alrededor de 200 mil residentes, la mayoría de la comunidad afroamericana que se mudó a otras regiones. Al mismo tiempo, la población latina creció en 33%, principalmente en los suburbios de Chicago.

Esto podría significar que en esa región de Illinois se creen dos distritos para la casa de representantes y uno para el Senado. En los tres, la mayoría de la población es latina.

Ante el nuevo poder político de los latinos, la semana pasada una coalición de 20 organizaciones, que representan a hispanos, afroamericanos y asiáticos, se reunió en North Lawndale, Illinois, para hacer un pacto de colaboración política. 

En esa ocasión, el reverendo Robin Hood, pastor de Redeemed Outreach Ministries y director del grupo de West Side Pastors, buscó afianzar una alianza para evitar que las ganancias políticas de la comunidad latina sean a costa de los afroamericanos. 

"Estamos aquí, ahora, con nuestros hermanos latinos para decirles que sus ganancias no deben ser a costa de que nosotros perdamos terreno político y que la única forma de ganar es si marchamos juntos".

Y lo mismo está ocurriendo en los estados del sur de Estados Unidos, como Alabama, Arkansas, Kentucky, Misisipi, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Tennessee, que en la última década vieron a la población latina duplicarse y que eran enclaves indisputados del Partido Republicano.

 

Botín político

 

El temor de los Republicanos no es infundado. En las elecciones del 2010, 60% de los electores latinos votaron a favor de candidatos demócratas. En contraste, sólo 38% apoyó a los republicanos, según un análisis del Pew Hispanic Center.

El 27 de abril pasado, The American publicó un artículo titulado La importancia del voto latino en las elecciones futuras. El artículo analizaba el estudio del PEW Hispanic Center que encontró que el porcentaje de votantes latinos incremento de 5.7% en 2006 a 6.9 en 2010. La gran mayoría de estos votos fueron en favor del Partido Demócrata. 

La lección de los últimos comicios fue clara: en estados donde los latinos salieron a votar en grandes proporciones, le dieron el triunfo a los candidatos demócratas, como California, Nevada y Colorado, por mencionar sólo algunos casos.

El rechazo de los latinos al Partido Republicano es evidente, y uno de los motivos principales por los que se encuentran alejados de esa fuerza política es su plataforma antiinmigrante. 

El estudio del PEW encontró que 51% de los latinos expresó tener más confianza en la agenda migratoria de los demócratas, que en la de los republicanos. Sólo 19% de los latinos estuvo de acuerdo con el punto de vista republicano en materia de migración.

La plataforma republicana en materia de inmigración se opone a una amnistía generalizada y considera que no debe otorgarse a los indocumentados licencias de conducir, que se les deben aplicar colegiaturas más elevadas en las instituciones de educación superior, que se les deben negar servicio de salud y recientemente abogaba por quitar la ciudadanía a hijos nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados.

El hecho de que los latinos se encuentren tan distanciados del Partido Republicano ha encendido las luces de alarma, por lo que sus dirigentes están intentando cambiar el discurso para congraciarse con este sector.

Desde que fue electo en el 2010, por ejemplo, el presidente del Partido Republicano en Texas, Steve Munisteri, ha realizado varias reuniones con líderes latinos, ha colocado puestos en ferias, convenciones y conferencias. Además, ha expresado su apoyo a organizadores como Republicanos Hispanos de ese estado.

Este grupo ha reclutado y financiado a candidatos republicanos latinos y ha convencido a algunos de los principales donadores de que el partido debe atraer a los hispanos. 

"Estamos conscientes de que necesitamos una gran parte del voto latino en el futuro para mantenernos en el poder", dice Munisteri. "El tiempo está corriendo", agregó.

Héctor Barajas, quien trabajó para la campaña a la gubernatura de California de la republicana Meg Whitman, explicó que la derrota de los candidatos republicanos en ese estado mandó un mensaje claro a la dirigencia republicana. "Nuestro futuro político depende de los votantes latinos", agregó Barajas.

Pero los republicanos no se dan por vencidos, especialmente cuando analizan los datos de caída de apoyo hacia el presidente Barack Obama por su poca decisión para apoyar una reforma migratoria, por su nulo apoyo al Dream Act, pero sobre todo cuando se da a conocer que su administración tiene un récord de deportaciones muy por encima de su antecesor George W. Bush.

"A los latinos es relativamente fácil de atraerlos al Partido Republicanos, ya que comparten nuestros mismos puntos de vista en muchos temas, como el aborto, la familia o los impuestos", dice Barajas. "Es como decía Ronald Reagan, los latinos son republicanos, pero todavía no lo saben". 

 

mav

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