México D.F., 16 de mayo (apro).- En una carta dirigida a todos los obispos del mundo, El Vaticano les pide que denuncien ante la justicia civil a todos los sacerdotes que abusen sexualmente de menores de edad.

Firmada por monseñor William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, señala la misiva:

“El abuso sexual de menores no es sólo un delito canónico, sino también un crimen perseguido por la autoridad civil. Si bien las relaciones con la autoridad civil difieren en los diversos países, es importante cooperar en el ámbito de las respectivas competencias”.

La misiva le otorga al obispo un papel central en la lucha contra la pederastia sacerdotal, al señalar lo siguiente:

“Entre las importantes responsabilidades del obispo… está el deber de dar una respuesta adecuada a posibles casos de abusos sexuales cometidos en su diócesis por parte del clero”.

Igual responsabilidad les da a los superiores de las congregaciones religiosas –como jesuitas, dominicos o franciscanos—al señalar que ellos, como los obispos, tienen una “responsabilidad jurídica fundamental” ante los escándalos de pederastia entre los frailes.

De ahí que, enfatiza la misiva, hay la necesidad de realizar “juicios claros y coordinados” contra este tipo de “abusos sexuales”.

Y recuerda que el Papa Benedicto XVI promulgó, en mayo de 2010, un motu proprio –o documento papal—mediante el que endureció las penas contra los curas pederastas, aumentándoles el plazo de prescripción de los delitos, de 10 a 20 años.

William Levada, en su misiva, también señala que el Código de Derecho Canónico estipula que a un sacerdote pederasta se le puede “restringir el ejercicio público del ministerio de modo completo, o al menos excluirle del contacto con menores”. O bien, puede aplicarle la pena eclesiástica más severa que es la “dimisión del estado clerical”.

Por último, la carta invita a los obispos del mundo, aglutinados en sus respectivas conferencias episcopales, a “desarrollar programas de prevención” y a “escuchar a las víctimas y a sus familiares”, así como a “asistirles espiritual y psicológicamente”.

La Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de su vocero, el religioso Manuel Corral, destacó hoy la trascendencia de dicha carta, al señalar que es un mandato papal a todas las conferencias episcopales, por lo que los obispos mexicanos deberán de acatarla.

En el mismo sentido se pronunció Hugo Valdemar, vocero de la arquidiócesis primada de México, quien además señaló que su arquidiócesis ya cuenta con un manual para prevenir la pederastia.

La carta de Levada es un documento complementario a otro documento que se dará a conocer en breve, el cual contendrá las “líneas guía” contra la pederastia, dictadas por El Vaticano a todos los episcopados del mundo.