Ciudad Juárez, retratos a punta de tinta china

jueves, 19 de mayo de 2011 · 01:00

MÉXICO, 19 de mayo (apro).- El dibujante francés Edmond Baudoin tenía la intención de trabajar sobre la condición de las mujeres en  Ciudad Juárez, Chihuahua, pero mientras elaboraba su proyecto para viajar a México transcurrieron más de dos años, durante los cuales se militarizó la ciudad fronteriza.

Baudoin llegó finalmente a Juárez, un lugar “agobiado por el miedo”, dice. El fruto de su estancia –junto con su colega Jean Marc Troubet– en la ciudad más violenta del mundo es Viva la vida (Sexto piso), una novela gráfica compuesta por una serie de retratos de los juarenses de la calle, a quienes se les preguntó cuál era su sueño más deseado.

“El objetivo era buscar la vida en una ciudad donde la gente muere”, comenta Baudoin, quien junto con Troubet –ambos destacados dibujantes franceses de historietas-- estuvo cinco semanas en Ciudad Juárez con el objetivo de recoger y dibujar los sueños de los habitantes de Juárez.

A las personas que que querían dibujar les proponían un intercambio: “Dime cuál es tu sueño y te regalo tu retrato”. Así, el cómic Viva la vida describe a Ciudad Juárez a través de sus habitantes: taqueros, estudiantes, maestros, niños, mariachis, indígenas y meseros. Sus rostros, así como escenas del viaje, fueron dibujados en pincel y tinta china.

         “La gente nos comunicó sueños sencillos, como ‘que los niños trabajen bien en la escuela’. Cosas que también en París nos dirían, Salvo que en Ciudad Juárez hay una propensión muy grande a soñar con la paz, la seguridad, ¡y con emigrar!”, dice Baudoin en entrevista con Apro.

--¿Por qué eligieron a Ciudad Juárez?, se le pregunta.

--Leí la novela 2666 de Roberto Bolaño, que se desarrolla en una ciudad parecida a Juárez. Luego pedí una beca del gobierno francés, porque quería trabajar sobre las mujeres en esa ciudad. Pasaron dos años, y cuando llegué, en 2010, la realidad había cambiado: una guerra había arribado, ocultando el problema de los feminicidios”, explica el dibujante.

Baudoin y Troubs cambiaron su proyecto original de cómic sobre Ciudad Juárez y se propusieron “narrar lo imposible: los sueños de los supervivientes”. Lo hicieron  “con una tremenda empatía”, sostiene el escritor Paco Ignacio Taibo II en la introducción del libro.

Baudoin, quien nació en 1942 en la ciudad sureña de Niza, es autor decenas de libros de cómic, muchas veces inspirados en la realidad social. Ha ganado tres premios en el festival de Angoulême, que cada año reúne a los mejores autores de este arte floreciente en Europa.

Baudoin afirma tener una “relación extraña con México”. “A veces pienso terminar mis días aquí. He viajado mucho, pero en los pueblos de Morelos y en la actitud de los seres humanos aquí encuentro algo del pueblito de mi infancia, cerca de Niza”, confiesa.

En 2009, el dibujante publicó Amatlán, una historia poética basada en su estancia de varios meses en dicha localidad de Morelos, donde, según la leyenda, nació Quetzálcoatl. También en México publicó Los cuatro Ríos, otra novela gráfica, con un guión de la novelista francesa Fred Vargas.

Durante su reciente viaje a la ciudad de México, los dibujantes franceses acudieron a la cárcel de Tepepan para reunirse con su compatriota Florence Cassez, condenada a 60 años de prisión por secuestro y portación de armas.

“Una amiga me dijo que a ella le gustaba mucho Fred Vargas, así que llevé una novela con una firma de la autora. Es la única extranjera en México a quien le pregunté cuál era su sueño”, cuenta Baudoin.

En las primeras páginas del libro, los artistas dibujan a Cassez en la cárcel. “No hay ningun mensaje político, aunque sé que hay muchos inocentes encarcelados y que quizás estaría bien que se retome su juicio”, admite Baudoin.

Y lamenta la “intrusión que hizo (Nicolas) Sarkozy en la cultura, lo que afectó las relaciones entre los dos países”.

Después de este encuentro, en octubre del 2010, los autores llevan al lector a Ciudad Juárez. Lo hacen a punta del pincel. Describen su road trip en auto, desde la capital hasta la ciudad fronteriza.

 

Máscaras de miedo

A lo largo de viñetas en blanco y negro, Troubs y Baudoin dibujan sus encuentros con los juarenses. Troubs recuerda todavía a “esta niña de 11 años, quien nos dijo que su sueño era envejecer, como si su existencia actual no la satisfaciera”.

Troubet --quien también narró la terrible realidad en los campos de refugiados de Burundi en África-- admite que Ciudad Juárez es un lugar que a uno le “devora la moral”. Dice que nunca olvidará “el Ejército en las calles con los soldados que te apuntan tres veces por día, los ladridos permanentes de los perros que nunca salen y las sirenas de la policía”.

A través de las miradas de los pobladores, los autores logran comunicar en sus historietas el miedo que impera en la ciudad fronteriza. “La gente tiene en su rostro máscaras que dan miedo”, recuerda Baudoin.

“Todo el mundo tiene miedo en Ciudad Juárez. No miedo a morir, sino un miedo general. Hay una desconfianza que nunca había experimentado”, cuenta el dibujante, quien ha recorrido varios países de África, Asia y América Latina.

Viva la vida permite al lector zambullirse en el ambiente amenazante y a la vez surrealista y futurista de Ciudad Juárez. Troubs y Baudoin dibujan su encuentro con dos mariachis en una plaza. No tienen trabajo ya que nadie sale en la noche.

“Mi sueño es tener muchas mujeres”, dice uno de los hombres vestidos con botas de charro. “Era un deseo consumista”, recuerda Baudoin.

En Ciudad Juárez, el dibujante retrató a decenas de personas, y con cada una de ellas experimentó una “penetración mutua a través de la mirada”.  Explica que “solamente vemos a la máscara de la persona, por lo cual tenemos que sumergirnos en nuestra propia persona para percibir la humanidad del otro”. Y agrega: “El retrato es también un autorretrato”.

Las viñetas muestran el orden geométrico de las maquiladoras que los autores visitaron, pero también la sombra permanente de los militares. Y como telón de fondo: las noticias con su conteo macabro de las víctimas de la guerra entre y contra los narcotraficantes.

--¿Cómo percibió el pesimismo de los juarenses?

--Cada año mueren alrededor de 3 mil personas en esta ciudad. Esto significa que hay muchos niños huérfanos, presas fáciles para los narcos. Se está instalando un proceso que impide a los juarenses ver la salida del túnel--, observa Baudoin.

Sin embargo, el dibujante --quien llegó a México el mismo día de la Marcha Nacional por la Paz (8 de mayo), para iniciar la promoción de su libro-- se pregunta si “la muerte del hijo de Javier Sicilia no va a provocar el desbordamiento del río de sangre.

Y agrega: “Sueño con que mi libro sea caduco. Que sea un libro de historia dentro de tres años”.

En su relato de la vida en Juárez, los autores tienen el mérito de ir más allá de la descripción de una entidad militarizada que vive al ritmo de la letanía de los asesinatos. En la página 115 de Viva la vida, los dibujantes representan “el laboratorio de Ciudad Juárez”: una serie de figuras grotescas donde el miedo, el endeudamiento y la publicidad son el combustible de un sistema lógico que se mantiene gracias al consumismo y que solamente produce violencia, dólares y excrementos.

“Yo representé este sistema, ya que la gente misma me dijo que tiene la impresión de ser unas cobayas del sistema neoliberal en un nivel extremo”, detalla Baudoin.

Pese a esta zozobra, Baudoin y Troubs lograron vivir momentos de humanidad. “Casi todas las personas que encontramos aceptaron ser retratadas”, explica Baudoin.

Y describe también a estos juarenses que sueñan o que actúan para vivir mejor de manera cotidiana y que quieren salir adelante sin emigrar al otro lado.  Son los casos de Laura, quien dirige una biblioteca independiente, y Pancho, que instala gallineros en los hogares para ayudar a la gente a “escapar un poco a ser desplumada en los supermercados”.

--¿Considera que ha logrado el objetivo de su libro, es decir “describir la vida en una ciudad donde muere la gente”?

--Es cierto. Quise hablar de la vida, pero la muerte está omnipresente en los dibujos. En Ciudad Juárez uno se baña de una neblina muy rara. Incluso al llegar a la ciudad de Chihuahua sentimos que se abría esta loza de miedo que te presiona la cabeza”.

--Y para usted, ¿cuál es su sueño?

El dibujante calla.

En el libro, su colega lo retrata diciendo que desea “poder amar todavía un poco”.

Sin embargo durante la entrevista con Apro, aounta: “Pero hoy más que nada deseo la muerte del neoliberalismo. No nos haría mal”.

Y ríe a carcajadas.

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