Balcanes: el balance de la justicia
LONDRES.- (apro).- El 4 de agosto de 1995, las fuerzas croatas lanzaron la llamada “Operación Tormenta”, una acción militar para controlar las tierras ocupadas por las milicias serbias.
Dicho operativo desplazó a más de 200 mil serbios de la región Krajina de Croacia, pero con él concluyó la guerra croata, que había comenzado en 1991.
La opinión pública serbia sostiene desde hace años que ese evento constituye un genocidio; dicha “Operación Tormenta” se volvió un símbolo en la política serbia por las injusticias cometidas contra esa población.
El pasado 15 de abril el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya (Países Bajos), anunció su dictamen en el llamado “Caso Gotovina y otros”, concluyendo el juicio a tres generales a cargo de la “Operación Tormenta”.
En Croacia había esperanzas de que las sentencias fueran suaves o hasta de absolución para los generales en cuestión, debido a que esos militares --Ante Gotovina, Mladen Markac e Ivan Cermak--, son considerados con estima en algunos círculos y responsables de actos militares de “auto-defensa”.
En Serbia, también se esperaba una absolución, ya que la opinión pública de ese país, influenciada por una retórica profundamente anti-TPIY, cree que la corte es una institución anti-serbia, que sólo da duras sentencias a los serbios, absolviendo a otros responsables de crímenes.
Por ello fue recibida con mucha sorpresa la decisión de la corte de sentenciar a Gotovina a 24 años de prisión, y a Markac, ex comandante de la Policía Especial del Ministerio del Interior, a 18 años de cárcel.
Ivan Cermak, el secretario del Ministerio de Defensa en el Gobierno croata (1991-1993), fue absuelto.
La sentencia indicaba que Gotovina y Markac "participaron de acciones conjuntas criminales, cuyo propósito fue la remoción permanente por la fuerza, intimidación o amenaza de violencia de la población serbia de la región de Krajina, en Croacia".
La Corte también dictaminó que Franjo Tudjman, el entonces presidente de Croacia, fue "un miembro clave en la acción criminal conjunta" que buscó "repoblar Krajina con croatas, y asegurarse que sus ideas al respecto fueran transformadas en políticas".
La TPIY también consideró que el en aquel entonces ministro de Defensa, Gojko Susak, el jefe de Personal Zvonimir Cervenko y otros miembros del liderazgo político y militar del país "también fueron partes de la acción conjunta criminal".
Según un informe publicado el pasado 3 de junio por el influyente Think Thank Chatham House de Londres, sede del Royal Institute of International Affaire, el dictamen de la Corte fue muy importante para una “justicia de transición” en los Balcanes.
“En primer lugar implicó a la elite gobernante croata, nombrándola específicamente por su papel en las expulsiones y otros crímenes cometidos en la región. La TPIY tuvo algo de éxito al detener a políticos y líderes como Radovan Karadzic y el presidente serbio Slobodan Milosevic, pero en general, tendió a acusar a intermediarios y soldados que llevaron a cabo órdenes, en lugar de a aquellos que dieron las órdenes”, destaca el documento.
Según el Chatham House, también fueron cruciales las reacciones de líderes regionales claves.
La respuesta oficial croata, expresada por el primer ministro Jadranka Kosor, y por el presidente, Ivo Josipovic, fue de “shock”, aunque ambos mantuvieron “un tono de calma y diplomacia”.
Kosor calificó la designación por parte del tribunal como "inaceptable", en tanto que Josipovic sostuvo que el dictamen no pone en cuestión la legitimidad de la guerra.
La respuesta serbia, tanto a nivel oficial como no-oficial, “fue sorprendentemente silenciosa”, con el presidente Boris Tadic que pidió a los ciudadanos del país no celebrar la sentencia.
Al hablar ante la Radio Televisión Serbia (RTS), Bruno Vekaric, el vice-fiscal para Crímenes de Guerra en Serbia, agregó que dicha sentencia podría comenzar una confrontación con el pasado en Croacia.
“Finalmente y más importante aún para Serbia, el uso de ciertas palabras en el dictamen permite una articulación legal clara e inequívoca a la persecución serbia en Krajina, en Croacia. Es significativa en el contexto del debate serbio por crímenes de guerra”, destaca el documento, titulado Resolviendo Injusticias, elaborado por la investigadora Jelena Obradovic-Wochnik, profesora de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Aston.
De acuerdo con el informe, la conclusión del Caso Gotovina pone en serios problemas a Serbia, que no había logrado entregar a la TPIY a los dos restantes fugitivos, Ratko Mladic y Goran Hadzic, ambos buscados por el tribunal por crímenes de guerra.
Mladic, sin embargo, fue arrestado el 26 de mayo en Serbia, pero que era fugitivo cuando se produjo el arresto de Gotovina. Mladic está acusado de ser responsable de la masacre de Srebrenica en 1995, y estaba prófugo desde 2001.
Hadzic, acusado por crímenes de guerra cometidos en Croacia, esta prófugo de la justicia desde 2004.
Gotovina, quien también estuvo prófugo durante años, fue localizado en 2005 en España y transferido por el gobierno de Croacia al tribunal.
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Al igual que Gotovina, Mladic es considerado por un 40% de la población serbia como un héroe, de acuerdo a un sondeo publicado el pasado 15 de mayo por Rasim Ljajic, el ministro serbio de Trabajo y Políticas Sociales y jefe del Consejo Nacional para la Cooperación con el TPIY.
Dicha encuesta también indicó que el 51% de la población está en contra de la entrega de Mladic al tribunal de La Haya, mientras que el 78% no daría información sobre él y rechazaría los más de 14 millones de dólares que se ofrecen como recompensa.
“Al evaluar resultados similares de sondeos desde la década de los noventa, la mayoría de los observadores, como organizaciones no gubernamentales y académicos, interpretan esto como una falla de Serbia para confrontar su pasado”, afirmó Obradovic-Wochnik en el informe.
“Sin embargo, estas cifras de apoyo a Mladic no se tratan de él, sino de las percepciones de injusticia y trabajos malentendidos del tribunal. En los discursos populares, políticos y de los medios, la posición de no cooperación con el tribunal llevó a una percepción acerca de que la corte es una institución subjetiva, como cree el 53% del sondeo publicado el 15 de mayo. Esto propagó la creencia que ‘nuestros generales’ no deberían enfrentar la justicia hasta que ‘sus generales’ pasen por lo mismo”, continuó.
De acuerdo con el Chatham House, a pesar de ser sólo uno de los 125 casos concluidos por el TPIY, la sentencia Gotovina es la primera de semejante magnitud para Serbia.
“Que Serbia esté por detrás de Croacia en cuanto a la cooperación con el tribunal quedó más expuesto durante la visita de mayo pasado de Serge Brammertz, fiscal principal del TPIY, quien realizó declaraciones más que contundentes: Serbia no está haciendo lo suficiente para hallar a los fugitivos”, sostuvo el informe.
El Chatham House indicó que aunque Mladic finalmente fue capturado “esto ocurrió después de demasiado tiempo y cuando fue una vergüenza para el actual gobierno”.
“La posición de Brammertz ha sido expresada también por sus predecesores y repetida con alguna frecuencia desde la caída de Milosevic, y en particular desde que las perspectivas de Serbia para sumarse a la Unión Europea (UE) quedaron muy vinculadas a la cooperación plena del país con el tribunal de La Haya”, agregó.
El organismo con sede en Londres sostuvo en su informe que la situación en Serbia está cambiando, principalmente después de la “caza” de Mladic y Hzadic, pero también por la llegada de un gobierno pro-europeo, el reemplazo de las fuerzas de seguridad y nuevos operativos en la búsqueda de fugitivos.
“Es probable que el arresto de Mladic acelere los procedimientos de candidatura de Serbia en la UE, aunque éste, por supuesto, es un proceso largo y lento, sin cambios inmediatos en la situación”.
Encubrimiento
El Chatham House afirmó además que la reprimenda de Brammertz a las autoridades serbias sólo semanas antes del arresto de Mladic hará que el gobierno reflexione muy seriamente acerca de por qué la captura del fugitivo llevó tanto tiempo y por qué fue hallado viviendo en Serbia, algo que las autoridades siempre habían negado.
“Desde hacía años, la búsqueda de Mladic se había vuelto un emprendimiento costoso y vergonzoso. Hasta hace poco, al menos 10 mil agentes trabajaban en el caso cada día, sin resultados visibles. Al comienzo del año, el gasto diario por la caza de Mladic era de entre 21 mil y 42 mil dólares. Ahora, la población serbia comenzará a demandar respuestas: ¿Quién protegió a Mladic durante todos estos años? Las cuestiones de complicidad, de parte de ciertos individuos en la Armada o en otras dependencias de seguridad, es probable que se conviertan en un tópico serio de debate”, destacó.
Por otro lado, indicó que el arresto de Mladic “es de enorme importancia para todas las víctimas de la guerra bosnia”.
“Es probable que sea un catalizador para normalizar las relaciones de Serbia y Bosnia ya que la ausencia de Mladic fue un punto central de enfrentamiento entre los dos países”, subrayó el informe.
Obradovic-Wochnik sostuvo respecto al Caso Gotovina que éste “creó reproches de crímenes de guerra entre Croacia y Serbia, países que mantienen pendientes casos de genocidio en la Corte Internacional de Justicia”.
“Es probable que este caso cambie la percepción que Serbia tiene de sí misma como un estado permanentemente discriminado, y podría finalmente comenzar a despejar algunas teorías conspirativas acerca de encubrimientos de atrocidades cometidas contra los serbios. Este cambio de percepción ayudará mucho a crear un debate más razonable sobre crímenes de guerra cometidos en los noventa”, agregó.
De acuerdo con el documento, es probable que ese debate razonable no sea liderado por los gobiernos de las exrepúblicas yugoslavas que, según el Chatham House, han demostrado con sus acusaciones y contra-acusaciones “que no son capaces de abrir un diálogo eficaz sobre crímenes de guerra, que sea satisfactorio para las víctimas de genocidio, como también para la población común”.
“Los arrestos de Mladic y la sentencia de Gotovinia también están fuera de este debate, ya que para la mayoría de las víctimas que soportaron los conflictos en los Balcanes, el sufrimiento del pasado y la reconciliación que eventualmente debe llegar, son mucho más complicados que una serie de procedimientos legales que inevitablemente se politizarán”.
En ese sentido, indicó que frustrados por la politización del pasado y por las fallas para establecer evidencia básica sobre las guerras, -como el número de muertos y desaparecidos-, una coalición de mil 500 ONGs regionales comenzó a buscar firmas a partir de finales de abril pasado para la creación de una Comisión de Reconciliación y Verdad en los Balcanes.
“La iniciativa, llamada Recom, busca conseguir al menos un millón de firmas y ya ha logrado la cifra de 750.000. Si logra tener éxito, la comisión será el primer intento centrado en las víctimas y de amplitud regional en resolver las injusticias del pasado, fuera del contexto político. Una iniciativa de esta naturaleza será muy bienvenida en una región donde personajes como Gotovina y Mladic han terminado por simbolizar las frustraciones por crímenes aún no reconocidos y otras injusticias”, concluyó.