¿La última cruzada?

viernes, 5 de agosto de 2011 · 19:04
MÉXICO, D.F. (apro).- En el verano de 2009 empezó a circular profusamente por Internet un correo que daba cuenta de una boda masiva celebrada en Gaza. El movimiento Hamas, que controla la franja, había promovido el casamiento de 450 parejas del campo de refugiados de Jalabya, proporcionando a los novios 500 dólares a cada uno, y a las novias su ramo y su ajuar. “Presentamos este casamiento como un regalo a nuestro pueblo, que se mantuvo firme ante el sitio y la guerra”, dijo Ibrahim Salaf, líder de Hamas, refiriéndose a la operación “Plomo fundido” que en enero de ese año empendió Israel contra ese minúsculo territorio, dejando una gran destrucción y llevándose la vida de aproximadamente mil 400 palestinos, entre ellos muchos niños. Hasta ahí parecía una nota regular. Pero, luego, el texto firmado por Paul L. Williams resaltaba que los novios eran mayores de 20 años y todas las novias menores de 10, lo cual ilustraba con una serie de fotografías que mostraban una larga fila de hombres adultos vestidos de negro, que llevaban de la mano a niñas prepúberes vestidas de blanco y maquilladas, algunas con exageración. Las fotos, según Williams, narraban la “sórdida historia” de la pedofilia practicada en el Islam, siguiendo el ejemplo del profeta Mahoma que se enamoró de Aisha, la hija de su mejor amigo, a quien desposó cuando apenas tenía seis años de edad. El Corán aprobaría esta práctica y, de acuerdo con el autor, el propio ayatola Jomeini habría dicho que a una niña pequeña “no se le puede penetrar, pero sí sodomizar”. Después seguía una larga diatriba sobre la poligamia, la mutilación genital y el maltrato a las mujeres musulmanas en general. Siguiendo el link que proporciona este correo, se llega a un sitio que lleva el nombre de thelastcrusade.org, editado por el propio Paul L. Williams, un cristiano fundamentalista estadunidense que dice estar comprometido “con los verdaderos creyentes en una guerra santa contra las fuerzas omnipresentes del humanismo secular (incluyendo al cristianismo dominante), el socialismo ateo, el antiamericanismo y, sobre todo, el Islam radical”. Pocos, sin embargo, se tomaron la molestia de indagar la fuente de esta historia, que empezó a correr con gran indignación por las redes sociales. De nada sirvieron las aclaraciones –avaladas por las notas de la gran prensa– de que las niñas que aparecían en las fotos eran “damitas” que representaban a las verdaderas novias que esperaban en el sitio del casamiento, como lo estipula el Islam. “¡Perra!”, le espetaron a una chica musulmana que en el mar de condenas intentó explicar la situación. Esta recapitulación viene a cuento no sólo porque ese correo sigue circulando, sino porque ejemplifica el caldo de cultivo del que abrevan las corrientes radicales de ultraderecha que se multiplican sobre todo en el mundo anglosajón, y del que también se nutrió Anders Behring Breitvik, el extremista noruego que llevó a cabo las matanzas de Oslo y la isla de Utoya el 22 de julio pasado. “Como cruzados –dice Williams en su sitio web– estamos golpeados y ensangrentados, pero no doblegados. No bajaremos nuestra espada hasta que el último jihadista y ‘crislamista’ haya sido derrotado”. El “Crislam”, una combinación de Cristianismo e Islam, es un concepto que él mismo acuñó y que, asegura, empieza a propagarse por Estados Unidos. A lo que se refiere este ultraconservador es a los acercamientos ecuménicos entre Cristianismo e Islam promovidos por el programa “ama a tu vecino”, surgido a raíz de los atentados de 2001 y la islamofobia que se desató en Estados Unidos a causa de ellos. Según él, el “Crislam” además habría cobrado ímpetu por la afirmaciones de George W. Bush de que cristianos, judíos y musulmanes adoran al mismo Dios, y por la referencia que el pastor Rick Warren hizo de Isa (el nombre árabe de Jesús) en la toma de posesión de Barack Obama. Desde luego, Williams también arremete contra este último. Después de reseñar un Festival Internacional Árabe Anual celebrado en Michigan, y en el que además de la Cámara Árabe-Americana de Comercio y la Ford “denuncia” que también participaron miembros del FBI, la CIA y representantes del ejército estadunidense, consigna: “Bienvenidos al Estados Unidos de Obama, donde el Islam representa la religión más favorecida y una vital fuerza política”. Calificando a thelastcrusade.org como “un portal de odio”, el sitio catholica.com.au señala que tan sólo se trata de una página web con el típico estribillo de: “Osama es un musulmán y quiere imponernos a todos la ley de la sharia”. Las historias de horror sobre la actividad sexual con niñas en el Islam también es parte de su narrativa, dice quien se identifica como gemstones. “¡Mejor ignorarla!” Pero no es fácil, porque cada portal de estos da paso a otro y otro. Pasando a Europa, hay una página que se llama Las Puertas de Viena, en referencia al sitio de la actual capital de Austria por tropas musulmanas en 1683 que, dice, amenazó a la Europa cristiana. “Sólo estamos en una nueva fase de una guerra muy vieja”. Ahí, grupos de ultraderecha austriacos, con los que se dijo que Breivik podía tener vículos, se distancian de él. Niegan que el asesino noruego sea un fundamentalista cristiano, como lo ha presentado la prensa, y dicen que abrevó más de la izquierda que de la derecha (citan a ideólogos como Naomi Klein o movimientos como el EZLN mexicano). “No creía en Dios, sino en la ciencia; no seguía las enseñanzas de Jesús y pensaba que el cristianismo no debía inmiscuirse en asuntos políticos”, subrayan, y afirman que más bien era un cristiano “cultural”. Temen que ahora se va a dar una campaña –“¿o deberíamos llamarla Cruzada?”– contra el “extremismo” de derecha, encabezada por la Organización de Cooperación Islámica, la ONU y el ¡Departamento de Estado! de Estados Unidos. También aprovecha el foro Geert Wilders, presidente del derechista y xenófobo Partido de la Libertad de Dinamarca, para desmarcarse de Breivik y denunciar una “cacería de brujas”. Pero el vínculo más interesante al que llevan todas estas páginas es al blog de alguien que se identifica como Vlad Tepes –el nombre del conde que inspiró al personaje de Drácula y que era conjurado con una cruz–, quien aclara que el autor de El Reporte Fjordman no es el tirador de Oslo, sino un bloguero escandinavo que renunció a su propio y exitoso blog para escribir ensayos con un tema central: la crisis de Occidente. La aclaración parece pertinente, porque quien se identifica simplemente como “el hombre de los fiordos” tiene un pensamiento y una capacidad de producción muy similares a las de Anders Behring Breivik. La lista de títulos de la llamada Fjordman Files es simplemente impresionante y, en conjunto, debe sumar miles y miles de páginas. Pero, además, sus temas son recurrentes: la inmigración, el multiculturalismo, el marxismo y, por supuesto, el Islam: “¿Por qué el Islam debe ser expulsado de Occidente? ¿Es el Islam compatible con la democracia? ¿Qué le cuesta a Europa la inmigración musulmana? ¿Cómo destruir a un pueblo con la inmigración? La islamización de las ciudades europeas. La infiltración de la Hermandad Musulmana en Occidente. Barack Hussein Obama y el triunfo del marxismo. Islamización y cobardía en Escandinavia. La hipocresía sueca frente a Israel y los musulmanes”, son sólo una selección mínima de lo que Fjordman llama sus “ensayos”. Pero quizás el título más inquietante en la actual coyuntura es el de “El gobierno noruego se rinde ante los musulmanes”, en el que censura el reconocimiento de Hamas en Gaza, el manejo de la crisis de las caricaturas contra Mahoma en Dinamarca, la reunión del ministro de Cultura y Asuntos Religiosos del Partido Laborista con el Consejo Islámico de Noruega y, por supuesto, la tolerancia a la inmigración musulmana. El rumor de que Fjordman era Breivik se extendió de tal manera, que él mismo, se aseguró, subió el 23 de julio a la red el siguiente mensaje: “No tengo idea de quién y por qué difundió este rumor, pero es de mala fe. Estuve blogueando todo el día sobre estos horribles acontecimientos, lo que puede ser confirmado por una docena de personas. No respondí antes, porque estaba emocionalmente exhausto por estos hechos, pero siento que ahora debo hacerlo, porque algunos quieren embarrarme”. Efectivamente hubo quien respaldara sus dichos. Alguien que se identificó como Klein Verzet, por ejemplo, dijo que había un rumor malicioso de que Fjordman era el tirador de Utoya. Pero “no es cierto, yo estuve en comunicación con él todo el día, antes, durante y después de la matanza. Si fuera cierto, habría logrado la proeza de estar en comunicación con sus amigos al tiempo de hacer lo que hizo, y aun después de ser detenido”. Como quiera que sea, tanto Breivik como Fjordman evidencian que las crecientes corrientes en contra del multiculturalismo, y particularmente del Islam, no se sustentan en una simple afinidad de sentimientos, sino en una nutrida argumentación. Al igual que el primero, con su manifiesto de mil 500 hojas, el segundo ha escrito un voluminoso texto titulado The Eurabia Code, en clara alusión al Código Da Vinci, de Dan Brown. “Decidí escribir este ensayo, porque muchos rechazan el concepto de Eurabia como una simple teoría conspiratoria; pero es posible documentar que la islamización de Europa no se ha dado por accidente, sino con la participación activa de los líderes europeos”, asegura. Fjordman se basa a su vez en el libro de la escritora Bat Ye’or (Hija del Nilo, en hebreo), titulado Eurabia: The Euro-Arab Axis. De nombre real Gisèle Littman y nacida en Egipto, la autora fue expulsada de ese país árabe presuntamente por su condición judía y, desde entonces, se dedicó a escribir sobre la historia de los no musulmanes en el Medio Oriente, y particularmente sobre los dhimmis –término que ella atribuye a Bashir Gemayel, el líder maronita de Líbano–, que se refiere a los cristianos y judíos que viven bajo gobiernos islámicos. La tesis principal plantea que para contrarrestar a Estados Unidos y la Unión Soviética, las dos potencias emergentes de la II Guerra Mundial, la Francia de Charles de Gaulle se acercó a los países árabes, política que fue continuada por sus sucesores, gradualmente asumida por otros líderes europeos y ahora adoptada como un todo por la Unión Europea. Según ella, esto ha significado una creciente islamización de Europa, que la convierte en un satélite del mundo árabe y musulmán. Aliados con éste, los líderes europeos asumen su mismo enfoque respecto de Estados Unidos e Israel, apoyan a los palestinos e impulsan desde dentro una postura de la sociedad europea proclive a la inmigración, a la integración y a la idea de que el Islam es parte de Europa. Y no se trata de teorías aisladas, sostiene Bat Ye’or, sino de lineamientos para la elaboración de políticas públicas. Académicos del otro lado del espectro se muestran alarmados por la proliferación de estas ideas, particularmente por la amplitud y vertiginosidad que cobran en Internet. Así, dice el británico Matt Carr en la revista Race & Class, una “teoría conspiratoria” se ha convertido en una “peligrosa fantasía islamofóbica” que se agita como espantajo por Europa. The Economist, por su parte, subraya que todos estos textos tienen el mismo formato de los escritos antisemitas. Y también, habría que decir, el de los jihadistas islámicos, porque, al final, todos los fanatismos convergen.

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