Twitter: suicidio social

viernes, 17 de febrero de 2012 · 21:20
MÉXICO, D.F. (apro).- A tono con la línea de Facebook y Google, la poderosa red social Twitter anunció que “borrará” mensajes si éstos contradicen las leyes de un país. Usuarios de todo el mundo consideraron tal medida como censura y consideraron que detrás de ella existe una razón: la ganancia monetaria, pese que ello puede hacer perder a Twitter su estatus de campeón de la libre expresión en Internet. Jack Dorsey, director de Twitter, justificó la medida en un comunicado emitido el pasado 26 de enero: “Mientras crezcamos internacionalmente entraremos a países que tienen ideas diferentes sobre los contornos de la libertad de expresión”. Fue en dicho comunicado que Dorsey hizo el anuncio de “borrar” un mensaje si éste contradice las leyes de un país. Precisó que ello sólo se hará bajo petición de gobiernos o corporaciones ofendidas, y además se informará al usuario. “La posición de Twitter de que la libertad de expresión es interpretada de forma diferente de país en país es inaceptable”, dice a Apro el director de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en Estados Unidos, Delphine Halgand. “Este derecho fundamental está formulado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, explica. Varios activistas de los países donde ocurrieron las revoluciones árabes reaccionaron ante la medida: realizaron un “apagón” de Twitter el 28 de enero. Los usuarios crearon el hashtag (tema común) #TwitterBlackout, con sus réplicas en alemán, francés y árabe. En México, por ejemplo, se creó el pintoresco hashtag #Twittercensuramesta. Incluso, personalidades como el artista chino Ai Weiwei amenazaron con dejar de usar Twitter si comenzaba a censurar. Ese mismo día, el periodista de Proceso, Jenaro Villamil, señaló en su blog personal, homozapping, 20 razones para estar en contra de la medida. Destacó, además, la imposibilidad de twitter para controlar un flujo de 250 millones de mensajes al día y los intereses de expansión de la empresa en países con fuertes restricciones de Internet. Dos de estos países no tardaron en pronunciarse sobre la medida, especialmente China (que cuenta con un mercado potencial de 500 millones de usuarios de internet) y Tailandia. El editor en jefe del periódico oficialista chino Global Times, Hu Xijin, dijo el 31 de enero (paradójicamente en Twitter): “Entiendo la actual censura de Internet en China (…), pero –matizó– apoyo que gradualmente se liberalice. Creo que la libertad de expresión será inevitable en China”. El secretario de Información y Tecnología de Tailandia, Jeerawan Boonperm, dio la bienvenida a la medida y dijo que se pondría en contacto con Twitter inmediatamente. En Tailandia existen leyes que impiden hablar de ciertos temas, particularmente la llamada Ley de Lesa Majestad, en virtud de la cual una persona puede ser condenada hasta con 20 años de prisión por hablar mal de la corona. “La democracia y la libertad de expresión son derechos universales. Cualquiera que diga que son culturalmente específicos es un apologista de la dictadura”, dice a Apro Giles Ji Ungpakorn, académico y activista político tailandés exiliado en Inglaterra por violar la mencionada ley. De acuerdo con Ji Ungpakorn, el gobierno de su país tiene mucho miedo de una primavera tailandesa. “Saben que millones de tailandeses quieren criticar a la monarquía y al ejército que constantemente promueven regímenes autoritarios”, denuncia. La autoridad del rey Bhumibol Adulyadej, uno de los hombres más ricos del mundo, está en crisis desde que apoyó el golpe militar de 2006, que derivó en fuertes protestas promovidas por el movimiento social denominado “los camisas rojas”. El 26 de enero, RSF envió una carta al director de Twitter, Jack Dorsey, en la que le pidió dar marcha atrás a la medida --que consideró nociva para la libertad de expresión-- y evitar ponerse de lado de los países censores al privar a los ciberdisidentes de una herramienta de movilización. Halgand dice a Apro que esta clase de censura sería “geolocalizada”, y variaría de acuerdo con la localización del país en el que se encuentre el usuario de la red social. Según la carta de RSF, otros países en peligro serían Turquía, por las demandas de la minoría kurda y las leyes que prohíben difamar a la república; Vietnam, por los efectos de la minería de bauxita, y países que viven revoluciones, como Siria y Bahrein. De acuerdo con entrevistas publicadas en el artículo Temen que censura de Twitter cree precedente en otras redes, publicado el 6 de febrero por el diario El Universal de Venezuela, el problema no sería tanto la censura en Twitter, sino lo que provocará en otras redes sociales y en gobiernos que pueden aprobar leyes que limiten la libre expresión en línea. En México, por ejemplo, no ha cumplido un año el caso de los twitteros de Veracruz que fueron encarcelados por emitir una falsa alarma de un ataque del crimen organizado a una escuela. Los usuarios de Twitter fueron acusados de terrorismo y sabotaje. El caso llegó a tal grado que el gobernador de Veracruz planteó ante el congreso la figura legal de “perturbación del orden público”. Una corporación Un editorial publicado el 30 de enero por el diario chino Global Times acusó a los activistas que protestaron por las medidas de Twitter de confundir la política con una decisión de negocios, y dice que es imposible tener una libertad sin límites, incluso en los países de Occidente. “El anuncio de Twitter muestra que se dieron cuenta del hecho que tenían que hacer una elección entre ser una herramienta política idealista, como muchos esperan, o seguir pragmáticas reglas comerciales como una compañía”, apuntó el editorial. “En nuestra carta para Jack Dorsey preguntamos si la decisión estaba motivada por el deseo de penetrar al mercado chino a cualquier costo”, revela a Apro Halgand. La carta aún no ha sido contestada. “Él (Dorsey) recientemente visitó China y expresó su deseo de que Twitter un día sea permitido en ese país”, recuerda Halgand.  El egipcio Mahmoud Salem (@sandmonkey ),“techno-activista”, fue protagonista de las protestas contra Mubarak. En entrevista electrónica con Apro, señala que “existe una tendencia general de los gobiernos por controlar el internet, y yo, naturalmente, me opongo a esas medidas”. Sin embargo, cuando se le pregunta sobre la razón de la censura de ciertos twits, dice que el asunto es simple: “Responsabilidad civil”, apunta en referencia a la figura legal que hace a alguien reparar un daño hecho mediante una retribución. “Si ellos publican contenido que viole las leyes del país, se les puede hacer responsables”, explica. --¿Cómo? --Con dinero, básicamente--, aclara. El activista de Tailandia, Ji Ungpakorn, es más tajante: “La intención es proteger sus intereses y su negocio a expensas de la libertad. Twitter es una compañía comercial que sólo quiere hacer dinero en todo país sin importar el régimen. Sólo busca una excusa para justificar su posición”. Twitter no gobierna… “Si bien la medida hará que sea más difícil expresar la inconformidad social en estos países, no se detendrá la protesta”, afirma Ji Ungpakorn. El activista de Tailandia no cree que la revolución egipcia fuera una revolución de Twitter, pues el gobierno cortó el internet y los teléfonos en los momentos cruciales. “Los regímenes son derrocados por acciones masivas planeadas. Twitter fue sólo una herramienta de comunicación entre muchas otras”, dice. El analista de Al Jazeera, Marwan Bishara (@marwanbishara), publicó el 31 de enero un libro titulado El árabe invisible: promesas peligros de las revoluciones árabes. En él apunta una frase que ejemplifica la situación: “Facebook no organiza, la gente lo hace. Twitter no gobierna, la gente lo hará”. De igual manera, Salem cree que la medida no afectará el activismo por Internet. “Los techno-activistas siempre encuentran la manera para hacer sonar su voz”, advierte el egipcio. “Si Twitter nos falla, encontraremos otra herramienta y la haremos igual de popular”. Halgand comenta que el día que RSF envió la carta a Dorsey, habló con los representantes de Twitter, quienes reafirmaron su compromiso con la libertad de expresión y explicaron que tratarían caso por caso, pero hablaron de la necesidad de respetar las leyes locales. “No estamos convencidos y seguiremos vigilando”, dice Halgand. “Recomendamos a los activistas vigilar y reportarnos si encuentran twits censurados o cuentas censuradas”, pide. “Esto será de mucha ayuda para saber cómo aplica Twitter su nueva política”. Ante esta situación, no son pocos los que decretan el fin de la credibilidad en Twitter. El mismo día en que fue publicada la medida, la cuenta del blog de tecnología de la revista Forbes retuiteó un mensaje que decía: “Twitter comete suicidio social”. Salem sentencia: “Esto no será otra cosa que un inconveniente, pero para ellos podría ser el principio del final”.

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