EU: los costosos excedentes de la guerra

viernes, 8 de junio de 2012 · 22:45
WASHINGTON (apro).- Algunos informes y analistas de Estados Unidos ya miran “más allá” de la guerra en Afganistán. Se preguntan qué hará el Pentágono con el “exceso” de armas cuando las tropas regresen desde el país asiático en 2014. Y hasta apuntan la posibilidad de una “crisis” cuando el ministerio de Defensa deba buscar la manera de deshacerse de esos excedentes. “Esto puede traducirse en todavía otro costo que los planificadores del Pentágono fracasaron en prever, y un problema que tendrán que solucionar mientras el ministerio trata de recortar gastos”, señaló un reporte del periódico especializado Defense News, que estimó en 9 mil millones de dólares el “excedente de inventario” militar. Las enormes montañas de armamentos y equipos se acumularon durante una década especialmente belicosa para Estados Unidos, que abrió frentes de guerra en Afganistán –para combatir a los talibanes y a Al Qaeda– y en Irak, país que invadió en 2003 buscando armas de destrucción masiva que nunca encontró. “Es necesario desprenderse de ese material”, advirtió el vicealmirante retirado Keith Lippert, exdirector de la Defense Logistic Agency (DLA), que forma parte del ministerio de Defensa. Durante una convención sobre logística y materiales de guerra realizada en Arlington, en Virginia, a fines de mayo pasado, Lippert añadió: “Tenemos que vaciar los depósitos, pero esto no parece ser una prioridad” para el Pentágono. Defense News indicó que el exceso de inventario incluye desde repuestos para vehículos hasta pertrechos, pasando por armas y “todo lo que las fuerzas armadas estadunidenses necesitaron durante los últimos diez años para combatir dos guerras”. A esto “hay que agregarle que todos están volviendo desde Irak y desde Afganistán, con todos sus materiales”, dijo Lippert. Para complicar más las cosas, muchos de esos equipos que retornan de esas dos campañas fueron diseñados en los últimos años para afrontar amenazas específicas en esos terrenos. Por ejemplo, el Ejército y la Marina encargaron a partir de 2006 la fabricación de los vehículos MRAP (Mine Resistant Ambush Protected) para remplazar a los Humvee. Con su armazón en forma de V y otros detalles de diseño, los MRAP resultaron mucho más eficaces para soportar el impacto de los explosivos “improvisados” que estallaron a su paso en Irak y en Afganistán, bajando la tasa de muertes de los soldados al interior del vehículo hasta 15% contra 80% de los Humvee. Gracias a ese éxito en el terreno de batalla, el Pentágono encargó a las cinco empresas fabricantes de los MRAP construir a toda prisa hasta veinticinco versiones del blindado, a un costo promedio de 1.54 millones de dólares por vehículo. Ahora, los jefes del Ejército y de la Marina tienen intenciones de quedarse con unos 20 mil MRAP, señaló el columnista Walter Pincus, del diario The Washington Post, los cuales insumirán gastos por unos 900 millones de dólares en “actualizaciones” de sus equipos y otros 40 millones de dólares para mantenimiento y depósito. Otros 6 mil vehículos –indicó el analista– serán considerados “excedente” a partir del 2014, cuando la mayoría de los militares estadunidenses dejará Afganistán. De todas maneras, el “exceso” seguirán chocando con el problema que desde hace décadas aqueja al ministerio de Defensa: la ineficacia de sus sistemas de inventario. Se estima que el Pentágono tiene equipos y armas en depósito, lugares de entrenamiento y frentes de batalla por unos 100 mil millones de dólares. Los encargados de supervisar este gigantesco arsenal deben hacer orden entre unos 4 millones de elementos distintos. Y solamente los repuestos –listos para usar o almacenados-- tienen un valor de 25 mil millones de dólares. Un reporte de la Government Accountability Office (GAO, la oficina parlamentaria independiente que controla el gasto gubernamental) publicado en mayo pasado destacó que el Pentágono tiene graves problemas tan básicos como establecer estándares de medidas para calcular el volumen de equipamiento o contar con datos confiables sobre sus inventarios. La GAO reconoció que el ministerio de Defensa está haciendo algunos “progresos”, pero los consideró insuficientes. En ese sentido, el coronel Edward Mays, uno de los comandantes de la división de adquisiciones de la Marina, aseguró que “hay muchos datos que se están generando” sobre los equipos y armas en manos de los militares estadunidenses. En declaraciones citadas por Defense News, Mays reconoció que, si bien “los datos existen, todavía no tuvimos tiempo de pensar cómo usarlos”. Si en el pasado se criticó duramente la falta de objetivos claros en la guerra en Irak y el apuro con el cual se desplegaron las fuerzas estadunidenses en Afganistán, los comentarios de Mays parecen confirmar que Washington salió a la guerra en dos frentes con planes a medio desarrollar. “Al marchar a la guerra –señaló-- no pensamos mucho sobre políticas” de organización. Corrimos muy fuerte, hicimos muchas cosas, pero no pensamos esas políticas” de utilización inteligente de recursos y equipos, confesó. A pesar de este derroche y de los anuncios de recortes, está claro que el Pentágono no se quedará sin dinero si se tiene en cuenta que el Congreso discute un presupuesto básico de más 525 mil millones de dólares para el año fiscal 2013. “La trastienda de todo este problema es que, entre 2002 y 2011, el ministerio de Defensa fue extremadamente rico y pródigo en sus gastos, y se equipó con todo tipo de cosas de las cuales, ellos sabían, tendrían que hacerse cargo cuando volvieran a casa desde el extranjero”, apuntó Charles Knight, uno de los directores del Project on Defense Alternatives, del Commonwealth Institute, un centro de estudios con base en Massachusetts. “En los próximos tres o cuatro años –dijo Knight a Apro-- ellos comprarán menos”. De todas maneras, el experto dijo que unos excedentes de 9 mil millones de dólares sobre un inventario general valuado en 100 mil millones le parece “razonable” y que no puede calificarse como una “crisis”. “Cuando una guerra termina –continuó–, mucho equipamiento vuelve al país y tiene que ser almacenado o eliminado”. Ese retorno de equipamiento, indicó por su lado Lippert, genera un problema “práctico”. Esos elementos, señaló, terminan siendo vendidos por mucho menos de su valor original o destruidos, “simplemente por el hecho de que Estados Unidos no cuenta con el espacio necesario para almacenarlos”. Claro que existe una tercera opción, según Lippert: “Venderlos por un valor algo más alto” a fuerzas armadas de otros países. Y es que el ministerio de Defensa está autorizado por ley a vender o colocar los “excedentes” de equipamientos y armas en el extranjero, a precios más bajos o incluso sin costo. Muchas de estas operaciones se realizan a través de los planes de asistencia exterior. Un reporte oficial obtenido y difundido por la Federation of American Scientists (FAS, una de las más reconocidas organizaciones antibélicas) mostró que el Pentágono colocó armas “excedentes” por unos 61 millones de dólares solamente en el último trimestre del 2008, con exportaciones a bajo precio o subvencionadas con donaciones a países como Marruecos y Pakistán y, en América Latina, a Bolivia, Colombia y Perú. Si se mantienen estas tendencias, y teniendo en cuenta que el gobierno de Washington estimula este tipo de transferencias cuando se trata de cooperar en la “lucha contra el terrorismo”, no será extraño ver vehículos MRAP recorriendo geografías desérticas en otros puntos del planeta.

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