Rusia: Operación política contra Navalny

viernes, 19 de abril de 2013 · 22:30
MÉXICO, D.F. (apro).- El próximo miércoles 24 de abril se llevará a cabo en la ciudad de Kirov el juicio contra Alexei Navalny, un abogado de 36 años, y el dirigente más popular de la oposición en Rusia. Navalny es acusado de ayudar a desviar en 2009 cerca de 500 mil dólares de la compañía maderera Kirovles, cuando era asesor del gobernador de la región de Kirov. Si es sentenciado, podría pasar hasta diez años en prisión. La acusación es, según organismos de derechos humanos rusos, una operación política, en respuesta al creciente peso político de Navalny y a las acusaciones de corrupción que el abogado viene realizando en contra de funcionarios y empresarios. Denuncias En 2007, Navalny empezó a adquirir acciones en las más grandes empresas estatales rusas y a utilizar sus derechos como accionista para exponer la falta de transparencia y los casos de fraude en compañías petroleras y gasíferas, como Rosneft, Gazprom y Transneft, de la cual denunció un desvió de 4 mil millones de dólares en la construcción de un oleoducto en Siberia. En 2008, Navalny inició su blog en el sitio www.livejournal.com, en el que ha publicado los documentos relacionados con las denuncias de corrupción. Después creó el sitio web RosPil, para que quienes buscan hacer contratos con el Estado se asesoren sobre los precios y parámetros, y el sitio RosYama, para combatir el fraude en el sector de la construcción. Luego de las elecciones parlamentarias de diciembre de 2011, la oposición denunció que Rusia Unida, el partido de Vladimir Putin, ganó de manera fraudulenta. Navalny acuñó la frase de “partido de bandidos y ladrones” para referirse a Rusia Unida, y la frase surtió el efecto de un epitafio: desde entonces, Putin empezó a desprenderse del partido. Desde fines de 2011 y durante todo el año 2012, tuvieron lugar enormes marchas opositoras como no se veían desde 1990, y Navalny fue uno de sus principales referentes. Desde entonces, Navalny es un asiduo huésped de cárceles y comisarías. Pasa temporadas de 15 días entre rejas. Sus oficinas han sido allanadas en varias oportunidades. Amnistía Internacional lo declaró “prisionero de conciencia”. La causa sobre la empresa Kirovles fue reabierta después de que Navalny acusó a Alexandr Bastrykin, jefe del Comité de Investigaciones de Rusia (equivalente al FBI de Estados Unidos), de poseer propiedades en la República Checa y de tener domicilio en ese país, lo cual va en contra de las leyes rusas. Este año renunciaron a sus cargos cinco diputados de la Duma Estatal, la cámara baja del parlamento, después de que Navalny denunció en su blog las propiedades que éstos tenían en el exterior, entre ellos, el diputado Vladimir Pektin, de Rusia Unida, que dirigía el Comité de Ética, dueño de dos apartamentos y una villa en Miami por un valor de más de 2 millones de dólares, que no había declarado. También renunció el multimillonario Vitali Malkin, miembro del Consejo de la Federación (la cámara alta), por poseer 111 oficinas comerciales en Canadá y propiedades en Nueva York; así como por tener nacionalidad israelita. El actual juicio contra Navalny surge de cuando fue asesor voluntario del gobierno de Kirov. Kirovles, la empresa estatal maderera de la región, estaba buscando nuevos clientes, y Navalny los relacionó con una firma consultora llamada VLK, pero después de un tiempo, el gobierno de Kirov terminó el contrato por considerar que no era ventajoso. En 2010 se realizó una investigación para determinar si había una conducta criminal, pero las autoridades determinaron que no había ningún delito. A pesar de eso, en 2011, el Comité de Investigación en Moscú inició una denuncia contra Navalny, pero el caso también fue cerrado. “La investigación criminal no encontró ninguna evidencia de abuso de confianza por parte de Navalny en el acuerdo entre VLK y Kirovles”, fue la conclusión. Dos semanas después la decisión fue anulada y el 31 de julio de 2012 se presentó una nueva acusación. Estas no son las únicas causas abiertas contra él. En diciembre de 2012 la policía inició una investigación contra Navalny y su hermano por el supuesto robo de 1.8 millones de dólares entre 2008 y 2011 al cobrar tarifas más altas en una compañía de correo privada, desviando los fondos a una empresa de su padre. A comienzos de 2013 el famoso bloguero fue acusado de robar 3.3 millones de dólares de la Unión de Fuerzas de Derecha, un partido opositor. La más reciente acusación es que su licencia como abogado habría sido obtenida ilegalmente. “Hay investigaciones criminales contra toda la familia: contra mi esposa, mi mamá, mi papá, mi hermano. Han allanado las casas de toda mi familia y de mis amigos”, ha denunciado el dirigente opositor. Antecedentes Vladimir Putin, electo presidente en el año 2000, vino a poner orden en una Rusia sumida en la anarquía tras dos periodos de gobierno de Boris Yeltsin, durante los cuales las propiedades del Estado se repartieron alegremente entre los hombres más cercanos al Kremlin. Putin adoptó medidas para concentrar el poder que se disgregaba, modificando las leyes electorales, restringiendo el marco de acción de los partidos de oposición y controlando los medios de comunicación. El caso emblemático fue el de Mijail Jodorkovsky, el hombre más rico de Rusia, dueño de Yukos, la mayor empresa petrolera, a la cual compró en los años noventa por escasos 350 millones de dólares. Dos años después costaba 9 mil millones de dólares. En 2003 Jodorkovsky fue detenido y Yukos fue renacionalizada. El multimillonario fue condenado por evasión de impuestos, vuelto a condenar en 2010, y se calcula que estará en prisión hasta 2017. Si bien Jodorkovski es un inescrupuloso empresario, la razón por la cual fue detenido y mantenido en prisión desde entonces, es porque decidió intervenir en política y financiar partidos que se oponían a Putin. Luego vino el caso de Serguei Magnitsky, un abogado representante del fondo de inversiones Hermitage, de capitales anglo-estadunidenses, que murió en prisión en 2009 tras casi un año de detención sin proceso. Magnitsky había denunciado a funcionarios por apropiarse de varias empresas del grupo para realizar un fraude impositivo. El caso Magnitsky desató una amplia reacción internacional y el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que impide a los acusados de la muerte de Magnitsky ingresar o tener propiedades en el país. El año pasado cobró notoriedad el juicio contra las tres jóvenes integrantes del grupo punk Pussy Riot, que realizaron una “oración protesta” en la Catedral de Cristo el Salvador en febrero de 2012, días antes de las elecciones presidenciales, y que en la actualidad purgan condena en una aislada colonia. Sin embargo, en los casos anteriores, los acusados difícilmente podían desatar una amplia solidaridad nacional: Jodorkovsky, un millonario inescrupuloso; Magnitsky, un abogado de una empresa extranjera, y las chicas feministas de Pussy Riot con su acción considerada blasfema para muchos creyentes ortodoxos, no podían despertar una amplia simpatía popular. Por el contrario, Navalny se ha forjado la imagen del gran luchador contra la corrupción. “Un garrote sobre la cabeza” Navalny anunció que va a ser candidato en las elecciones presidenciales de 2018, un anuncio prematuro si se quiere, pero que obedece a la estrategia de presentarse desde ahora como la principal alternativa a Putin. En un país donde la oposición continúa en manos del viejo Partido Comunista, o de dirigentes desacreditados, vinculados a los oligarcas de los años noventa, la figura de Navalny aparece como alternativa para la generación postsoviética. “El objetivo de una condena es claro: impedir su posibilidad de participar en las elecciones”, opina Tatiana Stanovaya, analista política de politkom.ru. “Navalny está empezando su carrera a nivel nacional, saliendo de los marcos de Internet y de las redes sociales. Su apuesta es liderar la nueva generación de activistas opositores, que no están relacionados con los años noventa, y que intentan construir su plataforma en una mezcla de liberalismo, nacionalismo e ideas patrióticas”. “No tengo la menor duda de que me van a condenar y con eso me impiden ser candidato a cualquier cargo”, dijo Navalny el pasado 4 de abril en declaraciones al canal Dozhd. Falta por saber si será condenado a prisión en alguna colonia penal alejada, o si le darán una condena condicional, lo cual, para él, es todavía peor. Según Navalny, Rusia está adoptando el “modelo bielorruso”: “En Rusia se realizaron reformas a la ley electoral, según las cuales los condenados por crímenes importantes no pueden presentarse como candidatos de nada. Por eso me acusan de robar 500 mil dólares. Con eso no me puedo presentar ni a las elecciones municipales de Moscú. Además, no me permitirían viajar por el país, y por cualquier cosa me podrían detener y convertir la condena condicional en real. En otras palabras, quédate en tu casa, no vayas a ningún lado, siempre con un garrote sobre la cabeza”, dijo el 8 de abril durante una entrevista que concedió a la revista New Times. De manera irónica, Vladimir Markin, vocero de prensa del Comité de Investigaciones, dijo el 12 de abril al periódico Izvestia que “Navalny puede luchar contra la corrupción hasta en la cárcel”. De ser así, no será el primero en hacer de la prisión una tribuna de denuncia.

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