Desplazados por la violencia en Sudán del Sur luchan por sobrevivir

martes, 22 de abril de 2014 · 20:33
MÉXICO, D.F. (apro).- Los 10 mil desplazados que huyeron de una masacre cometida por los rebeldes en la ciudad de Bentiu, en Sudán del Sur, “sólo disponen de apenas un litro de agua diario”, denunció hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés). Y es que el número de civiles que sobreviven en la base de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (Minuss) en Bentiu, se elevó a 23 mil. Ante ello, la UNICEF deploró que “la inseguridad en la zona y la llegada de la temporada de lluvias plantean graves dificultades al suministro diario de agua potable en camiones y también han mermado las letrinas disponibles”. Los rebeldes levantados por Riek Machar se apoderaron de la ciudad de Bentiu el pasado 15 de abril. A raíz de esta conquista, cometieron una “masacre” de “carácter étnico” en la que 200 personas fueron asesinadas y 400 resultaron heridas, reportó ayer la Minuss. A raíz de su visita a Bentiu el pasado domingo, el jefe de la Minuss, Toby Lanzer, dio su testimonio a través de un comunicado de prensa: “Vimos restos de personas ejecutadas, incluso personas que trataron de refugiarse en una mezquita”. Los rebeldes preguntaron a los habitantes su origen étnico y nacionalidad, ya que varias comunidades conviven en la ciudad. El reporte de la Minuss estipula que las personas que no son de la etnia Nuer –a la que pertenece el jefe rebelde– fueron “específicamente apuntadas y asesinadas”. Joseph Contreras, vocero de la Minuss, informó que al tomar el control de la ciudad, algunos rebeldes difundieron mensajes de odio étnico por la radio. Según Contreras, exhortaron a los hombres de Bentiu a cometer violencia sexual contra las mujeres de ciertas etnias. “En el hospital, hombres, mujeres y niños fueron asesinados porque se escondían y rechazaban juntarse con otros Nuer para celebrar la entrada de los rebeldes en la localidad”, aseveró la Minuss. Y Lanzer añadió, tras describir escenas terribles: “Lo que vi me torció el corazón”. Rebeldes se desmarcan de masacre Por su parte, los rebeldes desmintieron hoy su implicación en la masacre. Al contrario, aseveraron que las fuerzas gubernamentales cometieron los asesinatos cuando huyeron de la ciudad. El pasado jueves, dos días después de la captura de Bentiu por los rebeldes, más de 350 civiles forzaron la entrada de un campo de refugiados de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la ciudad de Bor, controlada por el gobierno, cuyo presidente Salva Kiir pertenece a la etnia Dinka. Los asaltantes, probablemente civiles afines al gobierno, masacraron a 48 personas e hirieron a decenas más, mientras que los cascos azules asesinaron a 10 de los agresores, anunció el viernes Toby Lanzer. El Estado Mayor del gobierno oficial, establecido en la capital Juba, perdió el contacto con sus soldados en el norte del país el sábado, informó un día después la AFP. Según la agencia internacional, los rebeldes llevan a cabo una ofensiva en las regiones norteñas como Unity –donde se encuentra Bentiu–, Melut y Renk, lugar que alberga las mayores reservas petroleras del país. Sudán del Sur es el país más joven del mundo, ya que se separó de Súdan en julio de 2011. El petróleo representaba 95% de los ingresos de Sudán del Sur cuando estalló la guerra civil. Ésta empezó cuando el entonces presidente Salva Kiir despidió a su vicepresidente, el nuer Riek Machar, el 23 de julio de 2013, tras conocer su ambición para los comicios presidencial de 2015. El pasado 15 de diciembre, Machar se levantó en armas contra el Kiir. El conflicto político dividió a las fuerzas armadas del país. Se convirtió en una guerra civil que pronto revirtió un carácter étnico entre Dinka y Nuer. En apenas cinco meses, la guerra civil generó más de un millón de desplazados, reporta la organización internacional Oxfam. Según Médicos Sin Fronteras, el flujo de desplazados desbordó la capacidad de los campos que montó la ONU en el país desde el inicio de la guerra civil. Asimismo, en un comunicado publicado el pasado 9 de abril, la organización internacional denunció la “poca preparación” y la “negligencia” de la Minuss en cuanto a las condiciones de higiene “deplorables” en los campos. Según MSF, altos funcionarios de la Minuss “rechazaron mejorar las condiciones de vida” del campo de Tomping en la capital, donde sobreviven 21 mil personas. La organización aseveró que la Minuss se negó a reubicar el campo que se encuentra en una zona con riesgo de inundación, aún cuando pronto empezará la temporada de lluvias  

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