MÉXICO, D.F. (apro).- Mónica Lewinsky, la becaria que tuvo hace 20 años un affaire con Bill Clinton durante su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, rompió el silencio sólo para cerrar, dijo, ese capítulo de su vida que terminó por convertirla en “un chivo expiatorio” del poder.
En un avance de un texto enviado a la revista Vanity Fair que será publicado completo en la versión online el próximo jueves 8, con el título: “Vergüenza y supervivencia” y que ya reproducen medios de todo el mundo, la ahora psicóloga social de 40 años declaró que fue una “víctima del poder”, del escándalo que alteró permanentemente el rumbo de su vida, aunque reconoció que su relación con Clinton fue consensuada.
“Claro, mi jefe se aprovechó de mí, pero yo siempre me mantuve firme en este punto: se trataba de una relación consensual. Cualquier ‘abuso’ se produjo en el período posterior, cuando me convirtió en un chivo expiatorio para proteger su posición de poder.
“(. . .) La administración Clinton, los esbirros de la fiscalía especial, los operadores políticos de ambos lados del pasillo, y los medios de comunicación fueron capaces de etiquetarme. Y esa etiqueta permaneció, en parte, porque fui imbuida por el poder”, escribió Lewinsky en su texto.
La exbecaria habla también de las dificultades que tuvo para conseguir empleo tras el escándalo que suscitó su desliz con el expresidente estadunidense. Según ella rechazó ofertas de hasta 10 millones de dólares por el desprestigio que ganó.
En la London School of Economics obtuvo la maestría en psicología social. Tras su estancia en Londres, se trasladó a Los Ángeles, Nueva York y Portland, Oregon donde se entrevistó para distintos puestos en las comunicaciones que no obtuvo debido a que siempre salía a relucir su relación con Clinton.
Poco después de que el escándalo se hizo público, Hillary Clinton la señaló como una “loca narcisista”, al respecto Mónica comentó en su texto: “Si eso es lo peor que dijo, debo ser muy afortunada”.
Lewinsky reveló también que tras la muerte de Tyler Clementi, un estudiante gay de 18 años de la Universidad de Rutgers quien se suicidó luego de que sus compañeros difundieron en redes un video en el que se besaba con otro hombre, se deprimió debido a que revivió el periodo de escarnio público del que fue blanco.
Incluso, refirió que su madre dormía noche tras noche junto a ella porque pensaba que también podría suicidarse.
Lewinsky aclaró que en realidad nunca ha intentado suicidarse, pero tenía “fuertes tentaciones suicidas” varias veces durante las investigaciones y durante uno o dos períodos después.
“Tras la tragedia de Clementi mi propio sufrimiento adquirió un significado diferente. Quizás al compartir mi historia, pensé, yo podría ser capaz de ayudar a otros en sus momentos más oscuros de la humillación. La pregunta era: ¿Cómo puedo encontrar y darle un propósito a mi pasado?”, señala en su texto.
Lewinsky añade que tras la noticia de su relación con Clinton, fue sin duda la persona más humillada del mundo y posiblemente la primera persona cuya humillación mundial fue impulsado por el Internet.
Su meta actual, dice, “es involucrarse en los esfuerzos en favor de las víctimas de la humillación y el acoso en línea y empezar a hablar sobre este tema en los foros públicos”.
Y afirma:
“Lamento profundamente lo que pasó entre el presidente Clinton y yo. Es hora de dejar de andar de puntillas (…) estoy decidido a tener un final diferente a mi historia.
He decidido, por fin, meter la cabeza por encima del parapeto para que pueda retomar mi relato y darle un propósito a mi pasado. Lo que esto me va a costar, pronto lo averiguaré”.