Europa: el periodismo encubierto a debate
BRUSELAS (apro).- Un fallo judicial contra dos activistas belgas que luchan contra el fascismo y que utilizaron el método del periodismo encubierto para desenmascarar a un militante de extrema derecha supuestamente arrepentido, ha desatado revuelo y un intenso debate entre el gremio periodístico del país y de Europa, en el que incluso tomó parte Günter Wallraff, el famoso periodista alemán de investigación.
Después de varios años de procedimiento, el tribunal penal de Bruselas decidió, el pasado 20 de mayo, que Manuel Abramowicz y Julien Maquestiau, presidente y tesorero respectivamente de la organización sin fines de lucro RésistanceS (el periódico en línea del Observatorio belga de la extrema derecha, creado en 1997), habían cometido una falta al usar un falso perfil en la red social Facebook. Este fue el recurso que utilizaron para constatar que George-Pierre Tonnelier, parte civil en la demanda, no había cesado su simpatía ideológica con el partido ultraderechista belga Frente Nacional (FN), como él lo aseguraba públicamente.
La sentencia absolvió a ambos acusados de haber cometido una infracción a la ley de protección de la vida privada sobre la persona de Tonnelier, ya que se consideró que la información derivada de sus actividades políticas pertenece a la esfera pública.
Sin embargo, el fallo sí los encontró culpables de “portación pública de nombre falso”, si bien el juez declaró la “suspensión simple del pronunciamiento de la condena”; es decir, no fueron penalizados dado que ninguno de los dos tenía antecedentes penales.
“En lo esencial, el tribunal estipula que una investigación periodística y la libertad de expresión no justifican, en este caso, la portación de una falsa identidad en Facebook”, interpretó así el fallo la Asociación de Periodistas Profesionales de Bélgica (AJP, por sus siglas francesas) en la edición de junio de su mensuario.
Anzuelo
Los hechos son los siguientes: en junio de 2009, Abramowicz y Maquestiau abrieron un falso perfil en Facebook bajo el nombre de Isabelle Ravet, cuyo papel fue el de manifestar en esa comunidad de Internet, a manera de anzuelo, sus simpatías con las ideas de la extrema derecha.
Tonnelier estableció contacto con ella. Esa relación virtual duró del 22 de junio al 4 de julio de 2009, periodo en que se intercambiaron varias comunicaciones.
En una de ellas, del 1 de julio, Tonnelier envió un mensaje que decía: “Veo que usted está claramente comprometida a favor de las ideas nacionalistas. ¡Muy bien!”.
Al día siguiente, afirmó que Patrick Sessler, el vicepresidente del FN, “es alguien de bien y de determinación”, y agregó: “Estoy persuadido que él logrará, con mi ayuda y la de otros cercanos, recuperarnos” del fracaso en las elecciones, las cuales habían tenido lugar un mes antes.
También confió: “Yo pienso verdaderamente que el FN de Patrick Sessler es un partido con futuro en los años que vienen”. El mismo día, en un segundo mensaje, admitió: “Yo soy, en efecto, miembro del FN” (soy un próximo de Patrick Sessler), pero me esfuerzo para ser discreto, en razón de los problemas judiciales que me quedan por resolver”.
Reconoció que “una de mis tareas esenciales, por el momento, es conocer a las personas que se interesan en el FN y analizar sus expectativas, sus deseos, la voluntad de comprometerse…”.
El 3 de julio, Tonnelier comentó a la supuesta Isabelle que se le perseguía judicialmente a causa de sus opiniones políticas, además de proporcionarle su número de teléfono y el de una cuenta bancaria del FN donde ella podía depositar 10 euros, en caso de quererse convertir en adherente. La falsa extremista cortó entonces la comunicación.
Ese mismo día, RésistenceS denunció en su portal de Internet las “mentiras” de Tonnelier.
Resulta que, evocando su “derecho al olvido”, el ultraderechista llevaba un año exigiendo a varios medios de comunicación y portales de organizaciones antirracistas que eliminaran de sus archivos las menciones de su nombre ligadas a su militancia extremista, que llamó “un error de juventud”.
Tonnelier argumentaba que esas publicaciones afectaban su vida personal y profesional causándole un perjuicio moral. En particular, buscaba la eliminación de su nombre en relación al fallo en su contra “por incurrir en actos que incitan al odio, a la discriminación y a la segregación racial”, emitido por el Tribunal de Apelaciones el 18 de abril de 2006. Tal fue su insistencia que RésistanceS había accedido a publicar, siete meses antes de abrir la cuenta falsa en Facebook, un artículo informando de esa deserción.
Por lo anterior, en el artículo de RésistenceS del 3 de julio de 2009, que lleva el título “Tonnelier devela su pertenencia política en Facebook”, se explica: “Militante y responsable del FN durante más de 10 años, George-Pierre Tonnelier afirmaba haber dejado la extrema derecha. No obstante, varios indicios demuestran lo contrario. RésistanceS.be ha realizado una investigación, por medio de Facebook, para explotar esos indicios y probar su continúa perteneciendo al FN. Aquí el resultado…”.
Más adelante expone: “Al mismo tiempo, la redacción de RésistanceS.be continuaba recibiendo información según la cual Georges-Pierre Tonnelier, a pesar de sus declaraciones, seguía activo al seno del FN. Esas informaciones fueron verificadas y confirmadas por otras fuentes. Para tener una confirmación más formal, se decidió hacer un ‘testing’ bajo el modelo de los realizados en Francia por SOS Racisme o en el cuadro de las investigaciones periodísticas. Este método (por ejemplo, usando cámaras ocultas) se justifica deontológicamente si constituye el único medio para probar una información contradicha públicamente por las partes interesadas”.
“Sin interés general”
En la demanda original de Tonnelier, interpuesta en marzo de 2010, Abramovicz y Maquestiau fueron acusados de usurpación de identidad, portación pública de nombre falso, falsificación y uso de falsificación informática, violación de la ley belga de 1992 relativa a la protección de la vida privada, y hostigamiento.
El 26 de junio de 2012 el caso fue turnado al Tribunal Penal de Bruselas por considerarse que comprendían hechos “graves”. Por los actos del perfil ficticio en Facebook, el tribunal calificó los cargos de violación a la ley de protección a la vida privada (del que resultaron absueltos los inculpados) y el de portación de nombre falso.
Según el acta del 26 de junio de 2012, cuya copia obtuvo Apro, el razonamiento del tribunal se hila de esta forma: los acusados –explica el documento-- afirman que su investigación tenía un objetivo periodístico, que ellos pretendían realizar con deontología y honestidad, y que tenía una base “científica”. Su propósito era determinar cómo la extrema derecha reclutaba seguidores en Internet, por lo que crearon el “anzuelo” de Facebook.
Cuando Tonnelier entró en contacto con el “anzuelo”, prosigue el acta, la investigación cambió de dirección: había que probar que él había mentido sobre su militancia.
“Entonces la investigación cayó en una personalización, lo cual parecía inevitable desde el principio”, indica el acta, con lo cual, remató, perdió “todo su interés general”.
“El señor Abramowicz no es verdaderamente creíble cuando afirma que sólo quiso investigar sobre los métodos de la extrema derecha y no sobre las opiniones de ésta”, argumenta el tribunal en el mencionado documento.
Y subrayó: “Por una parte, sí son las opiniones de este movimiento político las que suscitan su aversión (…) y, por otra parte, sí son las opiniones del señor Tonnelier las que están en el corazón de la campaña de RésistanceS contra él. Además, ¿faltaba verdaderamente hacer una ‘investigación científica’ para establecer que todos los partidos políticos utilizan internet y las llamadas ‘redes sociales’ para reclutar miembros y simpatizantes? Por tanto, el asunto tiene que ver con opiniones”.
El tribunal concluyó el 20 de mayo pasado que la militancia de Tonnelier podía haber sido demostrada “sin recurrir a una infracción penal”.
Antes de crear el perfil de Facebook, RésistanceS habría tenido a su disposición correos electrónicos y artículos que lo probaban, o podrían haberlo interrogado directamente, señaló la juez del caso, por lo que el hecho denunciado “no constituía el último recurso para conseguir la información que buscaban”. O en todo caso, si no había otra forma de obtenerla, refirió, eso no significaría que la infracción desaparecería automáticamente.
“Actualmente cualquiera puede ungirse como ‘periodista’ y beneficiarse así de una causa de excusa cuando comete una infracción”, acotó la juez durante la sesión del fallo.
Hay otro elemento que destacó en el juicio, y que aborda el acta del 26 de junio de 2012: el nombre de Isabelle Ravet corresponde al de una militante de extrema derecha fallecida hace muchos años. No sería un pseudónimo, válido en periodismo, como lo decían los acusados. Abramowicz aseguró que lo había elegido por azar y no tenía la intención de ser una trampa, lo cual estimó “poco creíble” el tribunal, por lo que éste confirmó la existencia de una “usurpación de identidad”, pese a que nadie se quejó oficialmente aparte de Tonnelier, advirtió.
El tribunal recuerda que las opiniones denunciadas por RésistanceS, “salvo infracción de la ley”, están protegidas por el principio democrático de la libertad de expresión, y precisa que el partido en el cual “ha militado, o milita todavía” Tonnelier, no está prohibido.
Añade que, a partir de los planteamientos de los acusados durante las audiencias, “se desprende que RésistenceS es un movimiento político orientado a la izquierda ideológica que combate, notablemente a través del periodismo en Internet, las ideas y las organizaciones que condena, aunque sean lícitas”.
Apoyos y ética
Abramowicz y Maquestiau argumentaron durante todo el proceso que ellos habían respetado el código deontológico de la Asociación de Periodistas Profesionales de Bélgica (AJP), y compararon su trabajo de investigación con el que ha realizado el periodista alemán Günter Wallraff, uno de los máximos exponentes del periodismo encubierto tras ganar fama internacional al hacerse pasar como inmigrante turco en su país, experiencia que narró en el libro Cabeza de turco publicado en 1985.
O también con el de las periodistas francesas Florence Aubenas, que hace cinco años se hizo pasar como trabajadora doméstica para conocer el mundo de aquellos que ganan menos del salario mínimo, y Anne Tristan, que en 1987 se infiltró como militante en el Frente Nacional francés.
Wallraff fue una de las 74 personalidades del periodismo europeo que el 1 de octubre de 2013 firmaron un desplegado apoyando a Abramowicz y Maquestiau que apareció en el diario belga La Libre Belgique.
“Consideramos –decía el pronunciamiento—que la acción judicial contra RésistanceS.be podría amenazar directamente la libertad de prensa y el derecho a la información en su conjunto. Estimamos que Manuel Abramowicz y Julien Maquestiau han respetado escrupulosamente la deontología periodística en materia de periodismo de investigación, de inmersión y encubierto. Esa es la razón por la que les damos nuestro apoyo”.
Tras el fallo, Laurent Arnauts, el abogado de los activistas, opinó que a partir de ahora “los periodistas se encuentran entre las manos de los magistrados para la elección de sus métodos de investigación”, y que con ello “se crea una inseguridad jurídica para toda la profesión”.
El nuevo código deontológico de la AJP, adoptado en octubre de 2013, prohíbe los métodos desleales en la recopilación de información. Así son considerados el uso de una identidad falsa y la provocación.
“Se trata de estrategias que suscitan los hechos reprensibles que luego son denunciados. En otras palabras, sin la intervención del periodista, generalmente encubierto, los hechos no se hubieran producido”, explica el mensuario de la AJP, que concluye: “los métodos desleales no son permitidos que en estrictas condiciones, entre ellas el interés general de la información y la imposibilidad de obtenerla de otra manera”.