MÉXICO D.F. (apro).— El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, lamentó hoy la filtración de una carta de 13 cardenales conservadores que protestan porque el sínodo de obispos sobre pastoral familiar está manipulado para darle más libertades a los divorciados vueltos a casar. Luego de lamentar la filtración al semanario italiano L´Espresso, Lombardi señaló que el Papa Francisco ya dio respuesta a las “observaciones” hechas en la carta, las cuales –dijo—ocurren usualmente durante estos eventos eclesiásticos. Tratando de minimizar el impacto de la carta, el portavoz vaticano indicó que el proceso del sínodo se lleva a cabo en un ambiente positivo. Incluso, dijo, los supuestos signatarios son moderadores en grupos de discusión. La misiva, escrita en inglés, indica que el sínodo ya tiene sus “resultados predeterminados sobre importantes cuestiones polémicas”, puesto que el comité de redacción del documento final fue designado por el Papa Francisco, y no por los 270 miembros del sínodo. La carta advierte que si el sínodo cambia las tradicionales enseñanzas eclesiásticas sobre el matrimonio, la Iglesia católica puede degenerar como lo han hecho las Iglesias protestantes “liberales”, las cuales abandonaron “elementos clave de la creencia y práctica cristianas en nombre de la adaptación pastoral” a estos tiempos más permisivos. Uno de los firmantes de la carta, el cardenal George Pell, el poderoso encargado de las finanzas vaticanas, confirmó que apoyó la iniciativa de los cardenales conservadores porque ve la amenaza de que, en el documento final del sínodo, se flexibilice la prohibición de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar. Sin embargo, trascendió que cuatro de los supuestos cardenales firmantes negaron haberlo hecho, señalando que las misivas privadas dirigidas al Papa deben seguir conservando su carácter confidencial. Este desmentido provocó confusión sobre el número de signatarios. Para la Iglesia, los divorciados vueltos a casar incurren en adulterio, ya que, aparte de no respetar la indisolubilidad del matrimonio eclesiástico al separarse de su primera pareja, cometen el pecado de hacer vida conyugal con una nueva pareja. De ahí que, hasta el momento, les esté tajantemente prohibido el sacramento de la comunión. Hace algunas semanas, el Papa hizo un pronunciamiento para que la Iglesia sea más misericordiosa con estos católicos. Fue interpretado como una señal de apertura para quitar esa prohibición durante el actual sínodo sobre la familia, marcado por este tipo de intrigas de la alta jerarquía.