Túnez: Entre el Nobel, el terrorismo y los vicios de la dictadura

viernes, 23 de octubre de 2015 · 20:36
MÉXICO, DF (apro).- El Cuarteto del Diálogo Nacional de Túnez ganó el pasado 8 de octubre el premio Nobel de la Paz por "contribuir a la conformación de una democracia pluralista”. Sin embargo, grupos terroristas y viejas prácticas del régimen dictatorial del depuesto Zine El Abidine Ben Alí amenazan al país que inició las revueltas de la Primavera Árabe hace casi cinco años. Cinco días antes de la entrega del Nobel, el gobierno levantó el cuarto estado de excepción en la historia del país, decretado por el asesinato en julio pasado de 38 turistas en las playas de Sousse. Previamente, en marzo, 22 turistas fueron también asesinados en el Museo Nacional Bardo de la capital. El Estado Islámico (EI) reivindicó ambos atentados. Cuatro días después de la entrega del Nobel, grupos armados asesinaron a tres soldados y un campesino. El presidente Beyi Caid Essebsi, quien ocupó diversos ministerios en sus 88 años de vida y cercano al exdictador Habib Burguiba, antecesor a Ben Alí en la presidencia, dio durante tres meses “poderes excepcionales” a los ministerios del Interior, Defensa y Justicia, como la facultad de reprimir cualquier manifestación. De acuerdo con la nota “Túnez levanta el estado de emergencia”, publicada por Deutsche Welle el pasado 3 de octubre, la decisión de Caid Essebsi generó críticas de movimientos sociales en todo el país, pues la Policía y la Guardia Nacional arrestaron a miles de personas. El texto habla de “viejas prácticas” que se mantienen en Túnez e integrantes del viejo régimen que intentan regresar a las esferas del poder. En entrevista electrónica con Apro, la prominente bloggera y activista Lina Ben Mheni, candidata al Nobel en 2011, asevera que Túnez no es todavía una "democracia pluralista", como mencionó el Comité del Nobel. Incluso dice que en su país no existe una democracia como tal. Ben Mheni era de las pocas activistas en internet que usaba su nombre real para escribir durante la dictadura de Ben Alí. Fue la única que estuvo presente en las ciudades de Kasserine y Regueb e informó sobre la represión que llevó a cabo la policía en los días que le siguieron al levantamiento. Poco después recibió amenazas de muerte. “En política, las fuerzas reaccionarias han vuelto", dice Lina Ben Mheni a propósito del triunfo del partido Nidaa Tounes en las elecciones parlamentarias de octubre de 2014. Además del estado de emergencia, en el año que lleva al mando del gobierno tunecino, Caid Essebsi decretó diversas leyes polémicas, como la Ley Antiterrorista y la Ley de Reconciliación. En un reporte sobre Túnez del 2014, Human Rights Watch (HRW) destaca que el país reforzó la protección legal de derechos humanos mediante la adopción de la Constitución de ese año y en particular una ley para combatir la tortura y una Comisión de la Verdad. Sin embargo, en Túnez se mantuvo la pena de muerte y se decretó la ley 2011-88 mediante la cual se puede disolver cualquier asociación si es sospechosa de terrorismo. La Constitución también tiene un estatuto que prohíbe los “ataques a lo sacro” y puede criminalizar lo que autoridades consideren “difamatorio”. El informe de HRW destaca que el gobierno necesita reformar instituciones públicas e implementar las garantías que están inscritas en la Constitución. Hace un extrañamiento sobre la existencia de una Ley de Reconciliación Nacional que beneficia a hombres de negocio y oficiales que trabajaron para el régimen, pues mantiene sus nombres ocultos mientras se les juzga y les da la posibilidad de ser absueltos si sus delitos fueron malversación de fondos y corrupción. La ley tuvo un fuerte rechazo en la sociedad tunecina, que creó colectivos y campañas –como Mnich Msameh (no perdono)-- para detener la ley en agosto. “Las indulgentes sentencias impuestas a los responsables de asesinatos de manifestantes durante el levantamiento tunecino hacen dudar sobre los compromisos del gobierno”, se lee en el reporte de HRW. Estas leyes preocupan a distintas organizaciones civiles como Amnistía Internacional y Artículo19 que el 31 de julio lanzaron un comunicado conjunto en el que se lee también: “Al probar estas leyes, el Parlamento pone en riesgo los derechos que los tunecinos lucharon duro para adquirir”. Tortura epidémica, terror extendido La reportera Meriam Nasri recibió un mensaje de un preso y le pidió que lo visitara en Túnez. Durante la visita que hizo la periodista, el preso contó que para él no hubo "Primavera árabe", pues antes y después de la revolución del 2011 fue torturado en distintas cárceles que conservan métodos como toques eléctricos y violaciones. En septiembre, Al Jazeera lanzó esta historia bajo el título “Tortura en Túnez”. El texto muestra diversos casos similares y al final asevera: la tortura en Túnez es epidémica. De acuerdo con el informe del 2014 de HRW, la tortura y los malos tratos se han mantenido a pesar de la creación de una Autoridad Nacional especial para el caso.A partir de la aprobación de la Ley Antiterrorismo este 24 de julio, se anuló el derecho a asistencia legal durante los interrogatorios. Un acusado puede permanecer bajo arresto sin orden durante 15 días y ser sujeto a violación de sus derechos humanos. Esta ley fue decretada después de que el 24 de junio, en conferencia de prensa, el ministro del Interior Lotfi Ben Jeddou aseverara que al menos 2 mil 400 tunecinos se sumaron al conflicto en Siria, la mayor parte como combatientes del Estado Islámico y del Frente Al Nusra. “El terrorismo pone en riesgo a cualquiera en Túnez, pero igual lo hace una ley que permite a la policía interrogar sospechosos sin un abogado durante 15 días”, dijo el 15 de julio en conferencia de prensa Eric Goldstein, director de HRW para Medio Oriente y el Norte de África. Foreign Policy realizó un reportaje el 18 de agosto titulado “Nueva ley antiterrorista preocupa a activistas en Túnez” en el que ofrece los resultados de una encuesta, según la cual 47% de los tunecinos considera que el problema más urgente del país es el terrorismo y sólo 15%, el desempleo. El 78% estuvo de acuerdo con el estado de emergencia. Sin embargo, dice que cuando comenzó la Primavera Árabe, el desempleo y la represión política eran las principales preocupaciones. Primavera inconclusa El Nobel que recibió el Cuarteto Tunecino es el segundo que recibe una persona u organización involucrada con la Primavera Árabe. En pleno apogeo de las manifestaciones del 2011, la activista y periodista yemení Tawakkol Karman recibió el Nobel porque “en las circunstancias más extenuantes, antes y durante la Primavera Árabe, ha jugado un papel crucial en la lucha por los derechos de las mujeres, la paz y democracia de Yemen". Actualmente tres países que vivieron protestas populares --Siria, Libia y el propio Yemen--, se debaten en guerras civiles con miles de muertos y desplazados. Egipto sufrió un golpe de Estado con violaciones a derechos humanos, detenciones arbitrarias, desapariciones y atentados. En Bahrein ni siquiera hubo cambio de régimen. Diversos medios de comunicación resaltaron que, a diferencia de estos países, en Túnez, nación donde comenzó la Primavera después de que se inmolara el joven Mohamed Bouazizi, hubo un manejo negociado de la crisis política que siguió a la caída de Ben Ali, quien gobernó Túnez de1987 a 2011. La BBC de Londres destacó en su nota sobre el Nobel que el proceso de Túnez “ha sido pacífico y democrático” en buena parte gracias al trabajo del Cuarteto del Diálogo Nacional, compuesto por dos organizaciones de la sociedad civil, la principal unión de sindicatos de trabajadores y la organización patronal del país. Al anunciar el premio, Kaci Kullaman, presidente del Comité Noruego del Nobel, dijo: "Estas organizaciones representan distintos sectores y valores de la sociedad tunecina (…) El Cuarteto ejercitó su rol como mediador y fuerza convocante para avanzar en el desarrollo pacífico en el país africano con una gran autoridad moral". “A pesar de que algunos de los integrantes del cuarteto son cercanos a las clases del poder, no podemos negar que salvaron al país de una guerra civil”, opina Ben Mheni. Señala, no obstante, que "la mayoría de los objetivos de la revolución no fueron satisfechos y no hay voluntad política para resolver esto. La partida de un dictador no significa que un régimen se vaya. Alcanzaremos una democracia cuando quienes tomaron parte en la revolución le den un segundo aire".

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