Madre e hijo separados por dictadura argentina se reencuentran 38 años después

martes, 1 de diciembre de 2015 · 19:30
MÉXICO, DF (apro).- Mario Bravo, el nieto 119 que es recuperado por la organización argentina Abuelas de Plaza de Mayo, se reunió este martes con Sara, su madre, a quien los militares le arrebataron al entonces recién nacido hace 38 años. En conferencia de prensa, Mario contó el reencuentro con su madre horas después de conocerla personalmente. “Lloramos mucho, fueron 38 años de búsqueda. Escuchó mi llanto y ahora mi voz, después de 38 años”, dijo sin quebrarse. “Es un milagro haber encontrado a mi mamá con vida”, agregó. Al describir la reunión con su madre, Mario sostuvo que después de abrazarse ella le dijo que le habló sin pausa durante el embarazo. “Me hablaba mucho por esos meses. Faltó un ratito nomás, pero hizo lo más importante: buscarme”, indicó. “Yo le dije que hizo muchísimo, me hizo nacer”, contó agradecido con el presente y también con su pasado, del que aclaró no iba a renegar. Sara, oriunda de Tucumán, provincia del norte argentino donde ocurrieron hechos de represión militar previos a la dictadura, trabajaba en 1975 en un hotel y ya era madre de dos niñas, de tres años y de un año, destacó la agencia AFP. “Cuando te encuentras con tu mamá ves la película de tu vida y piensas que te buscaban, que le faltaste a esa familia en estos años”, sostuvo Mario, robusto y calvo, y bromeó al señalar que su madre “era tan hermosa” como él, “pero con pelo”. El hombre de 38 años –el sexto de los hijos recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo que se reencuentran con sus padres biológicos– reveló que tuvo dudas sobre su identidad desde muy chico, y la verdadera historia de su vida la conoció la semana pasada, al cumplirse cuatro meses del fallecimiento de su madre de crianza. Sara, quien ya tenía dos hijas y tuvo cuatro hijos después, lo buscó siempre con el conocimiento de toda la familia, que también desde la semana pasada lo invitó a un grupo de WhatsApp formado por sus sobrinos, al que denominaron “Bienvenido tío Mario”. “Me va a salir cara esta Navidad”, bromeó al contar la numerosa familia que lo acompaña ahora. “Hay que tener la confianza de que lo que viene es lindo, es hermoso”, repitió varias veces. Estela de Carlotto, presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, narró que en julio de 1975, al regresar del trabajo por la madrugada, Sara fue interceptada por un auto en la puerta de su vivienda. “La llevaron a una comisaría, luego a la Jefatura de la Policía provincial y posteriormente a la cárcel de Villa Urquiza (en Tucumán), en donde permaneció en calidad de detenida-desaparecida y dio a luz en cautiverio, en la misma cárcel, entre mayo y junio de 1976”, añadió. “El bebé le fue arrebatado inmediatamente por un enfermero y Sara jamás lo volvió a ver”, leyó Carlotto. La mujer fue liberada en noviembre de 1976, y aunque siempre buscó a su hijo, fue hasta 2007 que su sangre fue ingresada al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) con la esperanza de dar con su paradero. En febrero pasado, Mario –criado por una pareja en la provincia de Santa Fe– se animó a presentarse en la filial de Abuelas de Rosario (norte de Buenos Aires) y el 19 de noviembre le confirmaron que era hijo de Sara. “A pesar de las condiciones extremas en las que lo gestó y alumbró, Sara siempre consideró como su hijo a ese bebé que le arrebataron, al que no llegó a conocer pero escuchó llorar segundos después de parir”, dijo Carlotto al agregar que la madre lo “imaginó como un varón toda su vida”.

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