Gran Bretaña: Tráfico de "influencias políticas"

viernes, 27 de febrero de 2015 · 20:52
LONDRES (apro).- Las ilustres carreras políticas de dos influyentes excancilleres británicos terminaron por los aires tras un escándalo que ha salpicado al gobierno del conservador David Cameron, y que dejó al descubierto una oscura trama de tráfico y venta de “influencias políticas” dentro del Parlamento. Una investigación con cámaras secretas del periódico inglés Daily Telegraph y del Channel 4 de Londres reveló que tanto el exministro de Exteriores Jack Straw --quien fue canciller durante el mandato del laborista Tony Blair del 2001 a 2006, en plena Guerra de Irak--, como Malcolm Rifkind --canciller británico de 1995 a 1997 durante el gobierno de John Major--, intentaron vender y traficar “influencias políticas” a una ficticia empresa china a cambio de miles de libras esterlinas. Periodistas encubiertos del Daily Telegraph y de Channel 4 convencieron a los dos veteranos parlamentarios británicos que provenían de una empresa china supuestamente llamada PMR con sede en Hong Kong, la cual buscaba contratar a políticos para acceder a contactos. La investigación encubierta de ambos medios buscaba revelar el comportamiento de miembros del Parlamento británico y sus prácticas de cobrar por servicios y contactos en el sector privado. Los periodistas enviaron solicitudes anunciando su intención de contratar a influyentes políticos británicos que les ayudaran a penetrar los mercados en Reino Unido y Europa. De los 12 parlamentarios a los que les enviaron solicitudes, seis directamente no contestaron. De la otra mitad que sí mostró interés, dos se destacaron especialmente: los veteranos políticos Malcolm Rifkind y Jack Straw, ambos de 68 años. En la grabación con micrófonos y cámaras escondidas, Straw, que lleva más de 36 años en la política británica, admitió que muchas veces opera "sin ser detectado" y agregó haber utilizado sus influencias políticas para modificar normativas de la Unión Europea (UE) en representación de una firma que le pagó 60 mil libras esterlinas (unos 92 mil 200 dólares) al año. También dijo que en representación de otra empresa privada y luego de utilizar una combinación de "encanto y amenaza" logró convencer al primer ministro de Ucrania a cambiar leyes. Con respecto al pago de la empresa china, Straw afirma: "Así que normalmente, si doy una charla o algo por el estilo, son 5 mil libras al día (7 mil 690 dólares). Eso es lo que cobro". Por su parte, Rifkind, que estaba al frente del poderoso Comité parlamentario de Seguridad e Inteligencia, fue filmado diciendo que podía arreglar "accesos muy útiles" a cada uno de los embajadores británicos en el mundo. El parlamentario conservador agregó: "Soy un empleado autónomo, nadie me paga un salario. Y por eso debo ganarme mis ingresos". Rifkind cobra un salario en el Parlamento de 67 mil libras anuales (102 mil 990 dólares), tres veces más que el salario promedio en el Reino Unido. En la grabación incluso dice que normalmente cobra por la mitad de un día de trabajo "de 5 mil a 8 mil libras (de 7 mil 690 a 12 mil 300 dólares)". Los casos de Straw y Rifkind fueron canalizados a la comisionada para Estándares Parlamentarios, Kathryn Hudson, quien abrió una investigación sobre el asunto, la cual podría llevar meses.   “No hay de qué avergonzarse” Tras la polémica, Straw, que planea jubilarse luego de las elecciones generales de mayo próximo, fue suspendido del Partido Laborista por pedido propio, en tanto que Rifkind fue retirado del Partido Conservador y días después de la polémica abandonó la jefatura de la comisión que regula la labor de los servicios de Inteligencia: el MI5 y el MI6. El Comité de Seguridad e Inteligencia tiene previsto publicar el mes próximo un esperado informe por el programa de vigilancia y seguridad de los servicios secretos británicos, y tras la renuncia de Rifkind el grupo dijo que no reemplazará al presidente hasta después de las elecciones generales, previstas para el 7 de mayo próximo. Con la polémica de las cámaras secretas, la carrera política de ambos excancilleres terminó abruptamente. "No hay nada de qué avergonzarme. Las acusaciones no tienen fundamento y las voy a pelear con toda mi fuerza", dijo un desafiante Rifkind inmediatamente después de que se dio a conocer la noticia, el pasado 22 de febrero. El político había ocupado por primera vez una banca en el Parlamento en 1974, cuando representó a la circunscripción de Edimburgo. En los últimos años representaba a la circunscripción electoral de Kensington, uno de los barrios más ricos y exclusivos de Londres. El legislador oficialista aclaró que en ningún momento aceptó el dinero de la firma falsa, al destacar que se trataba sólo de "discusiones preliminares”. Rifkind tuvo una destacada carrera en la política, incluyendo la jefatura de varios ministerios bajo los gobiernos de Margaret Thatcher y John Major. De 1986 a 1990 se desempeñó como secretario británico para Escocia. Luego, de 1990 a 1992, fue ministro de Trabajo. De 1992 a 1995 se desempeñó al frente del Ministerio de Defensa, y los dos años siguientes estuvo a cargo del Ministerio de Exterior. La carrera de Straw fue igualmente meteórica. Fue ministro del Interior de 1991 a 2001, período durante el cual tuvo bajo su responsabilidad el manejo de la detención en Reino Unido del exdictador de Chile, Augusto Pinochet, acusado de violaciones a los derechos humanos, y aprobó su eventual liberación sin que éste enfrentara juicio. En los siguientes cinco años, durante el gobierno de Blair, Straw se desempeñó como canciller, coincidiendo con el período más difícil de la guerra de Irak. Fue durante su mandato en el Ministerio de Exteriores que el Reino Unido decidió sumarse a Estados Unidos para derrocar a Sadam Husein, bajo la premisa falsa de que éste último contaba con armas de destrucción masiva. De 2006 a 2007 fue jefe de la Cámara de los Comunes, y durante el mandato del primer ministro Gordon Brown, de 2007 a 2010, ocupó el cargo de ministro de Justicia, que sería su último cargo en el gobierno. Su primer asiento en el Parlamento lo ocupó en 1979 por la circunscripción de Blackburn, en el norte de Inglaterra, escaño que dejará tras las elecciones de mayo cuando, dijo, se retirará de la política. Para el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, si ambos son encontrados culpables de haber violado regulaciones parlamentarias, “serán sancionados con todo el rigor de la ley”. El Channel 4 informó además en un comunicado que 12 parlamentarios británicos "con importantes intereses fuera" del Parlamento fueron invitados a dar sus servicios a la falsa firma PMR, la cual "ofrecía mucho dinero" a cambio de contar "con políticos británicos influyentes en su comité directivo". "No todos los políticos decidieron traficar con sus influencias ", agregó la nota. "La mitad de los consultados ni siquiera respondieron. Otro dijo que investigaría si estábamos realmente en Hong Kong y después no respondió. Y otro dijo no estar interesado. Del resto, dos mostraron interés: Sir Malcolm Rifkind y Jack Straw", continuó. El documental, titulado Políticos en alquiler, fue transmitido el pasado 23 de febrero por el Channel 4, y causó mucha sensación en un país que registró hace algunos años un escándalo por los gastos de segundas viviendas de parlamentarios. El jefe de los laboristas, Ed Miliband, sostuvo por su parte que es necesario un “cambio radical” en la política de Gran Bretaña. Miliband pidió una moción extraordinaria en el Parlamento para que se prohíba a los legisladores británicos tener otros trabajos al margen de su labor parlamentaria. “David Cameron prometió cambios, pero ahora defiende el desacreditado status quo y se ha negado seguir el liderazgo de Ed Miliband. Esta es su oportunidad para votar por una medida importante que ayudará a restablecer la confianza en la política británica”, indicó un portavoz del Laborismo. Bajo la actual legislación, los parlamentarios del Reino Unido pueden tener un segundo empleo siempre y cuando lo declaren. También tienen obligación de registrar sus intereses financieros, incluyendo el trabajo secundario que puedan desempeñar fuera del Parlamento. El escándalo no sólo puso fin a la carrera política de dos veteranos parlamentarios, en su momento igualmente poderosos e influyentes en ambos lados del espectro político, sino que además deja a sus partidos, el Conservador y el Laborista, muy mal parados de cara a unas elecciones generales claves para el futuro político del país.

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