Fortalecen medidas de seguridad en Washington por visita del Papa Francisco
WAASHINGTON, (apro).- A raíz de la visita del Papa Francisco a esta capital estadunidense, las autoridades federales y locales fortalecieron las medidas de seguridad, por lo que las calles de los alrededores de la Casa Blanca y el Capitolio están prácticamente amuralladas.
Vallas de acero, casillas de vigilancia y cámaras de videograbación fueron instaladas en la periferia de los lugares que visitará el máximo pontífice de la Iglesia católica.
Desde su llegada a la Base Aérea Andrews, procedente de Cuba, el Papa estará vigilado por un enorme contingente de agentes del Servicio Secreto y decenas de policías del Distrito de Columbia, a cargo de la seguridad de Francisco. Con perros entrenados para detectar explosivos, recorren continuamente todas las calles por donde pasará.
En la Casa Blanca y en el Capitolio, de manera especial, los preparativos de seguridad para la llegada de Jorge Bergoglio han sido de extrema seguridad. El perímetro de seguridad alrededor de esas sedes tiene un radio de tres cuadras, donde se han instalado miles de vallas y casetas.
En los techos y azoteas de edificios aledaños a los inmuebles, símbolo del poder estadunidense, decenas de agentes del Servicio Secreto se instalarán con rifles de alto poder para vigilar a las decenas de miles de personas que, se espera, atestiguarán la visita del pontífice.
Este miércoles 23, cuando el Papa sea recibido en la Casa Blanca por el presidente Barack Obama y su esposa Michelle, los agentes del Servicio Secreto tendrán uno de los días más ocupados en su historia. Junto por el primer mandatario y la primera dama, en el jardín sur de la Casa Blanca habrá 15 mil personas para darle la bienvenida a Francisco.
De acuerdo con la misma Casa Blanca, será la primera ocasión en que se permita la entrada de 15 personas para atestiguar la ceremonia de bienvenida a un personaje internacional.
Aunque al Papa se considera jefe del estado Vaticano, la ceremonia en la mansión presidencial no tendrá las características de un recibimiento de jefe de Estado o de Gobierno, sino de un visitante especial, y por ello se repartieran los 15 mil boletos para el evento.
A las cuatro de la mañana del próximo miércoles, el Servicio Secreto revisará a cada una de esas personas que entrarán a la Casa Blanca con el objetivo de evitar cualquier incidente.
Afuera, decenas de miles más estarán detrás de las vallas de acero esperando observar de lejos a Francisco.
De acuerdo con las autoridades locales, alrededor de 5 mil policías estarán encargados de controlar y vigilar a las masas que se arremolinarán en las calles de esta capital.
El recorrido de aproximadamente 800 metros que realizará Francisco entre la Casa Blanca y la Elipse, es una especie de callejón de seguridad donde la gente tendrá la oportunidad de verlo de cerca.
Decenas de cámaras de televisión y estantes para los fotógrafos también se han instalado en templetes colocados a lo largo de las calles y techos de algunos edificios por donde pasará el Papa Francisco.
El jueves 24, el Capitolio se convertirá en una especie de fortaleza impenetrable cuando aquel llegue al histórico edificio para dar un discurso en una sesión conjunta de las dos Cámaras del Congreso federal.
La misma seguridad, aunque con menos restricciones, se ha colocado en la Catedral de San Mateo y la Basílica de la Inmaculada Concepción, donde el Papa realizara ceremonias religiosas. Y hasta en estos recintos religiosos el Servicio Secreto y los miles de policías de la capital estadunidense se encargarán de la seguridad de Francisco.
La presencia de Jorge Bergoglio en Washington provocará embotellamientos de tránsito vehicular, porque muchas avenidas quedarán cerradas a partir de mañana y hasta el jueves por la noche, cuando Francisco se traslade a la Ciudad de Nueva York.
El sistema de transporte subterráneo del Metro, que será utilizado por la inmensa mayoría de las personas que quieren atestiguar la visita del Papa, también instrumentó uno de sus códigos más estrictos de seguridad. El Metro funcionará en su horario normal, pero varias estaciones que están cerca de los lugares donde estará Francisco cerrarán por varias horas, situación que provocará que miles caminen varias cuadras para intentar estar lo más cerca posible del líder religioso.
A las personas que asistirán a los servicios religiosos se les ha pedido que lleguen por lo menos cinco horas antes de que inicien las ceremonias, ya que todos tendrán que pasar por debajo de las máquinas detectoras de metales.
Desde hace varios días las autoridades locales y federales han advertido que a todas las personas que asistan a los eventos en los que estará el Papa se les revisarán minuciosamente sus cámaras fotográficas y teléfonos celulares.
El Servicio Secreto admitió que aunque esperan tener todo bajo control, les preocupan situaciones en las que no tienen todo el control de seguridad. Es decir, los recorridos por la calle que hará Francisco en su automóvil, y más aún si se le ocurre romper los protocolos de seguridad y se acerca a la gente que se colocara detrás de las vallas de acero instaladas sobre las calles de esta capital estadunidense.
En Estados Unidos, además de la visita a Obama y los legisladores, la visita del Papa a Washington incluye servicios religiosos, la canonización de Junípero Serra y una visita a un centro de caridad.
En Nueva York, el Papa hablará ante la Asamblea de las Naciones Unidas y realizará un servicio religioso en el Memorial de la Zona Cero, además de una visita a la escuela católica de Nuestra Reina de los Ángeles, en Harlem, y una misa en el Madison Square Garden.
El sábado 26, Francisco partirá de Nueva York a la ciudad de Filadelfia, Pensilvania, donde celebrará una misa en la Basílica de San Pedro y San Pablo, visitará el Mall de la Independencia y fungirá como anfitrión de un festival familiar en el Parque Benjamín Franklin. Un día después, antes de su regreso a Roma, el Papa se reunirá con obispos en la Capilla de San Martín del Seminario de San Carlos Borromeo, visitará un centro penitenciario juvenil, ofrecerá una misa en el Parque Benjamín Franklin y, por último, sostendrá una reunión con voluntarios y benefactores de la organización World Metting of Families.