El INE cruza la frontera

viernes, 5 de febrero de 2016 · 22:04
LOS ÁNGELES (apro).- A unos días de que inicie el proceso para otorgar credenciales de elector a los mexicanos que viven en Estados Unidos, el Instituto Nacional Electoral (INE) enfrenta este reto casi a ciegas: sin la certeza numérica de cuántos mexicanos viven en ese país, ni cuántos de ellos estarán interesados en obtener una credencial para ejercer su voto llegado el momento. Durante la primera semana de febrero el presidente del INE, Lorenzo Córdova, visitó Los Ángeles, la circunscripción consular con el mayor número de mexicanos en el mundo, para reunirse con funcionarios, académicos y líderes comunitarios. El objetivo era compartirles información sobre el proceso que inicia, pero también buscar datos, estimaciones y referencias que permitan a la autoridad electoral acercarse a una realidad hasta ahora desconocida. El martes 2, en un evento privado en el Centro Académico de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), organizado por los profesores Juan Gómez Quiñones y David Maciel, Córdova sostuvo una charla con una veintena de profesores de esa y otras universidades del sur del estado, en la que dio detalles sobre el proceso de transformación del IFE en INE, hizo un balance de la primera elección bajo la nueva figura electoral en 2015 y aseguró que, a pesar de todo, el sistema electoral mexicano sigue siendo un modelo a seguir para otras democracias. “No todos los ámbitos de la vida política y social han avanzado como lo ha hecho el ámbito electoral”, dijo con respecto a México. “No es una democracia acabada, pero en términos generales, en el ámbito electoral recibimos calificaciones positivas”. Sin embargo, las preguntas de los asistentes pusieron de manifiesto las dudas respecto de la eficacia del sistema electoral mexicano. ¿Cómo es que una sola autoridad tiene tantas atribuciones? ¿El INE cuenta con un área judicial para las quejas? ¿Funciona, es suficiente, cuántos empleados tiene? ¿Cómo hace el Partido Verde para pagar 65 millones de pesos en multas? ¿De dónde saca tanto dinero? Y una pregunta repetida en tres ocasiones: ¿Cómo es que en México un partido puede operar como un negocio sin perder el registro? Desconfianza Las cifras que maneja el gobierno de México indican que existen en Estados Unidos cerca de 12 millones de mexicanos que migraron a este país; si se toma en cuenta a sus hijos, quienes por ley tienen derecho a la ciudadanía mexicana –y por tanto al voto–, el total ronda los 31 millones. Pero de esos, ¿cuántos están interesados en obtener una credencial de elector para participar en los comicios de un país que dejaron hace años, al cual muchos no han podido volver y en cuyo sistema electoral no confían? No existe una manera de hacer este cálculo. Durante la primera elección en la que pudieron votar los mexicanos en el exterior, en 2006, el entonces IFE lanzó un estimado de 4 millones de mexicanos en el extranjero que contarían con credencial de elector y podrían estar participando. El cálculo hecho al tanteo combinó factores como las fechas de migración de una parte de esta comunidad, y datos sobre mexicanos que podrían salir del país para tramitar una credencial, ya que el proceso de credencialización en el exterior no había sido autorizado. Pero el procedimiento ignoró otros factores, como la necesidad de destruir los documentos personales antes de cruzar la frontera para quienes viajan indocumentados –y por tanto, la carencia de credencial de elector–; la dificultar, para quienes son trabajadores itinerantes, de comprobar un domicilio fijo con nueve meses de anticipación, como lo pedía el IFE, y la falta de un flujo adecuado de información entre las autoridades mexicanas y su diáspora. El resultado: 32 mil votos emitidos por la vía postal al día de la elección. Habiendo creado una falsa expectativa de 4 millones, el IFE tuvo que enfrentar duras críticas por la fallida asignación de más de mil millones de pesos a un proceso con aparentemente pobres resultados. En 2012 el resultado apenas subió a 43 mil. Seis años después, la autoridad a cargo de credencializar y alentar la participación electoral de los mexicanos en el exterior, una compleja comunidad que aún no conoce, tiene una tarea cuesta arriba. A los factores antes mencionados se suma el de la desconfianza. Cuestionado repetidamente a este respecto por los académicos en UCLA, Córdova reconoció que existen factores que alientan esta falta de certeza. “Si usted me pregunta (sobre la compra de votos), le contestaría que me temo que es un fenómeno que existe, y que mientras no se resuelvan los problemas estructurales del país, es poco lo que el INE puede hacer”, aceptó. “En México hay 54 millones de pobres y 22 millones de ellos viven en pobreza alimentaria. Una situación así es el terreno fértil para las prácticas que implican el cambio de un bien por el voto. Y enfrentamos el problema de que es una práctica penada, pero muy difícil de probar. No me atrevo a decir que una elección se decide por la compra del voto, no hay pruebas concretas”. Al preguntarle sobre las violaciones a la ley electoral cometidas por el Partido Verde y las sanciones que éste ha recibido, al menos dos de los asistentes insistieron en conocer los detalles del caso, particularmente sobre el hecho de que después de deliberar sobre el asunto, no se le retirara el registro al partido. Córdova explicó que el PVEM recibe 320 millones de pesos al año en fondos públicos, y que la multa se pagará reteniéndole parte de ese dinero. “Y se dice que recibe dinero ilegal, de empresas ilegales, de sus gobiernos como el de Chiapas. Bueno, ahora que el nuevo sistema de fiscalización empiece a operar, la posibilidad de que cualquier partido reciba dinero por fuera, se reduce”, afirmó. Sobre la decisión sobre el registro, explicó: “Hubo una gran discusión, un grupo pidió que se le quitara el registro, pero la discusión se centró en equilibrar los derechos en juego; excluimos a una parte tramposa, pero el problema es que detrás de ellos existen ciudadanos que ejercieron su derecho de afiliación. Se habría creado un efecto perverso porque al día siguiente habríamos tenido miles de firmas pidiendo que se quitaran otros registros. Tenemos que tener cuidado con qué puertas se abren para evitar la tentación de que el sistema de partidos se modele a través de las decisiones jurídicas de la autoridad electoral”. Ensayo y error La reforma electoral de 2014 reconoció a los mexicanos en el exterior el derecho a la credencialización para poder tener una participación efectiva en las elecciones, y asignó al INE la tarea de darles acceso a los procedimientos que les permitan ser parte del padrón electoral y de los listados electorales. De acuerdo con la ley electoral, la emisión de las credenciales deberá hacerse a través de las representaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores, es decir, los consulados. Para solicitar la credencial para votar, el interesado deberá presentar su acta de nacimiento o certificado de naturalización como mexicano, una identificación con fotografía y un comprobante de domicilio. Mediante una cita en el consulado de México más cercano, representantes de la SRE tomarán su información y éste archivo será encriptado, protegido y enviado al Registro Federal Electoral en México. Una vez verificada su información, el solicitante recibirá un número con el que podrá consultar el estatus de su solicitud, mientras su credencial es fabricada en México; ésta será entregada vía mensajería en la dirección indicada y podrá ser recibida sólo por el interesado. La credencial va desactivada; su activación se realiza vía telefónica, como ocurre con las tarjetas de crédito. Aunque el procedimiento para credencializar ya está establecido y a punto de implementarse, aún falta determinar cuál será el procedimiento para emitir el voto. Una opción es realizarlo vía internet, como ocurrió en la elección de jefe de gobierno del Distrito Federal en 2012; los mexicanos de esa entidad fuera del país que contaban con credencial de elector pudieron participar electrónicamente. Pero si eso no es posible, el mecanismo será el mismo que en 2006 y en 2012: un voto postal que se envía mediante correo certificado que debe pagar el votante. Córdova reconoce que la primera opción podría resultar más práctica y dar mejores resultados, pero afirma que aún si se opta por el voto postal, éste se dará en mejores condiciones que en las dos ocasiones anteriores, cuando se tenía que hacer un primer envío por parte del solicitante para ser inscrito en el padrón, y un segundo envío con la boleta electoral. Ahora el primero no será necesario, porque con la lista de credencialización se hará el listado electoral. Otra ventaja en esta ocasión, asegura, es la significativa reducción del presupuesto asignado para el procedimiento: de los más de mil millones de pesos en 2006, la credencialización contará con recursos de 140 millones de pesos para cubrir la emisión de hasta 500 mil credenciales en 2016. “Ante la incertidumbre de cuál va a ser la demanda, preferimos optar por una cifra conservadora, y estar en disposición para incrementar la producción si es necesario”, explica Córdova. “Lo único que va a costar son los envíos postales, porque para la producción de credenciales ya hay una capacidad instalada, es la misma gente con los mismos sueldos”. Defender lo ganado Cuando a Córdova se le pide que hable de metas, su respuesta es: “no sabemos”. En un ejercicio de honestidad, reconoce que lo mismo puede ser que se solicite medio millón de credenciales, que 2 millones o 4 millones. Un estudio encargado por las autoridades mexicanas al CIDE arrojó que la demanda podría ser de entre 4 y 8 millones de mexicanos en el exterior solicitando una credencial; aun así, el presidente del INE camina con pies de plomo. “No hay datos duros que nos permitan fijarnos metas”, afirma contundente. “Para nosotros este es un mundo desconocido; estamos comenzando a construir no solamente una historia, sino datos ciertos, duros y objetivos por primera vez. Vamos a tener un aprendizaje paulatino; tenemos un estudio realizado por una institución muy seria, pero que no conoce el campo, la realidad, las pretensiones y las aspiraciones de los mexicanos acá. En ese sentido, creo que es importante no inflar las expectativas y generar desilusiones. Es fundamental tener contacto con quienes desde acá han trabajado el fenómeno de migración y con los mexicanos en Estados Unidos; no fijarnos metas que conviertan nuestra actuación en los hechos en un fracaso”. Córdova reconoce que existe la tentación de dar marcha atrás desde México a la participación electoral de los mexicanos en el exterior, y que un argumento para ello sería el fracaso de la credencialización y el voto en 2018. “No podemos permitirnos el lujo de improvisar, no podemos echar a perder esta conquista. Si fallamos en la credencialización, vamos a dar pretexto a los que buscan bloquear la participación de los mexicanos en el exterior. ¿A cuántos partidos políticos has visto incluyendo a los migrantes en sus plataformas de campaña? Te voy a decir: en 2015, ninguno. Pero si tenemos 2 millones que quieren votar, ya quiero ver si no incluyen en sus plataformas el tema de la migración. Lo que está pasando ahora puede tener un efecto virtuoso. En el futuro pueden llegar a ser hasta 30 millones de mexicanos los que puedan participar en la vida electoral del país”. A partir del lunes 8 de febrero iniciará el proceso de credencialización en los 16 consulados mexicanos que atienden a la mayor población en Estados Unidos: Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Phoenix, entre otros. El lunes 8 de marzo se sumarán 20 consulados más, y para el 8 de abril se deberá ofrecer el servicio de registro en los 51 consulados en el país. A principios de agosto este procedimiento deberá estar disponible en el resto de las sedes consulares del mundo.

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