El atentado en Quebec: radicalización y odio a las minorías

sábado, 4 de febrero de 2017 · 12:07
MONTREAL (proceso.com.mx).- El pasado 29 de enero una mezquita ubicada en la ciudad canadiense de Quebec, capital de la provincia del mismo nombre, fue el escenario de una masacre a manos de un tirador solitario. El saldo: seis muertos y ocho heridos. Es la primera vez en Canadá que un centro religioso sufre un ataque de este tipo. La sociedad canadiense ha condenado con firmeza esta acción. A su vez, la tragedia ha provocado reflexiones sobre el odio de algunos grupos hacia las minorías y los peligros de la radicalización. Desde su llegada al puesto de primer ministro, Justin Trudeau ha reiterado su espíritu de apertura y su compromiso en favor de la tolerancia, tema que lo aleja de discursos racistas o xenófobos que ganan terreno en otros países desarrollados. El ataque en Quebec plantea retos respecto a la amenaza en Canadá de ideologías asociadas a la violencia y los desafíos para conciliar libertades, seguridad y protección de las minorías. La mezquita y el lobo solitario Cerca de las ocho de la noche del pasado 29 de enero, el Centro Cultural Islámico de Quebec fue atacado por un individuo armado. Las 39 personas que se encontraban en este centro religioso participaban en el último rezo de la jornada, según la doctrina musulmana. Los seis fallecidos -con edades entre los 39 y los 60 años- provenían de Argelia, Marruecos, Túnez y Guinea. Todos ellos eran también ciudadanos canadienses. Los heridos fueron trasladados a hospitales cercanos. La mezquita había recibido anteriormente mensajes de odio. Asimismo, desconocidos depositaron una cabeza de cerdo frente al templo en junio pasado en pleno Ramadán, el periodo de ayuno musulmán. En la misma noche de la tragedia el primer ministro canadiense Justin Trudeau condenó el atentado. “La diversidad es nuestra fuerza y la diversidad religiosa es un valor que nosotros, como canadienses, valoramos mucho”, afirmó. Por su parte, Philippe Couillard, primer ministro quebequense, expresó su solidaridad con la comunidad musulmana y pidió a todos los habitantes de la provincia unirse en contra de la violencia. Policías de Quebec detuvieron en los alrededores de la mezquita a un joven de origen marroquí minutos después del ataque. Sin embargo, fue liberado al día siguiente al comprobarse su inocencia. Apenas media hora después del ataque, un individuo llamó a la policía para señalar su responsabilidad. Dio detalles sobre la ubicación del vehículo en que se encontraba y fue detenido. Conforme pasan los días la prensa canadiense y los voceros de las fuerzas de seguridad han ofrecido detalles sobre el autor de la matanza. Se trata de Alexandre Bissonnette, oriundo de la ciudad de Quebec, de 27 años de edad y sin antecedentes penales. Cursó estudios universitarios en ciencia política y antropología. También ha salido a la luz su gusto por las armas y sus opiniones vinculadas con la extrema derecha –principalmente respecto a los inmigrantes-, tanto en las redes sociales como en reuniones universitarias, y su admiración por Donald Trump y la francesa Marine Le Pen, dirigente del Frente Nacional. No se le conocían comportamientos violentos antes de la noche de la masacre. De acuerdo a las investigaciones, Bissonnette actuó solo y no pertenece a grupo alguno. Las estadísticas muestran que Canadá es uno de los países más seguros del mundo. Sin embargo, no es la primera vez que un individuo perpetra en su suelo un ataque guiado por la radicalización. En diciembre de 1989, Marc Lépine asesinó a 14 mujeres en el Politécnico de Montreal. Asimismo, Michael Zehaf-Bibeau abrió fuego en los alrededores del Parlamento de Ottawa en octubre de 2014, matando a un soldado e hiriendo a tres personas. En entrevista con Proceso, Marian Misdrahi, coordinadora de programas del Centro de Prevención de la Radicalización que Conduce a la Violencia (CPRMV, por sus siglas en francés), señala que pese a que no se tenían antecedentes violentos por parte de Bissonnete, es necesario tomar en cuenta que el proceso de radicalización de un individuo tiene varias etapas. De una postura vinculada con ideas radicales, la persona generalmente muestra después otras señales, como el incremento de mensajes guiados por el odio y un periodo de aislamiento. De acuerdo con lo informado por la prensa de Quebec, Bissonnete cortó los contactos con amigos y familiares días antes de atacar. “Es fundamental que el entorno de la persona reconozca estos comportamientos para poder brindar apoyo. Estadísticas en Estados Unidos muestran que en 80% de los casos de ataques por radicalización, el autor da señales previas”, comenta Misdrahi. Islamofobia y extrema derecha El ataque a la mezquita ha encendido las alarmas en Canadá sobre la islamofobia, que, pese a no ser generalizada, ha ganado terreno. De acuerdo con el portal gubernamental Estadísticas Canadá, los actos criminales por odio religioso o étnico aumentaron 11% entre 2012 y 2014. Los musulmanes han sido uno de los grupos más afectados: los ataques en su contra se duplicaron en el mismo periodo. Diversos espacios de la comunidad musulmana han sufrido actos de vandalismo y recibido amenazas en los últimos años, como ocurrió en el Centro Cultural Islámico de Quebec antes de la masacre. La población canadiense proyecta en su mayoría espíritu de apertura y simpatías por la multiculturalidad. Sin embargo, los musulmanes han sido asociados por algunas voces en los medios e incluso en la política a comportamientos violentos, de acuerdo con la creencia que los inserta en bloque dentro del yihadismo. La comunidad musulmana no está al resguardo de la posibilidad de que algunos de sus miembros se radicalicen, pero ocurre también en otros sectores de Canadá. Un día antes de la masacre en la mezquita, el primer ministro Trudeau señaló: “A los que huyen de las persecuciones, el terror y la guerra, los canadienses les darán la bienvenida, sin importar su fe. La diversidad es nuestra fuerza. Bienvenidos a Canadá”. Las palabras de Trudeau estaban relacionadas con las instrucciones giradas por Donald Trump para limitar el arribo a suelo estadounidense de ciudadanos de Sudán, Irán, Irak, Libia, Siria, Yemen y Somalia. El gobierno canadiense anunció igualmente que ofrecerá permisos de residencia temporal a los viajeros que se encuentren varados en aeropuertos del país como resultado de la orden de Trump. ¿El ataque en Quebec pone en riesgo la idea de Trudeau sobre la migración y la convivencia entre culturas? “La visión desde el exterior puede ser que hay una contradicción con lo ocurrido, pero hay que tener cuidado. Es un evento muy raro. Canadá es una tierra de acogida donde las cosas funcionan bien y donde la gente muestra mayoritariamente apertura. Ahora bien, hay que tomar en serio las expresiones de odio. Éstas han aumentado y no hay que banalizarlas”, señala a Proceso Stéphane Leman-Langlois, profesor de la escuela de Servicio Social de la Universidad Laval y titular de la cátedra de Investigación de Canadá en Vigilancia y Construcción Social del Riesgo. Un asunto que genera discusiones en Canadá es el posible vínculo entre el ataque en Quebec y la acentuada presencia de mensajes políticos con tintes discriminatorios en otros países. Leman-Langlois comenta al respecto: “Hay un ambiente que puede contribuir a la radicalización, aunque evidentemente no es el único factor de explicación. Las acciones y palabras de Trump y de ciertos políticos europeos favorecen que algunas ideas radicales puedan verse legitimadas. Los ciudadanos tienen el derecho de discutir sobre distintos temas; por ejemplo, sobre algunos puntos específicos de la migración y a propósito de la laicidad del Estado. Sin embargo, cuando se trata de aislar a grupos y fomentar un clima de violencia, esto tiene consecuencias”. El atentado en Quebec también subraya un tema que, de acuerdo con diversos expertos canadienses, ha sido contemplado con poca profundidad durante mucho tiempo: la extrema derecha. Canadá cuenta con grupos de este tipo desde hace décadas, sólo que ahora se manifiestan de forma más visible. Según una investigación de Barbara Perry, profesora de criminología en el Instituto Universitario de Tecnología de Ontario, existen actualmente cerca de cien grupos –con al menos tres miembros- en el país, sobre todo en Alberta, Quebec, Ontario y la Columbia Británica. Marian Misdrahi señala que el CPRMV, con sede en Montreal, ha recibido en lo que va del año 33 solicitudes de asistencia relacionadas con la extrema derecha. Leman-Langlois afirma que las fuerzas policiacas y los organismos de inteligencia han cometido un error: dedicar la mayoría de sus esfuerzos al yihadismo y, por ende, descuidar otras amenazas, como es el caso de la extrema derecha. Señala que la atención debe estar puesta en “lobos solitarios” más que en grupos y, de igual modo, precisa que la prevención de los ataques requiere estar acompañada de iniciativas educativas, algo que ya se lleva a cabo en algunas ciudades canadienses con actividades entre jóvenes a favor de la tolerancia. El trabajo del CPRMV apunta en la misma dirección: intervenir cuando una persona comienza a mostrar signos de radicalizarse. A raíz del ataque a la mezquita de Quebec, tuvieron lugar importantes expresiones de repudio a la violencia a lo largo de todo el territorio canadiense. De igual manera, mandatarios de diversos países manifestaron su solidaridad. Justin Trudeau recibió una llamada de Donald Trump para recibir sus condolencias. Sin embargo, Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, declaró que lo ocurrido en Quebec era un terrible recordatorio de por qué hay que poner atención cuando se trata de la seguridad pública y, de igual manera, por qué Trump está dando pasos proactivos al respecto, en alusión a sus medidas para frenar la inmigración musulmana. Trudeau ha señalado que Canadá se mantendrá como un país abierto a la migración. Dos días después del ataque, el primer ministro envió desde el Parlamento un mensaje: “Al millón de musulmanes canadienses: esta es su casa”. Tanto el gobierno federal como el de la provincia de Quebec han informado que distintas iniciativas buscarán acercar a la comunidad musulmana con otros grupos, así como habrá una mayor vigilancia sobre las amenazas y el vandalismo guiados por el odio a la diferencia. Trump y Trudeau caminan en direcciones distintas en cuanto a este tema.

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