MONTREAL (apro).- El pasado 13 de marzo se dieron a conocer los resultados de un sondeo que le encargó a CROP –una de las encuestadoras de mayor prestigio en el país– la cadena pública de radio y televisión Radio Canadá, para conocer las percepciones sobre inmigración.
El ejercicio arrojó que, pese a que los canadienses valoran positivamente a los recién llegados, hay desconfianza y preocupación en aspectos sociales y culturales producto de estas dinámicas migratorias, particularmente en torno a los musulmanes.
Según datos recientes, uno de cada cinco canadienses nació fuera del país. Además, Canadá recibió a poco más de 320 mil personas sólo en 2016, cifra histórica tomando en cuenta que la media de los últimos años había sido de 250 mil al año.
A estos números hay que agregar el compromiso señalado por el primer ministro, Justin Trudeau, en repetidas ocasiones de que Canadá debe ser una tierra de puertas abiertas. Sin embargo, los resultados de la encuesta apuntan a que la inmigración no puede darse a cualquier precio y que la religión tiene un peso considerable en el sentir popular.
Alain Giguère, presidente de CROP, señaló a Radio-Canadá que la encuesta refleja la dificultad para una parte importante de la población de vivir en una sociedad cada vez más diversa: 37% de los encuestados estima que hay demasiados inmigrantes en Canadá y 65% considera que la cultura e identidad canadienses pueden estar en riesgo por la llegada de extranjeros.
Si bien 46% de los consultados cree que Canadá es un buen sitio para vivir, debido a la multiculturalidad, 21% piensa lo contrario y 33% dice que esto no tiene importancia.
Desde hace meses, la diputada conservadora Kellie Leitch ha propuesto que Canadá haga exámenes a los solicitantes de refugio y residencia, para detectar la presencia de “valores anticanadienses” que contradigan principios como la igualdad entre hombres y mujeres y la tolerancia religiosa.
La propuesta de Leitch ha provocado airadas críticas por parte de diversas fuerzas políticas y medios de comunicación. Sin embargo, la encuesta de CROP arroja que no se trata de un proyecto insensato para gran parte de la población: 74% estaría de acuerdo con la medida.
La encuesta señala que hay distintos grados de percepción respecto a la integración a la sociedad canadiense cuando de religión se trata. Y en ello, los musulmanes aparecen como los más señalados negativamente.
A escala nacional, 92% de los encuestados respondió que los italianos (de fe católica) se han integrado bien y 88% piensa que los judíos no han tenido dificultades. Sin embargo, 47% considera que esto no ha ocurrido con los musulmanes. En la provincia de Quebec la cifra es de 57%. Ante la pregunta específica de si el gobierno debería prohibir la inmigración musulmana, 23% de los canadienses estuvo de acuerdo; en Quebec fue 32%.
“Los resultados de la encuesta no nos sorprendieron. Son un reflejo del gran rechazo a los miembros de nuestra comunidad”, afirma a Apro Haroun Bouazzi, copresidente de la Asociación de Musulmanes y Árabes por la Laicidad en Quebec.
“No es una coincidencia. En primer lugar, varios políticos en Canadá y Quebec han expresado ideas hacia nosotros que nada tienen que ver con la realidad. También algunos medios de comunicación favorecen el clima de intolerancia y los discursos en otros sitios, como en Estados Unidos y en varios países de Europa, han contribuido. Hay mucha desinformación”, agrega.
El número total de musulmanes en Canadá es desconocido para la mayoría de sus ciudadanos: 64% considera que representa más de 5% de la población, cuando en realidad es de 3.2%. Incluso casi un quinto de los consultados piensa que supera 15%.
Trasfondo cultural
Otros puntos específicos vinculados con la población musulmana fueron abordados en la encuesta. Los resultados muestran que en Quebec las percepciones negativas son mayores en comparación con el resto del país.
El 44% de los canadienses estima que no le gustaría que se construyera una mezquita cerca de su casa. La cifra alcanza 60% en Quebec. Respecto a elementos religiosos en la indumentaria de las personas, 41% de los canadienses se oponen a que puedan ser portados por figuras en posición de autoridad (como jueces y policías), mientras 76% de los quebequenses opinan de la misma forma. Por su parte, el velo islámico es visto por 48% en Canadá como un signo de sumisión; en Quebec llega a 62%.
Para Giguère, las elevadas cifras de rechazo en Quebec se explican por un pasado católico, caracterizado por procederes autoritarios, seguido de un acelerado proceso de secularización. Así, la presencia de símbolos religiosos en el terreno público no goza de simpatías, al igual que determinados elementos que puedan ser utilizados para poner en duda la igualdad de género.
Bouazzi coincide en que la tradición quebequense es un factor que influye en la falta de aceptación. También enumera las agresiones cada vez más frecuentes hacia los miembros de su comunidad:
“Varias mujeres que portan velo han recibido insultos, los casos de vandalismo en las mezquitas no han sido pocos y, por supuesto, está la matanza en la mezquita de Quebec en enero (con un saldo de seis muertos y ocho heridos). Hablamos también de otros problemas. Por ejemplo, una persona con nombre musulmán tiene mucho menos probabilidades de encontrar trabajo”.
Thomas Gulian es director del Instituto de Investigación Profesional de los Inmigrantes, con sede en Montreal. Señala a Apro que, en efecto, las investigaciones han mostrado que la inserción en el mercado laboral es más complicada para la comunidad musulmana. Cita un estudio realizado por el sociólogo Paul Eid, donde aparece una tasa de discriminación en la búsqueda de empleo de 33% para perfiles musulmanes en Montreal.
Comenta también que su institución ha realizado investigaciones entre los jóvenes nacidos en Quebec, pero de padres inmigrantes, para conocer sus opiniones sobre la identidad. Entre otros puntos, muchos jóvenes musulmanes tienen miedo a sentirse rechazados, a que pongan en duda su pertenencia a la sociedad y a que varios medios de comunicación proyecten imágenes erróneas sobre ellos.
Apoyo, pese a todo
Hussein Nehme es coordinador cultural del Centro Comunitario Musulmán de Montreal. Comenta a Apro que pese a los resultados de la encuesta, fue testigo de una gran ola de apoyo por parte de diversos grupos luego del atentado de enero en Quebec.
“Hay gente que puede criticarnos. Ni Canadá ni Quebec están exentos de opiniones discriminatorias. Sin embargo, mucha gente nos tendió la mano y se interesa cada vez más por las actividades de nuestra comunidad. Después de todo, somos todos canadienses”, comenta.
A fines de 2015, pocas semanas después de haber tomado posesión como primer ministro, Justin Trudeau se comprometió a recibir a miles de refugiados del conflicto bélico sirio. Hasta el momento la cifra rebasa los 40 mil. Y según la encuesta de CROP, pese a las reservas expresadas hacia los musulmanes, 60% de las personas consultadas señala que se trata de una “buena decisión”.
Además de los sirios, desde fines de 2016 ha aumentado el número de personas de diversas nacionalidades que solicitan refugio al cruzar la frontera desde Estados Unidos.
De los encuestados, 58% piensa que los refugiados son una fuerza para Canadá. Pese a que esta cifra es menor que en Alemania y Suecia (69% y 68%, respectivamente), se aleja de opiniones como las que se han recopilado en Hungría (18%) y Grecia (28%).
Asimismo, ante la pregunta de si las demás culturas tienen mucho que aportar en Canadá, 84% de los consultados respondieron afirmativamente. En general se aprecia la diversidad y se apoya a los refugiados, pero las reservas se enfocan en los musulmanes.
Giguère dijo a Radio-Canadá que hay un humanismo en el país que se expresa mostrando apoyo a gente en problemas, pero que la intolerancia comienza a aflorar con las diferencias religiosas visibles en el espacio público.
Thomas Gulian considera que los resultados del sondeo, por momentos contradictorios, no son sorpresivos: “La acogida de refugiados forma parte de la tradición canadiense. Hay un orgullo al respecto, pero sobre la inmigración de algunos grupos, las cosas son distintas. Los discursos que se escuchan en otros países legitiman posiciones que han existido en Canadá y en Quebec desde hace tiempo”.
La encuesta de CROP incluyó una sección enfocada en percepciones sobre algunos asuntos políticos. La idea de contar algún día en Canadá con un líder parecido a Donald Trump recibió un apoyo de 22%. En Alberta –provincia de fuerte tradición conservadora– la cifra alcanzó 31%. La opinión de que los partidos políticos no se preocupan lo suficiente por la clase media fue compartida por 67% de los consultados.
De acuerdo con el presidente de CROP, la encuesta refleja que poco más de la quinta parte de los canadienses apoyaría a un político de corte autoritario, pero la posibilidad de que triunfe no es alta. Después de todo, eligieron a Justin Trudeau, quien está en las antípodas de Trump.
Pocas horas después de que los resultados de la encuesta se hicieran públicos, Philippe Couillard, primer ministro quebequense, afirmó ante los medios que es necesario considerar que la de Quebec es una sociedad que durante mucho tiempo fue muy homogénea y ahora está en plena transformación.
También comentó que se requieren más dispositivos de acompañamiento para los nuevos llegados, a fin de ayudarlos a tener una mejor integración.
Bouazzi coincide en que es necesario enfrentar la situación desde las políticas públicas, con mayor financiamiento a campañas de sensibilización, contenidos escolares y formación de funcionarios con una perspectiva enfocada en el combate a la discriminación.
Debemos tener coaliciones más sólidas dentro de la sociedad civil para exigir que el tema no pase inadvertido. También es vital que los ciudadanos que no simpatizan con los discursos xenofóbicos no bajen la guardia”, agrega.
El pasado viernes 17, el ministro federal de Ciudadanía e Inmigración, Ahmed Hussen, opinó sobre la encuesta en el servicio internacional de Radio-Canadá.
En primer lugar, comentó que el gobierno no tiene previsto instaurar un examen de “valores canadienses” y pese a que aún hay aspectos por mejorar, el sistema de acogida del país es visto positivamente en el mundo y responde a una visión de compasión y de aprecio por la diversidad. Respecto a la comunidad musulmana, señaló que en la mayoría de los casos, el proceso de adaptación en Canadá es exitoso.
Hussen habló de su propia experiencia: es un musulmán llegado de Somalia a los 16 años de edad.
Los resultados del sondeo señalan que un sector considerable de los canadienses apoya las acciones de Trudeau respecto a la inmigración, pero con ciertas reservas. Calmar las inquietudes de estas personas debe ser por ende un punto importante a considerar por parte de las autoridades federales, insistió Hussen.
La encuesta de CROP se llevó a cabo entre el 27 y el 30 de enero y entre el 14 y el 20 de febrero de 2017. Fueron consultadas dos mil 513 personas, de éstas, mil 24 fueron en Quebec y mil 489 en las demás provincias canadienses. La muestra tomó en cuenta factores como edad, sexo, grado de estudios y lengua materna, a modo de que fuera lo más representativa posible de la población del país, de acuerdo con los datos del censo de 2011.