Brexit: el desafío electoral

lunes, 15 de mayo de 2017 · 09:32
LONDRES (apro).- La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, está convencida de que obtendrá una victoria por amplia mayoría en las elecciones anticipadas de Gran Bretaña que ella misma convocó para el próximo 8 de junio, lo que le permitirá reforzar aún más su mandato político para las complicadas negociaciones por el Brexit. Así lo indican los más recientes sondeos de opinión pública, que le otorgan al gobernante Partido Conservador una ventaja de hasta 16 puntos frente al opositor Partido Laborista. Una encuesta elaborada por la consultora Opinium para el semanario inglés The Observer concluyó el pasado 7 de mayo que los conservadores lideran con el 46% de los votos para ganar los comicios del mes próximo, en los que superarían ampliamente al Laborismo, que alcanza 30% de los votos. La tercera fuerza política, los Liberales Democráticos, se quedarían con 9% de la participación de voto, superando incluso al Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), que cuenta con el 7%. Según ese sondeo, en caso de repetirse esos resultados el 8 de junio, la agrupación de May obtendría una mayoría de al menos cien bancadas en la Cámara de los Comunes, suficiente para permitirle al gobierno aprobar prácticamente sin oposición alguna las leyes necesarias de traspaso de poderes de Bruselas a Londres, desde medidas medioambientales, de pesca y minería, pasando por regulaciones energéticas, de comercio internacional y migración. En efecto, dicha victoria aplastante le dará a May más poder político para iniciar las complejas negociaciones por el Brexit, previstas para mediados de junio y que finalizarían en marzo de 2019. La primera ministra podría utilizar ese mandato para aplacar incluso al grupo de parlamentarios conservadores de ultra-derecha, que quieren ver implementado un “Brexit duro”, es decir, sin acceso al mercado común europeo y fuera de la jurisdicción de la Corte europea de Justicia. La jefa del Partido Conservador, que utilizó como mensaje electoral “por un liderazgo fuerte y estable”, también fue considerada como la mejor política para gobernar actualmente el país, ya que cuenta con el apoyo del 46% de los votantes, comparado con sólo el 21% para el laborista Jeremy Corbyn, cuyos índices de aprobación se han desplomado en los últimos meses. May dijo que a pesar de los pronósticos de las encuestas recientes y de los problemas que afectan al Laborismo, no dará “nada por hecho”, y confirmó que hará campaña en las próximas semanas “por el sufragio de cada uno de los británicos” para obtener una victoria aplastante. Muchos analistas políticos comparan la esperada victoria aplastante de May con la que obtuvo Margaret Thatcher en los años ochenta, trazando paralelos entre ambas políticas conservadoras. La Dama de Hierro gobernó Gran Bretaña durante 11 años, tras ganar por una amplia mayoría tres elecciones generales consecutivas, en 1979, 1983 y 1987. “Solo un voto a mi favor y a favor de mi equipo asegurará que el Reino Unido tenga el liderazgo fuerte y estable que necesitamos para obtener el mejor acuerdo del Brexit para el Reino Unido”, indicó May durante su campaña política. Uno de los puntos más controvertidos de la campaña electoral, además de la salida del país de la UE, es la cuestión inmigratoria, que fue clave para que la mayoría de los británicos votara en junio pasado a favor del Brexit. Durante el inicio de su campaña, May prometió que buscará reducir la migración neta en el Reino Unido de 273 mil a 100 mil personas, una vez que se haga efectivo el “divorcio” de la UE, una promesa que había hecho su predecesor David Cameron y que nunca logró cumplir durante sus siete años de gobierno. De acuerdo con las más recientes cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, en sus siglas en inglés), la tasa de migrantes a Reino Unido cayó a 273 mil de enero a septiembre de 2016; es decir, 49 mil menos que en el mismo período del año anterior. La ONS sostiene que aún es muy pronto para concluir si ese cambio se debió al Brexit o a otros factores económicos. Sin embargo, Kevin Green, director ejecutivo de la Confederación de Reclutamiento y Empleo en Gran Bretaña, destacó que la baja en el número de inmigrantes refleja, en parte, el hecho de que hay un creciente número de ciudadanos europeos que dudan a la hora de buscar trabajo en el Reino Unido debido al Brexit. “Contamos ahora con el nivel de desempleo más bajo desde 2005 (4.7%), y muchos trabajadores dudan de cambiar de empleo debido a las incertidumbres creadas por el Brexit. Además, la caída del valor de la libra esterlina y la falta de claridad acerca de las futuras regulaciones de inmigración, están desincentivando a muchos ciudadanos europeos a buscar trabajo en Gran Bretaña”, afirmó el experto. Otro estudio, del think tank Instituto de Gobernabilidad, concluyó en abril pasado que al menos 3 millones de ciudadanos de otros países de la UE, especialmente de naciones de Europa del Este como Polonia, Rumania y Bulgaria, viven actualmente en el Reino Unido. El grupo destacó que una de las opciones que baraja el gobierno de May es otorgar residencia permanente a todos los ciudadanos de la UE que llegaron al Reino Unido antes de marzo de 2017, pero los ministros deben decidir si su objetivo es simplificar el proceso o reducir la inmigración. Ese instituto aclaró que para lograr ese objetivo en sólo dos años, cuando está previsto que Gran Bretaña abandone el bloque comunitario, el gobierno británico deberá contratar al menos a otros 5 mil funcionarios públicos. E incluso si ese objetivo es logrado, un nuevo sistema para controlar la inmigración proveniente de la UE no estará listo para 2019 y llevará al menos cinco años para entrar en funcionamiento. “El gobierno británico debe ser realista acerca de cuán rápido puede conseguir esa transformación. Y también debe reconocer que la inmigración no es un tema ‘de riesgo’, sino que habrá otros asuntos que deberán resolverse de inmediato una vez que se haga efectivo el Brexit”, destacó el informe. “El verdadero desafío de Whitehall (sede del Gobierno), y aquel que más preocupa al sector empresarial, es la necesidad de contar con un nuevo sistema que esté listo para cuando comience el Brexit, y que sirva para manejar la enorme cantidad de declaraciones aduaneras”, agregó. Durante las negociaciones sobre el Brexit, el gobierno británico deberá decidir sobre el futuro de los 3 millones de europeos que residen en Gran Bretaña, muchos de los cuales trabajan en los servicios públicos como los de la salud y la educación. Las autoridades admitieron que tomarán esa decisión una vez que sepan qué ocurrirá con el estatus de millones de británicos que residen en la UE, en su gran mayoría en España, Francia e Italia. Durante una visita a una empresa londinense el pasado 20 de abril, May indicó que su equipo estudiará el nivel de inmigración sostenible para el país. “Salir de la Unión Europea nos permitirá controlar nuestras fronteras en relación con las personas procedentes de la UE, así como con aquellos que vienen de fuera de ella”, explicó la primera ministra, en referencia al fin del libre movimiento de personas al Reino Unido una vez que se inicie el Brexit. Al respecto, Carlos Vargas-Silva, del Observatorio de Migración perteneciente a la Universidad de Oxford, consideró que si el próximo gobierno mantiene esa promesa, deberá excluir a ciertos grupos para poder hacer frente a la demanda de puestos en los servicios públicos y también en sectores como los de ciencia, tecnología y finanzas. “El tema clave es cuán flexible será ese objetivo, y cómo reaccionará al nuevo panorama económico y político (post-Brexit) en el país”, destacó el experto a la cadena de televisión BBC. Aunque es probable que se reduzca en gran medida el número de inmigrantes comunitarios al Reino Unido tras el Brexit, Vargas-Silva estimó que será “muy difícil” bajar los niveles de inmigración para aquellos no-comunitarios, en su mayoría trabajadores calificados, estudiantes y familiares de personas ya residentes en el país. Por su parte, el Partido Laborista indicó que debido a que tras la salida de Gran Bretaña de la UE se pondrá fin al libre movimiento de personas para los ciudadanos europeos, la prioridad a futuro del gobierno británico “no debería ser imponer más controles inmigratorios”. En ese sentido, el legislador laborista Chuka Umunna, candidato para la banca parlamentaria de Streatham, en el sur de Londres, consideró que tratar de reducir el índice de inmigrantes en decenas de miles de personas “es una estupidez”. “Los tories (conservadores) persisten en imponer objetivos (de reducción) migratoria que nunca cumplieron y es poco probable que los vayan a cumplir ahora. Es hora de abandonarlos de una vez”, escribió Umunna en su cuenta personal de Twitter. Para el grupo Open Britain, que aboga por una Gran Bretaña más abierta a la UE, más controles inmigratorios llevarán a una parálisis de la economía británica. “Las incertidumbres causadas por el Brexit están teniendo un fuerte impacto en nuestra economía y podrían frenar la creación de empleo. Las empresas temen que medidas inmigratorias muy estrictas dificulte el reclutamiento de trabajadores, dañe la economía y afecte los servicios públicos”, afirmó Jame McGrory, vocero de Open Britain. Resta por ver si un futuro gobierno conservador bajo una fortalecida Theresa May logrará hacer frente a los enormes desafíos que implican la salida de la UE, y que definirán de forma irreversible la dirección que tomará Gran Bretaña una vez fuera del bloque comunitario.

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