Elecciones dejan división e incertidumbre en Italia

lunes, 5 de marzo de 2018 · 21:05
ROMA (apro).- Una nueva etapa política empieza hoy en Italia con la necesidad de acuerdos y una marcada incertidumbre, luego de las elecciones generales del domingo 4. La irrupción con fuerza de los indignados miembros del partido Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y de la xenófoba y ultraderechista Liga del Norte en el Parlamento italiano han dibujado un nuevo tablero en el que la coalición de centroderecha es la más votada, pero con menos de 40% de las papeletas y con muchas dificultades para formar un gobierno. El nuevo Parlamento será un rompecabezas con más piezas de las que tenía el anterior y, además, difíciles de encajar por ser incompatibles entre ellas. La sombra de la ingobernabilidad marcará las próximas semanas en las que el septuagenario presidente Sergio Mattarella convocará a los partidos a emprender las difíciles negociaciones. Con casi la totalidad de los votos escrutados, el M5S de Luigi Di Maio, una formación antisistema y populista, resultó ser el partido más votado en Italia, aunque lejos de conseguir la mayoría absoluta. El segundo es el progresista Partido Democrático (PD), el cual, sin embargo, ha perdido la mitad de sus electores, algo que causó hoy mismo la dimisión de su jefe político, el florentino Matteo Renzi. El tercero más votado es la xenófoba y ultraderechista Liga del Norte, de Matteo Salvini, que ha quintuplicado sus preferencias, acabando por primera vez como la fuerza más votada de la coalición de centroderecha, otrora liderada por el partido Forza Italia de Silvio Berlusconi. En este clima político, tanto la Liga como los M5S han reclamado ser los ganadores de los comicios; ambos partidos ya anunciaron su disposición a formar un gobierno, pese a que el resto de las fuerzas políticas no se ha pronunciado a negociar con ellos, hasta el momento. “Tenemos el derecho y el deber de gobernar”, dijo este lunes el jefe de la Liga, el euroescéptico Salvini. “Sentimos la responsabilidad de gobernar (…) Somos la fuerza política que representa una nación entera, 11 millones de italianos nos han votado”, respondió Di Maio –dos horas después– al líder del M5S. Las negativas  Un rotundo rechazo llegó particularmente del progresista PD, cuyo secretario afirmó que su partido no está dispuesto a pactar y se quedará como oposición. “Nos separa de Salvini y de Di Maio su antieuropeísmo, su antipolítica y su odio verbal”, dijo Renzi. También anunció la convocatoria de una Asamblea Nacional para elegir al nuevo secretario general de la formación. “La derrota obliga a abrir una página nueva”, dijo Renzi, quien se mantendrá en el cargo hasta la formación del nuevo Ejecutivo. Salvini, el jefe de la Liga, también desechó las “alianzas extrañas” con otras fuerzas políticas ajenas a las de la coalición centroderechista. Se trata de la posición de un político que en la Unión Europea es aliado de Geert Wilders, líder holandés antimusulmán, y de Marine Le Pen, lideresa francesa del Frente Nacional, quien ayer ironizaba sobre los resultados electorales italianos. “El sur quiere la renta asistida. El norte quiere menos impuestos. Le deseo buena suerte a la deuda pública y al presupuesto”, dijo al respecto en un comentario irónico el periodista Jacopo Iacoboni, especializado en información política y autor del libro El experimento sobre el M5S. Populistas, xenófobos y antisistema “La Liga y el M5S son dos partidos populistas y antisistema. Pero el mensaje del primero ha sido una mezcla de rechazo contra la inmigración y la propuesta de la llamada “flat tax” (una especie de impuesto único para todos), muy apreciados por los empresarios del norte. El M5S, en cambio, centró su campaña electoral en promesas asistencialistas, especialmente en sus mítines en el sur del país”, ha dicho el periodista Iacoboni. “El problema es que, además de ser dos propuestas incompatibles, el tema es que nadie sabe de dónde sacarán el dinero” para cumplirle al electorado, añadió el analista. De esa manera, la guerra campal electoral del pasado domingo dejó una Italia dividida, y ahora se trata de una guerra de guerrillas entre el norte y el sur del país. Según resultados preliminares, el M5S arrasó en lugares como las islas de Sicilia y Cerdeña, las regiones de Calabria, Apulia, Campania, Molise y en Los Abruzos. En tanto, la Liga se impuso entre sus socios de la coalición de centroderecha, en el norte del territorio italiano. “Se ha producido una revolución en la geografía electoral italiana. En la región meridional, el M5S ha arrasado, llegando a obtener hasta 40% (en algunas provincias) y más de 50% en algunas zonas de Campania (la región de Nápoles)”, expuso el centro de estudios electorales de la Universidad Luiss de Roma. “La Liga obtuvo más votos que Forza Italia (FI) en todas las regiones del norte y en la antigua zona roja (Emilia Romaña, Toscana, Umbria y Las Marcas). En Véneto tuvo el triple de los votos que FI; en Lombardía, el doble. Solo en el sur, FI se mantuvo como el líder de la coalición de centroderecha”, añadió. Los ven con recelo La situación italiana recala en la distancia entre el norte y el sur del país, una de las naciones europeas en la que esta división está más marcada. De acuerdo con las estadísticas, uno de cada tres sureños vive en la pobreza y su renta per cápita (16 mil 500 euros), que es la más baja de Italia, es casi tres veces menor a la de ciudades como Bolzano (41 mil 100 euros), la provincia más rica del norte. Tomando en cuenta lo anterior, los partidos políticos adaptaron sus campañas electorales según el lugar a visitar.  Así, si Italia ya estaba partida en dos por su geografía, tejido social y cultural, ahora está fragmentada en el espectro político. “Ha sido un resultado post-ideológico”, considera Luigi Di Maio, el líder del M5S. “Un triunfo absoluto”, añadió en un discurso en el que habló de los endémicos problemas de desarrollo y desigualdad social que afectan a los italianos, sin tocar el asunto de la mafia, que es parte del problema en el sur, donde surgió, y del norte, donde está infiltrada. En esta línea, el M5S ha tendido la mano a los demás partidos, en un intento por calmar los ánimos, pero sin éxito tras los ataques que en estos años la formación le ha lanzado al resto de fuerzas políticas. “Asumimos la responsabilidad de dar un gobierno a Italia ante la comunidad internacional, ante todos los que nos observan y, especialmente, ante los inversionistas y los ciudadanos”, dijo Di Maio. Con su pronunciamiento, el político también buscó enviar un mensaje a la Unión Europea, porque tanto el M5S como la Liga no son bien vistos en Bruselas –tampoco en las oficinas de la canciller alemana, Angela Merkel, ni en el despacho del presidente francés, Emmanuel Macron– por haber expresado posiciones eurófobas. Particularmente, ambos partidos pusieron a debate la vigencia del euro como moneda común del bloque. “La moneda única no es un dogma, no es irreversible; hay que cambiar los tratados europeos”, repetía Salvini durante la semana pasada. “Queremos cambiar la Unión Europea, no destruirla”, matizó después la dirigencia del M5S. Sin embargo, el discurso de este partido italiano tiene similitudes con el de la organización Europa de la Libertad y la Democracia que encabeza el británico Nigel Farage, uno de los personajes que está detrás del Brexit. Por lo pronto, éste es el panorama que ha dejado el partido PD en el gobierno: una economía que ha empezado a crecer de nuevo (1.6 % en 2017, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), un millón de nuevos puestos de trabajo y 25 mil millones de euros recuperados de evasiones fiscales. Además, la aprobación de la ley que endurece las normas contra los feminicidios, el testamento biológico y la introducción del delito de tortura, entre otras medidas, en el código penal local. ¿Un primer ministro xenófobo? Otra incógnita que se avecina para Italia es quién será el primer ministro; por un acuerdo interno de la coalición de centroderecha, el cargo le correspondería al líder del partido más votado de ese bando, es decir, Silvani. Esta posibilidad se debe a una iniciativa que promovió el partido de Silvio Berlusconi. “No hay dudas de que el líder de la coalición centroderecha es ahora Salvini. La duda es si (Salvini) tiene alguna posibilidad de ser primer ministro, algo difícil, puesto que los demás partidos no son particularmente favorables a esta opción”, expuso este lunes el analista Massimo Giannini, vinculado al diario La Repubblica. En todo caso, el árbitro de esta segunda fase será Sergio Mattarella, el presidente del país. A él le tocará mediar entre los partidos ganadores de la elección, de manera que se proceda a la formación de un gobierno. Una tarea que se advierte titánica, puesto que las matemáticas no permiten demasiadas más opciones. En este enredado escenario, “la solución preferida por la Unión Europea es la de un gobierno técnico”, consideró el analista y politólogo Antonio Pilati.  

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