Canadá: piden retirar estatuas de John A. Macdonald para desagraviar a los grupos autóctonos

viernes, 7 de septiembre de 2018 · 10:01
MONTREAL (apro).- John A. Macdonald fue uno de los padres fundadores de la Confederación canadiense (1867) y la primera persona que ocupó el cargo de primer ministro. Aunque falleció en 1891 es un tema de actualidad: diversas voces en el país han solicitado que algunas estatuas erigidas en su honor sean retiradas, al igual que varios edificios públicos y escuelas dejen de llevar su nombre. La razón: Macdonald llevó a cabo políticas que afectaron seriamente a los grupos autóctonos. Una estatua de Macdonald fue removida de la alcaldía de Victoria, en Columbia Británica, y otra más fue blanco del vandalismo en Montreal. Distintas peticiones para desaparecer al político de la esfera pública fueron promovidas antes en otras provincias, aunque sin éxito. La relación espinosa entre los grupos indígenas y Ottawa se ha instalado con fuerza en los terrenos de la memoria. El fundador de la patria John A. Macdonald nació en 1815 en Glasgow, Escocia, y llegó a Canadá con su familia cinco años después. Fue uno de los arquitectos de la Confederación canadiense, la cual surgió oficialmente el primero de julio de 1867. Semanas después se convirtió en primer ministro. Encabezó el gobierno federal de 1867 a 1873 y de 1878 a 1891. Asimismo, creó la Policía Montada de Canadá y la red ferroviaria para cruzar el país de este a oeste. También fue el responsable de la apertura de un sistema de internados para la niñez indígena, financiados por el gobierno federal y administrados por congregaciones religiosas. El último de estos 139 centros cerró sus puertas en 1996. Unos 150 mil menores de los grupos autóctonos vivieron en estos internados pensados para inculcar valores y saberes occidentales, algo que ha sido catalogado por varios expertos como “genocidio cultural”. La discriminación, los castigos físicos y los abusos sexuales fueron temas cotidianos entre sus muros. Junto con otros políticos de la época, Macdonald creó la Ley de Asuntos Indígenas, aún vigente en Canadá, que regula aspectos como el uso de territorios y el acceso a diversos servicios, en un claro ejercicio de tutela. James Daschuk, profesor de la Universidad de Regina, mostró en el libro Clearing the Plants que Macdonald tomó una serie de decisiones para que su proyecto ferroviario tuviese éxito. Una de las medidas fue forzar a varios grupos autóctonos a pasar hambre y enfrentar enfermedades a modo de que dejaran el camino libre a los rieles. En diciembre de 2015, Justin Trudeau, actual primer ministro canadiense, ofreció disculpas a las víctimas de los internados a nombre del gobierno. “Reconocemos que Canadá no ha estado a la altura con sus grupos indígenas. Tenemos una deuda con ellos”, declaró Trudeau en Ottawa. El primer ministro subrayó que es necesario trabajar para alcanzar una verdadera reconciliación nacional y valorar los elementos culturales de estos pueblos. Pese a que han existido algunos gestos para borrar del espacio público a ciertos políticos del pasado relacionados con malos tratos a las comunidades autóctonas, la figura de John A. Macdonald ha provocado todo un cúmulo de reacciones por su importancia histórica. La oposición en marcha El pasado 9 de agosto, los concejales de Victoria decidieron retirar una estatua de Macdonald ubicada frente a la alcaldía de la ciudad. De acuerdo con el acta oficial, la decisión busca favorecer la reconciliación con los grupos autóctonos del país y recordar que el político creó los internados para niños indígenas. La estatua fue removida el 11 de agosto y guardada en una bodega. Dos días después, Sylvia Jones, ministra de turismo de Ontario, declaró en el parlamento provincial que buscaría adquirir la pieza: La historia es importante”. Glen Hare, gran jefe de la nación Anishinabek de Ontario, dijo a Radio-Canadá: “Quieren traer una estatua que nos recordará constantemente lo que este hombre hizo a nuestras comunidades. Aquí no tiene sitio”. Después, la alcaldía de Victoria confirmó en un comunicado que no planea vender la estatua o regalarla. La madrugada del 17 de agosto, una estatua de Macdonald instalada en un parque de Montreal fue regada con pintura roja. “Exigimos a las autoridades de la ciudad que tomen medidas, así como lo hizo Victoria, para retirar este monumento dedicado a un racista”, apareció en un comunicado supuestamente escrito por los autores del acto vandálico y difundido por No Borders, un medio que se describe como “anticapitalista” y “anticolonial”. Tras los trabajos para remover el pigmento del metal, la alcaldía de Montreal anunció que no contempla retirar la estatua. En agosto de 2017, la Federación de Profesores de Primaria de Ontario presentó una petición a las comisiones escolares para que nueve centros de enseñanza dejen de llevar el nombre de Macdonald. Ese mismo mes, una manifestación en Regina, Saskatchewan, organizada por el colectivo Colonialism No More solicitó a las autoridades citadinas que fuera removida una estatua del político. Ninguna de estas iniciativas prosperó. Otras figuras de la historia canadiense han perdido presencia en sitios públicos a raíz de las peticiones de distintos grupos. Un comité de la alcaldía de Montreal decidirá próximamente qué nombre indígena llevará la calle Amherst. El general Jeffery Amherst fue comandante en jefe de las tropas británicas en Norteamérica de 1758 a 1764. Combatió con sables y pólvora a diversas comunidades autóctonas, además de hacerles llegar cobijas que habían sido utilizadas previamente por enfermos de viruela. En junio del año pasado, Trudeau anunció que el edificio que alberga su oficina dejaría de llamarse Langevin. Hector-Louis Langevin ayudó a John A. Macdonald a poner en marcha la red de internados para la niñez autóctona. No obstante, con la única excepción de la ciudad de Victoria, las autoridades de los distintos niveles de gobierno rehúsan hacer cambios respecto a Macdonald. Trudeau había precisado el año pasado, cuando decidió retirar el apellido Langevin del edificio donde está su oficina, que el gobierno federal no modificaría los nombres de construcciones o parques con el nombre de Macdonald. El pasado 14 de agosto, Ottawa dejó en claro que la forma de honrar la memoria de las figuras históricas canadienses es decisión de cada provincia o municipio. Una encuesta de la firma Forum Research realizada en febrero de este año indicó que 33% de los ciudadanos están de acuerdo en que se retiren las estatuas de Macdonald y su nombre en edificios públicos. Perry Bellegarde, gran jefe de la Asamblea de Primeras Naciones de Canadá, reportó a The New York Times que es necesario remover los símbolos de Macdonald como parte de los esfuerzos para lograr una verdadera reconciliación en el país. En tanto, los miembros de Idle No More, el colectivo en favor del respeto a los derechos indígenas, apoyó el retiro de la estatua en Victoria y ha expresado que continuará exigiendo medidas similares. Una postura contraria proviene del Partido Conservador. Su líder Andrew Scheer comentó en el Parlamento que no se debe sucumbir a un ambiente de “rectitud política” que busca “borrar la historia canadiense”. Pierre Anctil, profesor en la Universidad de Ottawa, mostró sus reservas sobre el retiro de las estatuas en las páginas del diario La Presse. “Es mucho más difícil que los ciudadanos entiendan cuál es el significado de la historia si borramos estos símbolos del espacio público”, dijo Anctil. Precisó que habría que retirar las estatuas y nombres de todos los primeros ministros que mantuvieron abiertos los internados para la niñez indígena si el criterio se aplicara de forma justa. Entre quitar y mantener sin cambio alguno, hay una postura que cobra cada vez más fuerza. Murray Sinclair, miembro del pueblo Ojibwa, fungió como juez en Manitoba y como presidente de la comisión que investigó los abusos en los internados para menores. Sinclair, actualmente senador canadiense, ha expresado en distintos foros que suprimir nombres o estatuas puede favorecer la división ciudadana y, por ende, entorpecer los esfuerzos para una verdadera reconciliación. Sugiere, más bien, añadir placas en monumentos y edificios públicos para que se conozcan los claroscuros de las figuras históricas. Asimismo, propone que en el futuro se tomen en cuenta mayores referencias a los grupos indígenas. Mientras tanto, el gobierno federal informó que creará un día de asueto en memoria de las víctimas de los internados para niños autóctonos. La fecha se anunciará en unas semanas. La medida ha provocado las mismas opiniones que las peticiones de retirar estatuas y nombres en edificios: optimismo, rechazo, prudencia. Los símbolos del pasado canadiense son asunto de actualidad.

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