Un cambio de ciclo político en Ecuador tras el 24M

martes, 2 de abril de 2019 · 18:12
QUITO (apro).– El mayor signo de los resultados electorales del pasado 24 de marzo en Ecuador fue, para muchos, el inicio de una indagación fiscal contra el presidente Lenín Moreno Garcés, por la presunta relación con lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Claro, los aliados de gobierno no ganaron en la proporción esperada y, paradójicamente, los candidatos de Rafael Correa obtuvieron éxitos sorpresivos para propios y extraños. Los denunciantes del caso conocido como “INAPapers” han sido citados por la Fiscalía General del Estado para la primera semana de abril. El principal acusador es el legislador de la Revolución Ciudadana, Ronny Aleaga. Igualmente ha sido citado el activista político Fernando Villavicencio, quien publicó varios documentos relacionados el tema en su portal La Fuente. Según el documento de la Fiscalía General del Estado, del 28 de marzo de 2018, se apertura la indagación previa 030-2019-F6, la cual fue dictada por la Fiscal General del Estado encargada, Ruth Palacios, acogiendo la denuncia del Aleaga.
El documento se dirige expresamente a Moreno “por la existencia de serios indicios de corrupción en el manejo de fondos y dineros en el exterior provenientes de la empresa off-shore INA Invesment, la cual habría facilitado una serie de valores y beneficios como muebles, departamentos, autos, objetos suntuarios de lujo y una serie de movimientos de cuentas e inversiones de esta empresa en forma presunta dirigidos al presidente de Ecuador y su familia”, según reza la denuncia acogida por la Fiscalía.
La demanda judicial partió de la filtración de documentos al portal La Fuente, el 19 de febrero de 2019. Los mencionados en la apertura de esta indagación previa de la Fiscalía, son: el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, su hermano Edwin y su esposa Rocío Gonzáles. Además, se cita al comerciante Conto Patiño, su hija María y su esposo Xavier Macías. El asambleísta Aleaga solicitó a la Asamblea Nacional la última semana de febrero que se iniciara un proceso de investigación, pero la mayoría legislativa favorable a Moreno, con la titular de la misma institución, Elizabeth Cabezas, bloquearon el proceso. Y al mismo tiempo un audio reveló una conversación entre ella y la ministra de la Política del Ecuador, María Paula Romo, donde se verifica la acción del gobierno en ese bloqueo. El descenso de la credibilidad y popularidad de Moreno ha sido acelerado. Según la encuestadora Perfiles de Opinión, una semana antes de las elecciones su credibilidad cayó a un 17%, con lo cual todos sus aliados políticos también recibieron el “castigo” en las urnas con ese nivel de aceptación. Y esta situación también se explica por la difusión de los documentos del llamado INAPapers, la reacción virulenta en redes sociales de algunos de sus colaboradores y la censura del tema en los medios públicos controlados por el gobierno y algunos canales y periódicos privados que ahora cohabitan políticamente con Moreno. https://twitter.com/Lenin/status/1113216613237571585 El 24M “castiga” a las derechas En proceso electoral, cuestionado por la Misión de Observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde se elegían alcaldes, prefectos y concejales, además de los miembros al Consejo de Participación Ciudadana, la dispersión política y las sorpresas fueron su tónica que trastocó todos los pronósticos, además del surgimiento de nuevas figuras políticas en algunas ciudades y provincias del Ecuador. Todas las empresas de sondeos de opinión y encuestas electorales fallaron en una de las predicciones: el llamado correísmo quedaría sepultado tras las elecciones del 24 de marzo. Y ocurrió todo lo contrario: con un partido prestado (Compromiso Social) obtuvo una victoria importante, aunque no sea ya la primera fuerza electoral del Ecuador. Ganó dos de las tres prefecturas provinciales más pobladas del país, con lo cual se posiciona como una fuerza política gravitante, además de promover a nuevas figuras y líderes locales para el desarrollo de su organización, tras perder la inscripción del movimiento Alianza PAIS, que fundó Rafael Correa en el año 2006 y que en 11 años obtuvo 14 victorias consecutivas. Más allá de eso, Correa capitaneó la lid electoral desde Bruselas, donde ahora reside, a través de sus cuentas de Twitter y Facebook, hizo dos enlaces digitales con sus seguidores y también denunció al gobierno de Lenín Moreno sobre sus vínculos con INA Invesment. Todo ello, según los analistas, contribuyó al resurgimiento de su movimiento político y el triunfo de algunos de sus candidatos. Sin embargo, las derechas aliadas de Moreno, a pesar de algunos triunfos locales, no alcanzaron la victoria nacional esperada y pronosticada por las empresas de sondeos de opinión. El mayor líder de la derecha ecuatoriana, Jaime Nebot, aspiraba a hacer de estas elecciones “su primera vuelta presidencial con miras a las del 2021”, según el politólogo Franklin Ramírez. Pero después del 24M todo indica que una opción para su candidatura queda pendiente.
De todos modos y sin el total de los resultados: “El gran beneficiado de estas elecciones fue el Partido Social Cristiano (de Nebot), con 8 prefecturas y más de 50 alcaldías repartidas en todo el Ecuador: Costa, Sierra y Oriente. Además, obtuvo una buena votación en otros tantos cantones donde sus candidatos quedaron en segundo o tercer lugar”, explica Ramírez.
Eso sí, esas victorias, salvo en Guayaquil, son en regiones, provincias y ciudades de menor población en las que se disputaron y ganaron los candidatos de la Revolución Ciudadana, la organización de Correa. Para Ramírez hay un efecto para las derechas: “Uno de los aliados estratégicos del gobierno es Jaime Nebot, el alcalde guayaquileño desde inicios de siglo. Su apuesta para estas elecciones era alta: tratar de salir del encierro en su histórico bastión y proyectar a su partido como una fuerza con presencia en todo el territorio. Los primeros datos no permiten afirmar que su apuesta haya sido exitosa. Retuvo Guayaquil, pero perdió otras ciudades (Machala, Ambato) que siempre estuvieron bajo su comando; además tuvo una pésima votación en Quito y Cuenca (segunda y tercera ciudad del Ecuador). Hay un crecimiento de su voto luego de 10 años de confinamiento en su ciudad, pero, al parecer, sigue siendo una fuerza eminentemente regional en la costa con débil presencia en la sierra”. Para otros analistas y economistas, como Pablo Dávalos y Kintto Lucas, el resultado también es el reflejo de la situación social y económica del Ecuador tras el ajuste de Moreno bajo el amparo del Fondo Monetario Internacional (FMI), que devino en el despido de, al menos, 11 mil 600 empleados del sector público, el incremento de los precios de los combustibles y la reducción del gasto estatal en áreas como salud, educación, vivienda e inversión pública. Los dos expertos coinciden que los aliados de Moreno perdieron por la identificación del electorado con sus políticas, pero también porque ninguno de los llamados “anticorreístas” criticó el acuerdo con el FMI, con su silencio pactaron para las elecciones y ahora, tras los resultados han empezado a tomar distancia del gobierno. Para el experto en procesos electorales, el francés radicado en Quito, Matthieu Le Quang, los datos preliminares apuntan a una derrota simbólica de las derechas, pero también al resurgimiento del correísmo: “Si bien la Revolución Ciudadana no gana ninguna alcaldía importante, eso no refleja el buen resultado global para una fuerza política que no ha podido registrar su partido propio. Ganar dos de las tres provincias más pobladas indica que sigue siendo la primera fuerza de oposición al gobierno”. Y otro de los ganadores es el movimiento Pachakutik, el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que no solo mantuvo algunas de sus plazas tradicionales en la Amazonía y Sierra Central, sino que gana la prefectura de la provincia de Azuay, la cuarta más poblada del país. Esta situación abre de nuevo un horizonte a sus militantes y organizaciones aliadas para sustentar su oposición al gobierno de Moreno, fundamentalmente en temas como ambiente, comunidades campesinas y contra el extractivismo petrolero y minero. Frente a este panorama y con una indagación fiscal abierta, el presidente Moreno no se ha pronunciado abiertamente, más allá de los consabidos saludos formales por el proceso electoral y el respeto a los resultados.

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