Boris Johnson: El excéntrico populista pro-Brexit

miércoles, 10 de julio de 2019 · 14:29
LONDRES (apro).- El exalcalde Londres y uno de los principales arquitectos de la campaña por el Brexit, Boris Johnson, se perfila como el principal candidato para convertirse el 22 de julio en el próximo primer ministro de Gran Bretaña, reemplazando a la saliente Theresa May. Sus políticas populistas y su apoyo a un ‘Brexit duro’ sin acuerdo con la Unión Europea (UE) podrían llevar al Reino Unido a una de las crisis políticas más profundas en décadas. Johnson pelea la elección interna dentro del Partido Conservador con el actual canciller británico, Jeremy Hunt, este último un político más de centro que está muy por detrás en los sondeos de opinión. El ganador de la contienda será anunciado este mes tras una votación interna por parte de unos 124 mil afiliados al Partido Conservador, la mayoría de ellos más de derecha, más pro-Brexit y mayoritariamente británicos blancos, que el resto de la población. Y Boris Johnson es su candidato favorito. ¿Pero quién es realmente el posible futuro Primer Ministro británico? Johnson, de 55 años, es actualmente un parlamentario conservador por la circunscripción electoral de Uxbridge y South Ruislip desde 2015, y previamente por la circunscripción de Henley, de 2001 a 2008. Ambas circunscripciones ricas de Londres. Fue también alcalde de Londres, de 2008 a 2016, justamente durante los Juegos Olímpicos de la capital, y más tarde canciller británico, de 2016 a 2018, cuando renunció tras una serie de polémicas y por su desacuerdo con las políticas por el Brexit de su gobierno. Nacido en 1964 en la ciudad de Nueva York con el nombre aristocrático de Alexander Boris de Pfeffel Johnson, es hijo del político conservador Stanley Johnson y de la aristócrata Charlotte Johnson Wahl. Johnson es además descendiente lejano del rey Jorge II de Inglaterra (1683-1760). Vivió de niño en Bruselas, donde su padre se desempeñaba primero como eurodiputado, y más tarde como funcionario para la Comisión Europea. Estudió en el exclusivo colegio inglés de Eton, donde suelen ir diplomáticos, aristócratas y miembros de la Realeza de todo el mundo, y allí se convirtió en “toda una celebridad, incluso de pequeño”, según Sonia Purnell, la autora de la biografía ‘Just Boris’, una de las mejores investigaciones sobre la vida del ahora candidato a mandatario británico. Incluso ya de adolescente Boris era reprendido por las autoridades del colegio debido a sus actitudes y comportamientos excéntricos, que siguen siendo actualmente su “talón de Aquiles”, incluida una falta de organización, un total desinterés por los detalles y una personalidad ‘camaleónica’. “Puede cambiar de opinión política varias veces en el mismo día”, escribió Purnell. Tras su paso por Eton, Johnson estudió en la prestigiosa Universidad de Oxford, donde conoció a su amigo David Cameron, este último que se convertiría en Primer Ministro de Gran Bretaña. En esa casa de altos estudios formó parte del llamado “Bullingdon Club”, un infame grupo de estudiantes hombres, todos ellos de descendencia aristocrática, que se juntaban periódicamente para hacer de las suyas. Johnson comenzó su carrera profesional no como político, sino como periodista. Fue justamente en las redacciones que comenzó a interesarse en la política británica. Pero su falta de precisión y mentiras lo llevaron a ser despedido de su primer trabajo en el prestigioso periódico The Times, luego de inventar una cita en uno de sus artículos. Tras ese despido, Johnson comenzó a trabajar para el periódico del “establishment” inglés Daily Telegraph, donde fue contratado por su amigo y editor en jefe Max Hastings, a quien conocía de sus años en Oxford. Eventualmente logró ascender filas hasta convertirse en el corresponsal del periódico en Bruselas, ciudad que conocía muy bien. Sus reportes y artículos desde la sede de la UE comenzaron a destilar un sentimiento anti-europeo y “eurofóbico”. Johnson es conocido por haber creado el llamado “periodismo del euro-mito”, reforzando entre sus lectores la percepción de que la UE era un organismo burocrático y mal gobernado, al escribir artículos (muchos de ellos falsos) sobre regulaciones que nunca existieron. Por ejemplo, Johnson escribió un artículo para el periódico sobre regulaciones (no existentes) de la UE para importar bananas “sin curvas”. El propio Johnson admitió sobre su paso por el Telegraph que todo lo que escribió para el periódico desde Bruselas “tenía un efecto increíblemente explosivo dentro del Partido Conservador”. “Y me dio, supongo, un extraño sentido de poder”. Gracias a sus populares columnas para el periódico derechista, se convirtió en uno de los periodistas “euroescépticos” más aplaudidos y laudados por los conservadores. En 2001 Johnson fue elegido por primera vez como diputado en la Cámara de los Comunes para la rica circunscripción de Henley (al oeste de Londres), al tiempo de participar como presentador invitado del programa cómico de noticias de la BBC “Have I Got News For You”, donde mostró por primera vez al público británico su personalidad bombástica y excéntrica de político inglés aristocrático. Siete años más tarde, en 2008, Johnson logró ganar la elección por la Alcaldía de Londres, superando en la contienda al laborista Ken Livingstone, quien había sido reelegido en su cargo por sus políticas izquierdistas y sociales. La inesperada victoria de Johnson para convertirse en edil londinense se debió principalmente al apoyo que recibió de los barrios más ricos de la capital, entre ellos Kensington y Chelsea, a diferencia de los barrios pobres y con mayor número de inmigrantes, que habían votado por Livingstone, o “Ken el rojo’ como se lo apodaba por su legado socialista. De acuerdo a la extensa biografía de Purnell, Johnson fue un alcalde “muy descontracturado y holgazán, que hacía poco y se la pasaba jugando al ping-pong con empleados en las oficinas de la alcaldía”. Durante sus ocho años al frente de la Alcaldía londinense, Johnson debió enfrentar los disturbios de violencia en Londres de 2011, liderar la organización de los Juegos Olímpicos de 2012 y poner en marcha un sistema de bicicletas públicas por la ciudad, conocidas como “Boris bikes”. Previo al referendum de junio de 2016 por el futuro de Gran Bretaña en la UE, Johnson aún no estaba decidido qué campaña apoyar, incluso a pesar de su ferviente euroescepticismo durante sus años como periodista para el Daily Telegraph. Por un lado, su propio partido gobernando entonces por David Cameron apoyaba la campaña para permanecer dentro de la UE. El eslogan subrayaba que si el país salía del bloque, ello dañaría a la economía y a la influencia británica en el mundo. Pero por otro lado, Johnson ya había sido muy crítico de la UE, en especial de sus instituciones, y todo indicaba que la campaña para salir del bloque iba a perder (según los sondeos de opinión de ese momento), por lo cual pensó que apoyar a los perdedores elevaría su perfil político. Para ayudarse a decidir, el político escribió dos columnas para el Daily Telegraph, una a favor de abandonar la UE, y otra por la permanencia. Finalmente optó por la primera, convirtiéndose de inmediato en una de las principales figuras políticas de la campaña ‘Vote Leave’ (Vote para salir) junto al populista y ultra-nacionalista Nigel Farage. Durante las semanas previas al referéndum, Johnson hizo campaña subido a un autobús que llevaba el eslogan: “Nosotros destinamos a la UE £350 millones de libras esterlinas por semana. Financiemos en cambio nuestro servicio de salud”. Esa cifra terminó siendo falsa, ya que el Reino Unido recibe gran parte de ese dinero gracias al llamado “cheque británico”, un descuento en la contribución británica al presupuesto de la Unión Europea. Pero a Johnson no le importó esa mentira. El mensaje central de su campaña decía que el Brexit haría que Gran Bretaña “fuera grande de nuevo”. Cinco meses después, Donald Trump utilizaría un eslogan similar en su campaña electoral de 2016 para convertirse en presidente de Estados Unidos. Tras la victoria del Brexit en el referendum de junio de 2016 y luego de la renuncia de Cameron al frente del Gobierno, Johnson fue nombrado por la primera ministra Theresa May como canciller británico, su cargo de mayor responsabilidad política. Sin embargo, ese período de dos años al frente del Ministerio de Exteriores fue caracterizado por una seguidilla de “metidas de pata” y polémicas diplomáticas, incluyendo una declaración inapropiada sobre la ciudadana británico-iraní Nazanin Zaghari-Ratcliffe, encarcelada en Irán por supuesto espionaje. Johnson dijo públicamente que la mujer estaba en el país “entrenando a periodistas”, cuando en realidad se encontraba de vacaciones. Johnson fue acusado de darle justificaciones al regimen iraní para mantener presa a Zaghari-Ratcliffe, quien sigue detenida en Irán de forma indefinida. Finalmente, Johnson decidió renunciar como canciller en julio de 2018, según él por estar en total desacuerdo con la estrategia de negociación de May por el Brexit. A pesar de esa postura, en marzo pasado el político conservador votó a favor de ratificar el acuerdo de May con la UE por la salida británica del bloque, aunque luego se retractó de esa posición, apoyando la opción del ‘Brexit duro’. Muchos críticos acusan a Johnson de “racista” y “xenófobo” por haber escrito en una de sus frecuentes columnas para el Daily Telegraph que los africanos son “piccaninnies” (término despectivo hacia niños negros) y que tienen “sonrisas de sandía”. También llegó a decir que el expresidente Barack Obama tenía un “desagrado ancestral” por el Reino Unido por contar con antepasados kenianos. Y en agosto de 2018, comparó a las mujeres musulmanas que llevan el velo islámico con “ladrones de banco encapuchados” y con “buzones”, dichos que le valieron acusaciones de “islamofóbico” y “ultra-derechista”. Como editor invitado de la revista derechista The Spectator, Johnson también fue acusado de racista, al permitir la publicación de un artículo de opinión que argumentaba que la raza y la inteligencia estaban conectados. “Los orientales tienen cerebros más grandes y suelen obtener coeficientes intelectuales más altos, mientras que los negros están en el extremo opuesto”, indicó la nota no firmada. Johnson fue acusado además de homofobia, al calificar en un artículo de opinión a los homosexuales como “maricones con camisetas ajustadas”. Su vida privada no ha escapado a las controversias. Estuvo casado en segundas nupcias, y tiene al menos 5 hijos, uno de ellos fruto de un romance extra-matrimonial que nunca legitimó. Su novia actual, Carrie Symonds, 23 años menor que él, es una empleada del Partido Conservador, que habría estado detrás de su exitosa campaña para convertirse en el próximo líder de los conservadores y primer ministro británico. Sin embargo, el pasado 21 de junio, la Policía inglesa debió intervenir en un incidente doméstico en la casa de Johnson en el sur de Londres, cuando varios vecinos denunciaron haber escuchado a una mujer gritando, amenazando a Johnson y tirando objetos por la casa. En una grabación obtenida por el periódico The Guardian, Johnson es escuchado gritándole a su novia “sal de mi maldita computadora”, mientras ella le responde “vete a la mierda” y “no te quiero ver más en mi apartamento”. Un vecino decidió hacer la denuncia luego de los fuertes gritos y amenazas entre ambos. Hasta ahora Johnson se ha negado a hablar del incidente, que dejó al descubierto no sólo a una persona volátil y agresiva, sino también manipuladora y esquiva. Todos los sondeos de opinión indican que Johnson se convertirá en el próximo Primer Ministro británico, cargo en el que buscará implementar un ‘Brexit duro’ sin acuerdo con la UE y políticas de derecha anti-inmigratorias. Ese será un plan muy riesgoso que podría costarle su futuro político, como también el futuro económico y social de Gran Bretaña.    

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