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Gobierno y oposición en Venezuela arrancan en la CDMX proceso de negociación

Los representantes del gobierno venezolano de Nicolás Maduro y de la oposición liderada por Juan Guaidó dieron hoy el banderazo de inicio al proceso mediante el cual se aspira a solucionar la profunda crisis institucional y política que sacude al país sudamericano desde 2016.
viernes, 13 de agosto de 2021 · 21:43

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Los representantes del gobierno venezolano de Nicolás Maduro y de la oposición liderada por Juan Guaidó dieron hoy el banderazo de inicio a un proceso de negociación “intensa” e “integral” que se llevará a cabo en la Ciudad de México, en las próximas semanas.

Con ello se aspira a solucionar la profunda crisis institucional y política que sacude al país sudamericano desde 2016, bajo el principio de que “nada está acordado hasta que todo lo esté”.

Las partes buscan un acuerdo definitivo sobre los siete puntos de la agenda que pactaron: “derechos políticos para todos”; “garantías electorales” –y un cronograma para nuevos comicios--; levantamiento de las sanciones internacionales; respeto al Estado Constitucional; renuncia a la violencia y la reparación a las víctimas; protección de la economía, y garantías para la implementación del acuerdo.

Si bien buscan un acuerdo definitivo, acordaron que en el transcurso de los próximos días o semanas podrán pactar “acuerdos parciales tempranos” para resolver temas urgentes, los cuales serán incluidos en el documento final en el caso de que las negociaciones desemboquen en un texto que convenga a ambas delegaciones, de nueve miembros cada una.

En la ceremonia de arranque del proceso de negociación, celebrada esta tarde en el Museo Nacional de Antropología e Historia, Jorge Jesús Rodríguez Gómez, por parte del gobierno, Gerardo Blyde Pérez, de la Plataforma Unitaria de Venezuela, y Dag Nylander, representante del gobierno de Noruega, firmaron un memorando de entendimiento negociado durante los meses anteriores, bajo la mirada del canciller Marcelo Ebrard Casaubón, como testigo de honor.

El memorando estableció la agenda de negociación y los términos generales del diálogo, el cuarto desde el estallido de la crisis política más grave que ha enfrentado Venezuela en la historia reciente, en 2016, que derivó en una terrible situación económica y violaciones a los derechos humanos, que llevaron a más de cinco millones de personas –una sexta parte de la población-- a huir del país.

Durante la ceremonia, los principales protagonistas expresaron su apertura al diálogo, refrendaron las posturas de sus grupos de poder y reconocieron las brechas que dividen cada campo. Así, mientras el representante del gobierno venezolano celebró que la negociación se haga “entre venezolanos” –en línea con la retórica de la intervención extranjera que impulsa Maduro--, el de la oposición subrayó el pésimo estado en que se encuentra el país.

La negociación “seguramente tendrá momentos muy difíciles”, recalcó Blyde, pues implica trascender “profundas diferencias” y una “escala absurda” entre las partes que llevó el país al abismo. Por ello, insistió en que “no es el momento para que cada parte repita su narrativa”, sino llevar a buen puerto el “proceso más sólido por el que hayamos transitado”, mediante un acuerdo “incluyente para todos, incluso para quienes hoy están escépticos ante lo que inicia”

Rodríguez, quien preside la Asamblea Nacional, se congratuló porque las “controversias” entre venezolanas y venezolanos puedan “dirimirse entre ellos sin ningún tipo de injerencia” y, tras exhortar a que “nadie ataque de manera aviesa lo que estamos empezando el día de hoy”, recalcó que ni las “presiones” ni las “amenazas funcionan con nosotros”.

En tanto, la oposición a Maduro, históricamente fragmentada e ideológicamente dividida, pretende que el gobierno le otorgue un mayor espacio en el espectro político.

Al régimen bolivariano le urge que el gobierno de Estados Unidos levante las sanciones económicas contra algunas de sus empresas –como la petrolera nacional PVDSA-- y funcionarios para dar oxígeno a una economía en ruinas.

Dichas prioridades quedaron plasmadas en los principios del memorando, donde los conceptos de “democracia inclusiva”, “respeto a los derechos humanos” y “pluralismo político” se mezclan con la “necesidad de que sean levantadas las sanciones contra el Estado venezolano”, la “estabilización y defensa de la economía nacional” y el rechazo contra “cualquier violencia política contra Venezuela, su Estado y sus instituciones”.

El noruego Nylander, cuyo gobierno funge como facilitador del diálogo desde hace varios años, advirtió a las partes que “el resultado exitoso dependerá del compromiso absoluto de los propios actores políticos”, e insistió: “Nadie más puede resolver esta situación, sino ustedes”.

“Nuestros mejores deseos del éxito de sus conversaciones en bien del pueblo venezolano”, planteó por su parte Ebrard, al añadir que “México será, como siempre, un anfitrión respetuoso, solidario y siempre dispuesto a colaborar”.

El tono de los representantes de ambas partes resultó mucho más diplomático que los de sus respectivos superiores, Maduro y Guaidó, quienes entre ayer y hoy se enviaron dardos mutuos: el presidente venezolano tachó a su contraparte como “oposición extremista de derecha gobernada desde Estados Unidos”, y el opositor recalcó que no cedería a “presiones de una dictadura”.

Los gobiernos de Rusia –aliado de Maduro-- y de Países Bajos –más cercano a la oposición-- acompañarán la discusión, que pretende “construir un futuro conjunto para todos los venezolanos y todas las venezolanas”; el diálogo también será supervisado por un grupo de “países amigos” que aún no se han definido.

Ayer, el vocero del Departamento de Estado recalcó a la Agencia France Presse que Washington espera “sinceridad” por parte del gobierno de Maduro, para llegar a una “solución negociada” que consistiría en la organización de elecciones libres.

 

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