El centenario del Peón Contreras

lunes, 22 de diciembre de 2008 · 01:00
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MÉRIDA, Yuc - El Teatro Peón Contreras, soberbio edificio que engalana las calles y las plazas del Centro Histórico de esta ciudad, es una joya arquitectónica levantada sobre su demolido antecesor ?el San Carlos? en 1908, el 21 de diciembre Es decir, este domingo ha cumplido sus primeros 100 años de fructífera vida Para conmemorarlos, así como el de la erección de su primer ancestro en el mismo sitio (octubre de 1807), Adolfo Patrón Luján, presidente del Patronato de la Orquesta Sinfónica de Yucatán ?cuya sede es nuestro hermoso coliseo?, encargó elaborar un libro que refiriera su vida y vicisitudes, y que exaltara su belleza en artísticas láminas y elegante diseño Se cumplió el cometido y el volumen, en lujosa edición de 204 páginas, se concluyó y se presentó recientemente en el escenario del propio recinto Una particularidad de este elegante coso, desde su bicentenario origen, es haber sido idea, obra y propiedad de un puñado sucesivo de ciudadanos yucatecos, que interpretaron el ansia común de disponer de una casa ?decorosa primero y suntuosa después, cuando el auge henequenero lo permitió? para la representación teatral y musical en el seno de aquella ciudad tan distante de las importantes urbes mexicanas, pero, a través de La Habana y de Nueva Orleans, bien comunicada con Nueva York y con Europa Hace ya 30 años, después de largos años como sala cinematográfica y su posterior cierre y abandono total, y ante el riesgo de su probable demolición, el entonces gobernador de la entidad, doctor Francisco Luna Kan, tomó la encomiable decisión de decretar su expropiación Desde entonces ha vivido el TPC uno de sus períodos de mayor esplendor El subtítulo del libro reza: Biografía de un monumento Es por eso que, más que una pormenorizada historia o un tratado académico, en el libro se cuentan y describen el ambiente social de su rico pasado, la edificación y su despliegue arquitectónico, y los avatares de los diferentes constructores y sucesivos capitanes de la accidentada empresa (varones y damas extraordinarias), así como las manifestaciones estéticas que ha cobijado y los artistas que lo han honrado Así que, a través de todo el volumen, convive este interesante y copioso acontecer con la crónica de su majestuosidad física y su diversidad escénica Y se establece una viva conversación entre los textos fluidos, complementarios entre sí, y las hermosas imágenes que lo sostienen En él brilla el arte del lente estético de Eduardo Cervantes, cuya sensible mirada, a través de más de 90 imágenes excelsas, consiguió enaltecer aún más la majestad y elegancia del recinto En cuanto a la escritura, se reservó lo literario a la fantasía lingüística de Fernando Espejo y a la imaginación evocadora de Roldán Peniche Barrera: uno, Telón de boca, el prólogo, con su difícil prosa fácil de juegos y vaivenes (y, tristemente, última que escribiera para un libro); y el otro, Mirada en el tiempo, la introducción, anclando su sintaxis sabia en la atmósfera meridana de finales del siglo XVIII Poetas al fin, prepararon el terreno: el ánimo sicológico y el espíritu sociocultural, respectivamente, para que se pudiera entrar en materia De lo propiamente histórico ?que asomaría su rostro tantas veces? se ocupó, en el primer capítulo y en apretada prosa, Carlos Peniche Ponce: Memoria y trascendencia, al igual que del esquema general y de la coordinación de textos Juan Peón Ancona, en su estupendo Viaje en el recuerdo, pintó una amable crónica, plena de información escénica y valioso anecdotario Enseguida, en La ciudad pide un teatro, Pablo Chico Ponce de León, el historiador del arte, empuñó ahora, al lado de su sapiencia, una pluma sensitiva para describirnos la magnificencia arquitectónica de nuestro coliseo María Teresa Mézquita Méndez, con dúctil periodismo, en Nuevos tiempos nos cuenta del memorable traspaso patrimonial y despliega la aparente representación de una obra teatral sobre el vasto catálogo en las tablas del TPC Y el broche de oro: Escenario de conciertos ?es decir, la música sinfónica y el mundo de la ópera? estuvo a cargo de la pluma culta de Jorge Álvarez Rendón, el maestro en la crónica de artes escénicas Con su espléndida portada y su antiguo Peón Contreras detrás (como si fuera un delicioso estuche), comprobamos que la intuición para el formato, el diálogo de imágenes, la equidad tipográfica y el equilibrio del color ?la gracia completa del libro? son obra del diseñador y coordinador editorial Miguel Ángel de la Fuente

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