El silencio del mundo
Textos de Difusión Cultural - UNAM
Una noche, después de oír música, alguien se queda escuchando el repentino silencio: ahí se despliegan ecos cuya intensidad está pronunciando el lado callado de la existencia: "la noche está llena/ del silencio de las cosas" El poemario de Enrique Maza Rumores de silencio (México, UNAM, 2008), parte de instantes como ese en que el hombre encuentra su medida: "Sobrepaso la palabra,/ me sobrepasa el misterio" Al periodista, que desde el viejo Excélsior y Proceso se ha ocupado de transmitir una visión escuetamente realista pero esperanzada de nuestra realidad cotidiana, esta vez lo desborda su aguda conciencia ("no ha cabido en este mundo/ lo que dicen mis palabras") El silencio es una pregunta sobre el sentido de la vida, y esa inmensa interrogación contiene ya algunas respuestas: "El silencio se levanta/ de nuestros seres de tierra,/ como una bruma envolvente/ de nuestro amor, que es espera" En los bordes de su percepción del mundo, sensorial y siempre a ras de tierra, comienza la reflexión sobre su propia existencia Pero el "yo" romántico, que en la perspectiva histórica parece vanidad, no lastra esta voz; por el contrario, el poeta se reconoce como uno de los inumerables eslabones en la cadena de todo lo que es Este tránsito de la palabra transmisora de información y de opinión hacia la que expresa, le causa dudas: "Si pocos han comprendido/ la palabra de mis días, / la palabra de mis noches/ ¿quién me la comprendería?" Sin embargo, pronto se le hace evidente que en la poesía, más allá de los recursos literarios que cada quien desarrolla, la lengua no pertenece a nadie en particular, sino que a veces se sirve de voces individuales para que el mundo se exprese en el verbo Entonces Maza ya no aspira a renombrar el mundo, sino a ser nombrado con él, fenómeno que ocurre en un punto que no puede calificarse sino de espiritual: ahí donde confluyen la voz humana y el silencio cósmico, pleno del ser Las palabras dejan de ser instrumentos del poeta y se transforman en la sustancia generadora de un nuevo sentido, en el pretexto de una revelación de origen plenamente humano pero que incluye la capacidad de percibir el misterio fértil, el silencio rumoroso, es decir, lo que se ha llamado la conciencia oceánica del ser Y si bien se percibe que estos 103 poemas, así como las "Reflexiones poéticas" y los "Dos juegos musicales" han sido escritos en circunstancias y tiempos muy diferentes, al presentarse reunidos en este volumen es legítimo leerlos como un tratado lírico sobre el vaivén existencial de la palabra y el silencio, confluentes en la imagen dinámica y plural del mar El mar espejo del cielo, pero éste sí tangible, ante cuya inmensidad "no hay palabras que escuchar/ Sólo entender el silencio" De esa materia se compone el rumor que da título al volumen: al escuchar el silencio se revelan los sonidos que permanecían ocultos en el escándalo cotidiano, y se presiente que el mundo está contenido en el movimiento de una verdad más amplia En términos literarios, este rumor cadencioso combina el versículo prosaico de Whitman, que tan hondo arraigó en la poesía latinoamericana, con los vivaces octosílabos de la secular tradición castellana, tan útiles para las coplas festivas como para el depurado canto místico Los "Dos juegos musicales" que cierran el volumen muestran el preciso acoplamiento de una forma poética regular (octosílabos rimados) con el flujo de recuerdos, reflexiones y metáforas Los aparentes cartabones del metro y la rima funcionan entonces para lo que fueron inventados: para darle estructura y fuerza a la libertad expresiva Al terminar de leer Rumores de silencio queda la certeza de haber escuchado a un hombre que nos ayuda a darle sentido a las sombras y al silencio de la vida humana l
Una noche, después de oír música, alguien se queda escuchando el repentino silencio: ahí se despliegan ecos cuya intensidad está pronunciando el lado callado de la existencia: "la noche está llena/ del silencio de las cosas" El poemario de Enrique Maza Rumores de silencio (México, UNAM, 2008), parte de instantes como ese en que el hombre encuentra su medida: "Sobrepaso la palabra,/ me sobrepasa el misterio" Al periodista, que desde el viejo Excélsior y Proceso se ha ocupado de transmitir una visión escuetamente realista pero esperanzada de nuestra realidad cotidiana, esta vez lo desborda su aguda conciencia ("no ha cabido en este mundo/ lo que dicen mis palabras") El silencio es una pregunta sobre el sentido de la vida, y esa inmensa interrogación contiene ya algunas respuestas: "El silencio se levanta/ de nuestros seres de tierra,/ como una bruma envolvente/ de nuestro amor, que es espera" En los bordes de su percepción del mundo, sensorial y siempre a ras de tierra, comienza la reflexión sobre su propia existencia Pero el "yo" romántico, que en la perspectiva histórica parece vanidad, no lastra esta voz; por el contrario, el poeta se reconoce como uno de los inumerables eslabones en la cadena de todo lo que es Este tránsito de la palabra transmisora de información y de opinión hacia la que expresa, le causa dudas: "Si pocos han comprendido/ la palabra de mis días, / la palabra de mis noches/ ¿quién me la comprendería?" Sin embargo, pronto se le hace evidente que en la poesía, más allá de los recursos literarios que cada quien desarrolla, la lengua no pertenece a nadie en particular, sino que a veces se sirve de voces individuales para que el mundo se exprese en el verbo Entonces Maza ya no aspira a renombrar el mundo, sino a ser nombrado con él, fenómeno que ocurre en un punto que no puede calificarse sino de espiritual: ahí donde confluyen la voz humana y el silencio cósmico, pleno del ser Las palabras dejan de ser instrumentos del poeta y se transforman en la sustancia generadora de un nuevo sentido, en el pretexto de una revelación de origen plenamente humano pero que incluye la capacidad de percibir el misterio fértil, el silencio rumoroso, es decir, lo que se ha llamado la conciencia oceánica del ser Y si bien se percibe que estos 103 poemas, así como las "Reflexiones poéticas" y los "Dos juegos musicales" han sido escritos en circunstancias y tiempos muy diferentes, al presentarse reunidos en este volumen es legítimo leerlos como un tratado lírico sobre el vaivén existencial de la palabra y el silencio, confluentes en la imagen dinámica y plural del mar El mar espejo del cielo, pero éste sí tangible, ante cuya inmensidad "no hay palabras que escuchar/ Sólo entender el silencio" De esa materia se compone el rumor que da título al volumen: al escuchar el silencio se revelan los sonidos que permanecían ocultos en el escándalo cotidiano, y se presiente que el mundo está contenido en el movimiento de una verdad más amplia En términos literarios, este rumor cadencioso combina el versículo prosaico de Whitman, que tan hondo arraigó en la poesía latinoamericana, con los vivaces octosílabos de la secular tradición castellana, tan útiles para las coplas festivas como para el depurado canto místico Los "Dos juegos musicales" que cierran el volumen muestran el preciso acoplamiento de una forma poética regular (octosílabos rimados) con el flujo de recuerdos, reflexiones y metáforas Los aparentes cartabones del metro y la rima funcionan entonces para lo que fueron inventados: para darle estructura y fuerza a la libertad expresiva Al terminar de leer Rumores de silencio queda la certeza de haber escuchado a un hombre que nos ayuda a darle sentido a las sombras y al silencio de la vida humana l