Cartas a Tomás Segovia

martes, 22 de abril de 2008 · 01:00
Fondo de Cultura Económica
Poetas hermanos: Paz y Segovia, Walcott y Césaire Marie-José Paz, a cuya iniciativa se debe el volumen con portada color azafrán ("color de una de las especias características de la India") que el Fondo de Cultura Económica ha comenzado a distribuir desde el pasado viernes, dice: "No podía haber mejor manera de recordar a Octavio, de hacerlo presente, que a través de su pensamiento, de sus palabras Por eso pensé que sería oportuno publicar una serie de cartas suyas, y en particular éstas, dirigidas a Tomás Segovia, que siempre he tenido muy presentes porque yo estaba a su lado, en la India, cuando escribió la mayor parte de ellas Son cartas sobre asuntos que le importaban profundamente, llenas de pasión, en las que es posible sentir la ebullición de sus ideas, el ritmo con que van surgiendo" En efecto, las cartas muestran la enorme vitalidad de Octavio Paz, su capacidad de reflexión, su necesidad de dialogar, su permanente interés por lo que ocurre en México y la vehemencia de su temperamento crítico El libro no recoge las misivas enviadas por Segovia, pero en muchos casos su contenido puede deducirse a partir de lo que Paz responde y comenta Son cartas que iluminan muchos aspectos de la obra y de la biografía de ambos, y que permiten asomar a una de las amistades más interesantes del ámbito literario mexicano en la segunda mitad del siglo pasado Señala Marie-José: "Segovia fue un interlocutor de primer nivel para Octavio; sólo se escriben cartas como éstas a gente que sabemos capaz de comprendernos, porque se encuentran en un plano de igualdad intelectual" Pasarán más de cuatro años para que comiencen a tutearse, pero los dos hablan ?así lo señala Paz desde el primer momento al agradecer a Segovia su inteligente lectura de El arco y la lira? "un lenguaje común y sin (necesidad de) intérpretes" El epistolario exhibe el notable sentido de la amistad que tiene Paz, a la vez generoso y exigente, franco, lejos de la complacencia con que suelen tratarse quienes sólo se hallan ligados por formalidades y afectos superficiales Paz agradece, estimula, felicita, aconseja, celebra a su amigo, pero también protesta, reprocha, manifiesta su irritación, expresa sin ambages su malestar cuando lo juzga necesario Es desde esta perspectiva que más se echan de menos las cartas de Segovia, cuyo aprecio por Paz es indudable (ha escrito con brillantez sobre la obra de éste en más de 10 ocasiones), pues uno quisiera conocer de manera puntual las reacciones de Segovia Como toda relación, la amistad entre los dos poetas sufre de altibajos, pero se sostiene sobre una inquebrantable admiración mutua, sobre una compartida confianza en la poesía, sobre una común voluntad de transformar la realidad De allí que uno de los temas principales de la correspondencia sea el deseo de hacer una revista, crear un espacio para que los escritores de habla hispana se reconozcan y dialoguen con sus pares de Europa, de Norteamérica y, especialmente ?Paz hace hincapié en el punto más de una vez?, con los de lengua portuguesa En la misiva fechada el 28 de enero de 1968 en Nueva Delhi, le plantea: "A mi juicio, debemos pensar en dos modelos: a) una revista de 98 páginas, mensual, como la Revista Mexicana de Literatura; b) una revista como La Quinzaine Litteraire (30 páginas) sin grabados ?a mi modo de ver: ¿por qué darle gusto al público con retratitos? y también mensual Tiraje: 5 mil ejemplares Aparte del capítulo de impresión y papel, el no menos importante de las colaboraciones: cuatro textos a mil pesos; ocho a 750, más pago de traducciones (dos en cada número) Por último, sueldo del secretario de redacción, de una mecanógrafa y los gastos de correo de la redacción No incluyo los gastos de distribución, local, mobiliario, luz, administración, etcétera, porque eso debe correr por parte de la editorial que nos ampare, sea Orfila, Mortiz o el Diablo" Meses después ocurriría la matanza estudiantil de Tlatelolco y la consabida renuncia de Paz a la embajada El proyecto de crear la revista se materializó en octubre de 1971, gracias al apoyo de la cooperativa del diario Excélsior, cuando su director era Julio Scherer García Los poetas encontraron la rara suma de respaldo financiero y autonomía editorial indispensables para realizar la publicación que sólo aparece bosquejada en estas cartas Se llamó Plural La correspondencia también lleva temas alternativos ?o subtramas? igualmente interesantes Uno de ellos es la relación de Paz con el surrealismo, que el epistolario permite atisbar desde la propia óptica del poeta Resalta, en particular, la carta escrita el 20 de septiembre de 1965, dedicada en gran parte a la descripción de su parecer sobre André Breton, que revela una compleja mezcla de sentimientos e ideas Sin embargo, como subraya para Proceso Marie-José Paz, "quien busque revelaciones de índole personal no encontrará ninguna En general, en su correspondencia Octavio nunca hablaba de su persona Y ésta no es la excepción La correspondencia con Segovia estuvo siempre animada por las ideas, no por las confidencias A pesar de ello, no pude dejar de sentir, mientras la releía, que asomaba a la intimidad de dos mentes un poco en calidad de voyeur No se puede dejar de sentir un poco de rubor" Reunidas gracias a la generosidad de la familia Segovia y a la ayuda de Joaquín Díez-Canedo desde la gerencia editorial del Fondo de Cultura, las Cartas a Tomás Segovia son, además, un testimonio fascinante de la seriedad y entusiasmo con que Paz asumía la amistad en una época ajena a la inmediatez electrónica, en que las llamadas de larga distancia eran un rarísimo lujo Esta es la quinta colección de cartas de Paz que se ha hecho pública La primera fue una quincena de cartas enviadas a Vicente Rojo en la época (1967-1969) en que ambos trabajaban en la edición de los Discos visuales y del libro sobre Marcel Duchamp, para Ediciones Era Apareció en el número 25 de la revista Syntaxis, dirigida por el poeta canario Andrés Sánchez Robayna, en 1991 La segunda fue la Correspondencia Alfonso Reyes/Octavio Paz (1939-1959), preparada por Anthony Stanton para el Fondo de Cultura Económica en 1998 Luego siguió Memorias y palabras Cartas Pere Gimferrer 1966-1997, publicada por Seix Barral en 1999 Y Cartas cruzadas, Octavio Paz/Arnaldo Orfila, publicado por Siglo XXI Editores en 2005 Marie-José Paz comenta que próximamente se publicará otro epistolario, del cual prefirió reservarse el nombre Saludo a Derek Walcott Al final de este verso hay una puerta (que se abre sobre una balaustrada azul en la que se (posará una gaviota con garras como garfios, más allá, como una idea abandonada por una imagen lentamente escondida sobre el (martillado metal del mar vespertino, una hoja de papel gobernada por mi (mano derecha: una pequeña vela con dirección a (Martinica o a Sicilia Así comienza uno de los poemas pertenecientes al décimo cuarto libro de poesía de Derek Walcott, The Bounty (La dádiva), título con el que alude al "claro idioma" que su madre le enseñó, "el idioma con el que me duelo por ella, ahora", el inglés, un idioma que no ata al poeta a tradición colonial alguna, sino que le pertenece en la medida en que lo usa con maestría Es por eso que, cuando le han preguntado si cree formar parte de la tradición de la poesía inglesa, ha respondido que, en vez de colocarse al final de una tradición tan larga, prefiere ubicarse al principio de una nueva Decir eso no significa que busque arrogarse un sitio especial en un ámbito geofísico determinado ?ser el mayor poeta del Caribe en lengua inglesa, o algún otro grosero reduccionismo semejante?, sino simplemente asumirse como un artista que mira, disfruta y describe por primera vez la parte del mundo en que le tocó crecer: la isla de Santa Lucía, en la que nació un 23 de enero, hace 78 años; ese mundo de las Antillas, trópico que, como al tabasqueño Carlos Pellicer, le ha dado a Walcott unas manos llenas de color En el caso de Walcott la expresión es prácticamente literal, pues el poeta es también pintor desde la adolescencia ?heredó de su padre, un hombre con cierto talento, la afición por la pintura, visible en sus poemas no sólo a través de numerosas referencias a ese arte o de la abundante mención de colores, sino sobre todo por la plasticidad de sus imágenes Su contenido intelectual es intrincado y profundo, pero, a la vez, sumamente visual Sabe hacer ver al lector lo que nombra A veces podría decirse que escribe con un pincel en la mano Pero aunque maneja la acuarela con destreza, su mejor paleta es su virtuosismo verbal En todo caso, el oído y la vista son indesligables en su poesía Aparejada con su sensiblidad artística, Walcott posee también una gran sensibilidad política y una fina conciencia de la historia Eso es lo que lo ha llevado a escribir obras de teatro como la Trilogía haitiana, construida alrededor de la figura de Henri Christophe, el esclavo negro que colaboró en la liberación de Haití, se convirtió en su rey y terminó transformado en un tirano suicida Ese ha sido también el resorte principal de un poema tan ambicioso como Omeros, reinvención épica de su tierra nativa y reivindicación de los desposeídos, del cual existe una notable versión en español de José Luis Rivas, publicada por Anagrama Los dos libros más recientes de poemas de Walcott son Tiepolo?s Hound (El sabueso de Tiépolo), una meditación sobre el arte en general y en particular sobre la figura del pintor Camille Pizarro ?uno de los padres del impresionismo francés, cuyo origen caribeño comúnmente se ignora?, y The Prodigal (El hijo pródigo), una suerte de recapitulación dichosa de lo vivido por un hombre que asume que se encuentra en la etapa final de su vida ?"Éste será tu último libro", se dice a sí mismo el poeta Walcott ha contado varias veces cómo ocurrió su encuentro con el cuadro del pintor veneciano que dio pie a Tiepolo?s Hound y la manera en que le afectó descubrir la perfección de un trazo en particular, que ponía en el lienzo ?específicamente en la cara interior de la pata del sabueso? un color perfecto y una luz extraordinaria El dato es relevante porque indica el grado de concentración con que Walcott realiza su obra Este domingo Walcott brindará una lectura en el Museo Nacional de Arte a las cinco de la tarde Aimé Césaire, el poeta como hombre de acción Precisamente el día en que Walcott llega a la Ciudad de México, este jueves 19, la prensa de todo el mundo difunde la noticia de la muerte de Aimé Césaire, figura capital de la cultura antillana y autor de uno de los más hermosos libros de poesía que se escribieron en lengua francesa en la primera mitad del siglo pasado: el Cuaderno de un retorno al país natal, publicado en México por Ediciones Era en 1969, en versión del poeta catalán Agustí Bartra (cuyo centenario natal, por cierto, habrá de celebrarse en noviembre de este año) Césaire, nacido en Basse-Pointe, Martinica, el 21 de junio de 1913, obtuvo una beca en 1931 para estudiar en Francia Llega en una época en que para un lector en ciernes, como él, es inevitable conocer las publicaciones de los surrealistas y enterarse de sus actividades Esta influencia en el joven no será directa ni visible de inmediato, pero resultará evidente más tarde, cuando empiece a crear su obra literaria En 1935, durante un viaje a Zagreb con Petar Guberina, un compañero de escuela nacido en Croacia, se topa con un paisaje de playas e islas que le hace evocar Martinica Pregunta el nombre del lugar a su condiscípulo y éste le indica que se llama Martiniska La coincidencia despierta en él la necesidad de escribir algo al respecto y redacta así las primeras páginas de Cuaderno de un retorno al país natal Seis años después, en abril de 1941, Césaire vivirá otro encuentro capital: André Breton llega a la Martinica, de paso hacia Nueva York, escapando del régimen colaboracionista de Vichy Breton lee la poesía de Césaire y encuentra que su palabra es "bella como el oxígeno naciente" (En 1944, escribió el prólogo para Las armas milagrosas, libro que significa su adhesión formal al surrealismo) 1941 es también el año en que funda la revista Tropiques y se define en gran medida su futuro como luchador político Su actuación como tal es ampliamente conocida, lo mismo que la importancia que tuvo en el segundo tercio del siglo XX ?en la lucha contra el colonialismo y la búsqueda de una definición identitaria? el concepto de negritud, acuñado por él y difundido mundialmente a través de su amistad con el poeta senegalés Leopold Sédar Senghor, quien será durante muchos años una figura clave en la vida cultural y política de África A propósito del concepto de negritud, Tomás Segovia hace una interesante crítica en una de las entregas de su columna Carta de París (20/X/1965), que aparecía esporádicamente en La Cultura en México, el suplemento cultural de la revista Siempre! La elabora a partir de la puesta en escena de una obra de Césaire: La tragedia del rey Christophe (el mismo personaje en el que se basa la citada obra teatral de Walcott) Es imposible resumirla en este espacio, pero el lector interesado puede leerla en el libro Actitudes, que Segovia publicó en la Universidad de Guanajuato en 1970 Se titula ¿Se puede de veras ser persa? Valga señalar, de paso, que el escritor francés Philip Ollé-Laprune, afincado en México desde hace más de 10 años, sostuvo una larga serie de conversaciones con Césaire que aún no han sido totalmente transcritas ni editadas l

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