Allende en llamas
Almandía
El libro Allende en llamas, de Julio Scherer García, editado por Almadía, ya en circulación, contiene algunos de los trabajos periodísticos que el fundador de Proceso ha elaborado en relación con Chile Aquí presentamos un adelanto Unas horas con Pablo Neruda Julio Scherer García En 1961, como reportero de Excélsior, Julio Scherer García entrevistó en México al poeta chileno Pablo Neruda, Premio Nobel Juntos, el intelectual y el periodista repasaron los acontecimientos históricos que dejarían honda huella en la época: el gobierno de John F Kennedy, la Revolución Cubana, la situación de los presos políticos en México, Siqueiros entre ellos Con esa histórica entrevista inicia el libro Allende en llamas, que la editorial Almadía acaba de poner en circulación y que contiene algunos de los trabajos periodísticos que el fundador de Proceso ha elaborado en relación con Chile: el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, la figura de Salvador Allende, la Junta Militar Con autorización de la editorial y del autor, reproducimos el primer capítulo del libro Pablo Neruda habla a Excélsior Ciudad de México, 8 de enero de 1961 Los temas del Premio Nobel de las voces duras y los vocablos nobles en poesía, la situación que vive Cuba, "las lágrimas que derramó durante el horror que implantó Batista", la situación mundial y las perspectivas del día 20 de enero, en que John F Kennedy asume el mando en Estados Unidos, mantuvieron ayer ocupado a Pablo Neruda durante casi dos horas en que fue entrevistado por Excélsior Habló también del presidente López Mateos, "cuya dignidad y espíritu moderno admiré esta mañana"; del pintor Siqueiros, "mi entrañable amigo encarcelado"; de los estremecimientos que le produce la sola mención de una tercera guerra mundial, cuyos primeros soplos vuelven a percibirse en la lejanía; del general Cárdenas, y de algunas de las últimas obras del poeta que han aparecido en Buenos Aires y La Habana A las doce horas estuvo en Los Pinos, con el primer mandatario, López Mateos Llegó acompañado de su amigo César Martino y después de unos minutos de conversación con el secretario privado del jefe de la nación, pasó a su despacho El Ejecutivo y el poeta se abrazaron, largamente Luego cambiaron algunas bromas Neruda recordó a Francisco Martínez de la Vega y lo llamó "uno de sus gobernadores de lujo, señor presidente" Hicieron un recuerdo que los sumió en meditaciones comunes Obedece a tiempos ya muy lejanos, cuando Neruda estuvo por larga temporada en México y el licenciado López Mateos era director de los Talleres Gráficos de la Nación En aquellos días, por órdenes del hoy presidente, fue impresa en las máquinas de Talleres Gráficos una de las primeras obras del poeta: Canto general de Chile ?¿Cómo olvidarlo? ? Y Neruda vuelve a sumirse en el recuerdo Se ve inmenso el poeta El desaliño de sus ropas aparece natural en él, al grado que nadie podría imaginarlo elegantemente vestido en esos momentos El traje, color verde, muestra miles de arrugas, como si Neruda hubiera dormido la siesta con él Los zapatos exhiben un cuero duro, áspero, señal de que hace días que no pasa un cepillo por su superficie Así como se ve desaliñado, con una corbata de acusados tonos café que no combina con el traje, se observa poderoso Muy fuerte, como si en su juventud hubiese practicado los más rudos deportes Sus manos son largas y gruesas, propias de un obrero y difíciles de relacionar con las finas artes de la poesía Está en continua actividad física Unos cuantos minutos permaneció sentado El resto del tiempo, de pie Caminaba sin cesar de un extremo a otro de un despacho situado en un tercer piso, con la más hermosa vista al Paseo de la Reforma Rechinaban los zapatos del poeta Y algo también en su voz, que es nasal, que llega a sus auditores con lentitud, pero que no cesa un segundo Habla y habla sin darse tregua No se agita Es un espíritu que parece imperturbable, pero la emoción y la pasión que de él emanan es propia de esos espíritus que no se pierden en las actitudes y en simples extroversiones del carácter Si alguien observara de lejos a Pablo Neruda y su voz no llegase hasta él, podría pensar con el más legítimo derecho: "He aquí un hombre tranquilo que aborda los más apacibles temas"
El libro Allende en llamas, de Julio Scherer García, editado por Almadía, ya en circulación, contiene algunos de los trabajos periodísticos que el fundador de Proceso ha elaborado en relación con Chile Aquí presentamos un adelanto Unas horas con Pablo Neruda Julio Scherer García En 1961, como reportero de Excélsior, Julio Scherer García entrevistó en México al poeta chileno Pablo Neruda, Premio Nobel Juntos, el intelectual y el periodista repasaron los acontecimientos históricos que dejarían honda huella en la época: el gobierno de John F Kennedy, la Revolución Cubana, la situación de los presos políticos en México, Siqueiros entre ellos Con esa histórica entrevista inicia el libro Allende en llamas, que la editorial Almadía acaba de poner en circulación y que contiene algunos de los trabajos periodísticos que el fundador de Proceso ha elaborado en relación con Chile: el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, la figura de Salvador Allende, la Junta Militar Con autorización de la editorial y del autor, reproducimos el primer capítulo del libro Pablo Neruda habla a Excélsior Ciudad de México, 8 de enero de 1961 Los temas del Premio Nobel de las voces duras y los vocablos nobles en poesía, la situación que vive Cuba, "las lágrimas que derramó durante el horror que implantó Batista", la situación mundial y las perspectivas del día 20 de enero, en que John F Kennedy asume el mando en Estados Unidos, mantuvieron ayer ocupado a Pablo Neruda durante casi dos horas en que fue entrevistado por Excélsior Habló también del presidente López Mateos, "cuya dignidad y espíritu moderno admiré esta mañana"; del pintor Siqueiros, "mi entrañable amigo encarcelado"; de los estremecimientos que le produce la sola mención de una tercera guerra mundial, cuyos primeros soplos vuelven a percibirse en la lejanía; del general Cárdenas, y de algunas de las últimas obras del poeta que han aparecido en Buenos Aires y La Habana A las doce horas estuvo en Los Pinos, con el primer mandatario, López Mateos Llegó acompañado de su amigo César Martino y después de unos minutos de conversación con el secretario privado del jefe de la nación, pasó a su despacho El Ejecutivo y el poeta se abrazaron, largamente Luego cambiaron algunas bromas Neruda recordó a Francisco Martínez de la Vega y lo llamó "uno de sus gobernadores de lujo, señor presidente" Hicieron un recuerdo que los sumió en meditaciones comunes Obedece a tiempos ya muy lejanos, cuando Neruda estuvo por larga temporada en México y el licenciado López Mateos era director de los Talleres Gráficos de la Nación En aquellos días, por órdenes del hoy presidente, fue impresa en las máquinas de Talleres Gráficos una de las primeras obras del poeta: Canto general de Chile ?¿Cómo olvidarlo? ? Y Neruda vuelve a sumirse en el recuerdo Se ve inmenso el poeta El desaliño de sus ropas aparece natural en él, al grado que nadie podría imaginarlo elegantemente vestido en esos momentos El traje, color verde, muestra miles de arrugas, como si Neruda hubiera dormido la siesta con él Los zapatos exhiben un cuero duro, áspero, señal de que hace días que no pasa un cepillo por su superficie Así como se ve desaliñado, con una corbata de acusados tonos café que no combina con el traje, se observa poderoso Muy fuerte, como si en su juventud hubiese practicado los más rudos deportes Sus manos son largas y gruesas, propias de un obrero y difíciles de relacionar con las finas artes de la poesía Está en continua actividad física Unos cuantos minutos permaneció sentado El resto del tiempo, de pie Caminaba sin cesar de un extremo a otro de un despacho situado en un tercer piso, con la más hermosa vista al Paseo de la Reforma Rechinaban los zapatos del poeta Y algo también en su voz, que es nasal, que llega a sus auditores con lentitud, pero que no cesa un segundo Habla y habla sin darse tregua No se agita Es un espíritu que parece imperturbable, pero la emoción y la pasión que de él emanan es propia de esos espíritus que no se pierden en las actitudes y en simples extroversiones del carácter Si alguien observara de lejos a Pablo Neruda y su voz no llegase hasta él, podría pensar con el más legítimo derecho: "He aquí un hombre tranquilo que aborda los más apacibles temas"