La codicia española
El 30 de junio de 1520 Hernán Cortés y sus hombres huyeron de Tenochtitlán. Las razones fueron el enojo de los mexicas por la matanza del Templo Mayor realizada por Pedro de Alvarado, la muerte de Moctezuma II y el hartazgo debido a la presencia española. En la evasión fueron sorprendidos y derrotados, llevando el llamado tesoro de Moctezuma que les fue arrebatado por los indígenas, y perdieron en la lucha al tirarlo a los canales y lodazales. El destino de ese oro provocó leyendas sobre su ubicación y una búsqueda incesante por españoles y criollos. Sobre ese rastreo escribe Héctor de Mauleón su primera novela: El secreto de la Noche Triste (Ed. Joaquín Mortiz. México, 2009. 211 pp.).
La historia la cuenta 80 años después Juan de Ircio, hijo de un acaudalado español. Cierto día, con su institutriz, descubre en un libro el retrato de Julián de Alderete con una inscripción extraña. El personaje era tesorero del rey y un obsesionado por la localización del tesoro. Es entonces que el joven De Ircio, junto con el poeta Arias de Villalobos, buscarán descifrar el epígrafe. A partir de esta intención ocurrirán crímenes, aparecerán videntes, hombres desaparecidos regresarán, surgirán amores… lo que les dará elementos para desentrañar el sentido de los insólitos sucesos. Así como les permitirá descubrir a otros obcecados en encontrar la riqueza perdida.
En esta novela, Mauleón presenta una de las quimeras que obsesionaron a los novohispanos: el tesoro perdido de Moctezuma. La mayoría de ellos creía que el oro que llevaban los españoles en su huida había sido recuperado por los indígenas y ocultado en algún lugar. Pocos estimaban que fue abandonado en el fango. Así surgió la ambición por encontrarlo. La búsqueda implicó la tortura de Cuauthémoc y de otros. Luego el asedio sobre los confesores de los indígenas principales, así como de los conquistadores, hasta llegar al encarcelamiento y los crímenes para obtener información o señales de dónde podría hallarse oculto. La codicia llevó a la destrucción constante de hombres inocentes y a la creación de un ambiente de terror entre los habitantes de la ciudad, por ser uno de los deseos más pérfidos que nunca se satisfacen.
Así lo escribió Dante Alighieri: “La avaricia es de naturaleza tan ruin y perversa que nunca consigue calmar su afán; después de comer tiene más hambre”.
Héctor de Mauleón ha escrito una interesante primera novela, en la que presenta una trama tanto atractiva como inquietante. No obstante, deja en el lector la impresión de que contiene demasiado el estilo y la anécdota, lo que quita frescura a ciertos hechos y acciones.