Relación inacabada

martes, 6 de abril de 2010 · 01:00



Uno de los grandes novelistas de la Revolución Mexicana fue Martín Luis Guzmán. Las principales obras que escribió, como El Águila y la serpiente, La sombra del caudillo y Memorias de Pancho Villa, son estimadas capitales debido a su técnica y uso del lenguaje, así como por ser uno de los mejores acercamientos a ese movimiento. Los importantes aportes lingüísticos e interpretativos que realizó han originado múltiples estudios, ensayos, artículo.

…Y ahora para conmemorar el bicentenario aparece una crónica biográfica de Susana Quintanilla titulada A salto de mata. Martín Luis Guzmán en la Revolución Mexicana (Ed Tusquets. Col. Centenarios No. 5; México 2009. 316 pp.).

La relación se inicia con uno de los primeros ataques revolucionarios contra el ejército porfirista, comandado éste por el padre del escritor, el coronel Martín L. Guzmán. Luego narra su niñez en Veracruz, el ingreso en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México, su participación en el Ateneo de la Juventud y la amistad cercana con Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Caso, José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Julio Torri.

En seguida aborda su intervención política en varios grupos y los artículos iniciales que escribió, para después abordar su posición frente al asesinato de Madero y su incorporación a grupos rebeldes frente a la dictadura de Victoriano Huerta. Posteriormente trata la colaboración que tuvo como asistente de diferentes grupos sublevados, la asistencia a la Convención de Aguscalientes y la cercanía con Francisco Villa. Por último examina su alejamiento de la revolución y los negocios que comenzó a realizar en Estados Unidos.

A salto de mata presenta con detalle la posición ambigua que siempre tuvo Martín Luis Guzmán. Era un crítico del poder, pero siempre buscó estar a su cobijo, ya sea dentro del aparato burocrático o al lado de los caudillos. Cuando tenía que establecer un compromiso, en una circunstancia poco favorable, se escabullía. Además pretendió su propio beneficio tanto en la política como en los negocios. No obstante, como espectador captó la esencia del movimiento revolucionario y analizó las oscuridades del poder, que luego tradujo en novelas.

La crónica biográfica que realiza Quintanilla presenta varias insuficiencias, como no especificar los criterios para determinar los periodos de análisis y no incluir una descripción de los años cuarenta a los sesenta, que es significativa para entender la concepción del arte y de la política de Guzmán. Hay también escasas proposiciones sobre los hechos históricos y la obra narrativa del autor. Además, la manera como está escrita y editada supone que es parte de un trabajo más amplio ahora publicado con ocasión del bicentenario.

Sin embargo, la relación presentada sistematiza lo vivido por el escritor y le da al lector la posibilidad de descifrar, a partir de sus lecturas y conocimientos, las consecuencias que tuvieron en su vida y obra.

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