Visión trágica

martes, 27 de diciembre de 2011 · 18:48
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El pintor noruego Edvard Munch (1863-1944) fue uno de los precursores del expresionismo. El movimiento no sólo abarcó la pintura, sino incluyo las artes plásticas, el teatro, la literatura, el cine, la danza, la arquitectura y la música, entre otros. La intención de esta corriente era ir más allá de las impresiones para mostrar la soledad, la angustia, la desesperación y la miseria que caracterizan la condición humana. En el terreno de la pintura destacaron Klee, Kandinski, Modigliani, Chagall, así como el propio Munch. Algunos de sus cuadros más famosos son: La niña enferma (1886), El grito (1893), Cenizas (1894), Al día siguiente (1895), La muerte en la habitación de la enferma (1895), Melancolía (1899) y La madre muerta (1899). El artista noruego es el eje de la novela de Héctor Ceballos Garibay titulada En busca de Edvard Munch /Ed Fontamara. Col. El Cisne no. 140; México, 2011. 195 p.). La historia intercala la investigación que hace un estudiante mexicano en Oslo sobre Munch y los incidentes sentimentales que vive con una noruega. La biografía la escribe a partir de analizar las pinturas del creador que están en su museo, así como de recorrer los sitios donde vivió, lo que escribió y otras informaciones. También investiga sus enfermedades y amores. Todo ello lo recoge en notas que se intercalan con el diario íntimo que lleva el investigador, en donde cuenta los incidentes pasionales con su amante. Munch fue un hombre intenso. En especial, la sensibilidad lo llevó a extremar sus tendencias masoquistas. Para él la existencia era un sinsentido por la enfermedad, el dolor y la muerte. Las aflicciones le provocaron angustia pero también un deseo de crear y mostrar el amargo rostro de la vida. La intención era motivar a existir con vehemencia y buscar el amor. Sin embargo, sus relaciones amorosas siempre fueron equívocas y posesivas, lo que provocó el conflicto, y terminaron en la separación y la desesperanza. Para Munch la felicidad sólo se logra por un breve momento y el amor es fugaz. En busca de Edvard Munch es una destacada primera novela de Ceballos Garibay, en la que con inteligencia mezcla el ensayo con la ficción y logra recoger lo esencial del expresionismo: una visión trágica de la vida.

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