Aguilar Zinser y la fallida transición cardenista

miércoles, 16 de enero de 2002 · 01:00
En Vamos a ganar, la pugna por el poder de Cuauhtémoc Cárdenas: una transición fallida (editorial Océano), Adolfo Aguilar Zínser examina, en poco más de 400 páginas, la cauda de errores que de acuerdo con su criterio cometió Cárdenas durante la campaña electoral que culminó con su derrota el 21 de agosto de 1994 En el libro ?"un intento de autocrítica de la oposición de izquierda, desde la posición de izquierda"?, el exvocero del candidato del PRD recomienda a Cárdenas que se desista de encabezar el nuevo movimiento opositor, que previó entonces , sería de centro Aguilar Zinser desempeñó el papel de vocero de campaña durante la búsqueda por la presidencia que Cárdenas realizó en 1994 y que perdió ante el priista Ernesto Zedillo El siguiente texto, un conjunto de fragmentos de dicho libro, fue publicado por Proceso en marzo de 1995, semanas antes de la puesta en circulación del libro que trajo a su autor fuertes ataques de parte de destacados miembros de la izquierda Una transición fallida Adolfo Aguilar Zinser La elección de agosto (1994) fue quizá la más limpia de la historia reciente, pero por las condiciones perversas y antidemocráticas bajo las cuales se celebró, fue también una elección maligna por la que el país y los mexicanos perdimos una gran oportunidad de reconstruir México La elección de agosto no pertenece al pasado, es parte de un presente ominoso Al perder esas elecciones, el cardenismo culminó una etapa de su lucha No fue esa la derrota de una causa noble ni el fracaso de una idea enaltecedora, digna y justa de nación Esos valores no perdieron Cuauhtémoc defendió sus ideas y procuró su causa con determinación y valentía, las mantuvo en alto, y la realidad poselectoral le dio definitivamente la razón Cárdenas perdió una oportunidad política por forzar la transición democrática y la alternancia pacífica pero real del poder; esa derrota sí ocurrió por no haber el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Cárdenas diseñado y puesto en práctica una estrategia de búsqueda de la victoria y del poder, acorde con los retos de la contienda y con las circunstancias del país Por lo que Cuauhtémoc perdió fue por la improcedencia y debilidad de su estrategia, por sus métodos, no por la improcedencia o debilidad de su causa y de sus convicciones Cuauhtémoc Cárdenas no logró revertir la imagen que el régimen hizo de él y no consiguió que la opinión pública del país se asociara de manera masiva y suficiente a su causa para ganar con votos tangibles y voluntades cuantificables las elecciones Si se hubiera ganado a la opinión pública, nadie habría podido arrebatarle la victoria Se habría dado, de alguna forma pactada o súbita, una transición, y él o una composición verdaderamente representativa de fuerzas tendrían el mando político del gobierno Al no conseguirlo, se puso de manifiesto que Cárdenas jugó ya sus cartas a su manera y que no podrá ya encabezar políticamente a la oposición democrática en su búsqueda del cambio y del poder Su oportunidad ya pasó, debe mantener su liderato moral y social, pero está obligado al mismo tiempo a dejar el liderato político de la oposición democrática en una nueva oferta, en una nueva composición, en una nueva generación de líderes surgidos de la nueva conciencia cívica, de las nuevas tradiciones de patriotismo y lealtad a México, de los nuevos compromisos y de las nuevas formas de entender y hacer política en la sociedad de masas, en la aldea global México no necesita ya en estos momentos un liderato unipersonal redentor El fraude descomunal existió, estuvo en casi todos los preparativos, en las actitudes y conductas del régimen, pero no fue únicamente por su causa que perdimos las elecciones Eso no fue lo que falló; lo que explica la derrota fue nuestra incapacidad política para vencerlo por la vía por la que habíamos previsto A mi parecer, la equivocación consistió en que la convocatoria que hicimos no fue mejor que la capacidad del régimen y de quienes apostaron por él para atraerse adeptos, inducir el voto o falsificarlo Considero que perdimos Llamo a este desenlace una derrota, precisamente porque creo que pudimos ganar; perdimos porque nos equivocamos, sí, pero nuestro error no fue creer que pudimos ganar en las condiciones en que competimos, nuestra equivocación fueron los métodos, la estrategia que seguimos para ganar Me parece que nuestros errores son más grandes que los aciertos de nuestros adversarios; ésa es la razón por la cual perdimos; ésa es la derrota y ésa es la medida en que sí pudimos ganar El objetivo fue y sigue siendo viable: convencer a la gente, ganárnosla Para nuestra desventura, el 21 de agosto quedó atrás el espectro de 1988 Dará inicio, queramos o no, una nueva etapa de la vida política de la oposición democrática en México A esa nueva realidad de rasgos aún imprecisos, indescriptibles, tendrán que adaptarse las fuerzas democráticas, y en ella deberán retomar la lucha con nuevas miras y nuevas estrategias Para iniciar el nuevo trayecto es necesario asumir la derrota con toda claridad y honradez El país requiere una nueva composición democrática de la que emanen las definiciones sociales y económicas que sacarán a México del estancamiento y comenzarán un camino del crecimiento con equidad y justicia social No se puede proponer aisladamente y desde arriba un nuevo programa económico o un nuevo arreglo social; la salida no puede ser ocurrencia de un líder, imposición de un partido o compromiso desesperado de un presidente a punto de perder la investidura El vacío de alternativas políticas en que las oposiciones partidarias convencionales, Acción Nacional y el PRD, han dejado el país, debe ser subsanado por la aparición de una nueva propuesta política de centro El país se encuentra aún en tránsito a la democracia, un tránsito que ha resultado incierto, impreciso, prolongado y contradictorio Por ello es indispensable que la sociedad participe de manera más activa en estructurar alternativas políticas inmediatas que tengan el respaldo y consenso suficientes para impulsar, y si fuera necesario forzar, el tránsito a la democracia Esta lucha ciudadana no puede limitarse a lo que ha sido hasta ahora, a la movilización civil; tiene que manifestarse como una lucha política, como una contienda directa por el poder en todas sus formas republicanas: el poder legislativo, el poder federado, el poder municipal, el poder judicial, el poder ejecutivo federal Del llamado civil a los ciudadanos que quieren cambiar su país, debemos pasar al llamado político Los partidos no han podido hasta ahora hacer esa convocatoria amplia, ni hay condiciones para que juntos el PAN y el PRD se coliguen para conformar un frente democrático de tránsito Lejos de construir consenso, los partidos polarizan a la sociedad y limitan el alcance de sus demandas a intereses partidarios Ha llegado el momento de que surja en México una tercera fuerza, un conglomerado de alternancia real, que llene el vacío, que se aleje de los extremos ideológicos y partidarios y se sitúe en el centro del escenario político (Proceso 959 / 20 de marzo 1995)

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