Los intelectuales, entre la celebración, el escepticismo y la lealtad...

martes, 1 de octubre de 2002 · 01:00
De la celebración a la incredulidad y el escepticismo En esa gama se movieron los sentimientos y reacciones por la comparecencia de Luis Echeverría Álvarez ante la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, encabezada por Ignacio Carrillo Prieto Entrevistados por Proceso, miembros de la comunidad artística e intelectual del país ofrecen sus puntos de vista sobre el suceso Para el catedrático en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Víctor Flores Olea ?quien fue embajador y subsecretario de Relaciones Exteriores, así como presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta)?, es importante aclarar el pasado, "particularmente los graves y tristes acontecimientos de 1968 y de la llamada guerra sucia", y confía en que haber citado a declarar a Echeverría sea un primer paso "Seguramente el expresidente podrá aclarar un buen número de hechos que son desconocidos hasta ahora por la opinión pública No hay país sin memoria, y sólo una historia que se aclara y se hace transparente permite o permitirá la identidad de la nación Ojalá las actividades del fiscal especial continúen adelante, estrictamente, claro está, con pleno apego al derecho Ojalá se trate sólo de una primera acción en el sentido indicado, a la que seguramente deberán seguir muchas otras" Cuando Echeverría fue destapado como sucesor del presidente Gustavo Díaz Ordaz, un grupo de intelectuales, entre ellos Fernando Benítez, Enrique González Pedrero y Flores Olea, apoyaron su candidatura En el diario Excélsior, entonces dirigido por Julio Scherer García, Benítez pronunció desde Tokio la frase: "Echeverría o el fachismo" (Proceso 469) Ahora se le pregunta a Flores Olea: ?¿Qué pasó, por qué muchos intelectuales se fueron con la idea de que Echeverría era un hombre de izquierda o progresista? ?Bueno, frente a los golpes recibidos de Díaz Ordaz, el presidente Echeverría pareció establecer una real apertura Tal vez eso lo explique Pero eso no evita que las investigaciones actuales sigan su curso hasta el final Escéptico, el escritor Salvador Castañeda, fundador en 1968 del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), ahora subdirector del Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes, que actualmente prepara el libro La negación del número (La guerrilla en México, 1965-1996: una aproximación crítica), dice: "Soy muy incrédulo de estas cosas, sobre todo de esa Fiscalía que no puede llegar más lejos de hacer comparecer a Echeverría para hacer declaraciones, aceptar o rechazar acusaciones En caso de que se le compruebe su participación directa en estos eventos, no habrá ninguna sanción, y no estoy de acuerdo con eso" Con frescura, el dramaturgo, director escénico y escritor Ignacio Retes dice: "Se le está cargando la mano a Echeverría" Pero aclara que ese comentario no significa que él no lo sienta "absolutamente responsable de lo ocurrido" Recuerda que padeció directamente su represión y censura cuando quiso estrenar en el teatro Ofelia, en la década de los setenta, la obra teatral Octubre terminó hace mucho tiempo, que hablaba de los sucesos de 1968 (Proceso 1248) Destaca el director que no se trata ahora de reescribir la historia, pero sí de descubrirla, y coincide con Castañeda en señalar que debajo de Echeverría había "esbirros, lacayos, policías, agentes de Gobernación, la Federal de Seguridad y toda una maquinaria No es un personaje en particular, sino un estilo de vida política que prevalecía en esos años, y prevaleció durante muchos años más, en los cuales sí, el responsable directo fue Luis Echeverría, secretario de Gobernación en el 68 y presidente de la República dos años después" Clara peligrosidad El crítico de arte Alberto Híjar recuerda muy bien el contexto en el cual se acuñó esa frase: "Desde 1969, Philippe Agee, funcionario cultural de la embajada de Estados Unidos, desertó después de octubre de 1968 para desaparecer y reaparecer con un libro publicado en el que dedicó gran parte del voluminoso texto a describir las actividades de Luis Echeverría como contacto principal de la CIA desde que fue subsecretario de Gobernación" El libro, titulado Inside the Company CIA Diary (Dentro de la compañía: diario de la CIA), fue publicado en 1975 por la editorial estadunidense Stonehill, e indicaba que Echeverría era "contacto de la estación de la Ciudad de México", con la clave "Litempo 14" (Proceso 17 y 131) Añade Híjar: "Los acontecimientos de 71 confirmaron la alta peligrosidad de Echeverría, y esto fue atenuado por sus maniobras de distracción, atrayendo a intelectuales de centro izquierda como parte de lo que llamó Apertura Democrática, iniciada desde antes con la consigna de ?Echeverría o el fascismo? que levantaron algunos intelectuales para apoyar su candidatura a la Presidencia Esto retrasó el juicio a Echeverría, pero es muy importante que al paso del tiempo haya quedado clara su alta peligrosidad como criminal de Estado" También amigo de Echeverría, el artista plástico José Luis Cuevas acepta opinar porque "el hecho en sí es importante, sienta el precedente de que no sean intocables los expresidentes", pero aclara que no desea dar un comentario adverso a la figura de Echeverría justo porque aún son amigos, y aunque no lo ve con frecuencia, cuando lo hace llevan un trato cordial Pondera su sentido de lealtad al recordar que en los años setenta enfermó, y el entonces presidente Echeverría puso a su disposición un jet privado para que el pintor viajara a Houston acompañado de su esposa Bertha y su cardiólogo Teodoro Césarman Y responde a la pregunta de por qué se sumó al manifiesto de Fernando Benítez, "Echeverría o el fascismo": "Tanto Fernando como yo siempre hemos tenido un sentido de lealtad muy grande hacia aquellas gentes que nos dan un trato amistoso, y Echeverría nos lo dio Con todos los riesgos que corre uno al hablar bien de un presidente, ninguno de los juicios que dimos fue por oportunismo, sino por no atacar a una persona afectuosa" A Cuevas le parecería una traición hablar mal ahora, y califica como tal la actitud del escritor Héctor Aguilar Camín, quien habiendo sido amigo del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, se sumó más tarde a las voces que lo denostaron y negó su antigua amistad: "Yo no caería en esas actitudes traidoras" ?¿Independientemente de que Echeverría fuera culpable? ?Independientemente de eso El escritor Fernando del Paso coincide con varios de los entrevistados en la importancia de haber hecho comparecer a Echeverría: "Me parece correcto que se cite a los que entonces eran responsables del gobierno del país, a los que sobreviven, por supuesto, y sobre todo a los que ocupaban los cargos más altos después del presidente de la República, que era naturalmente el secretario de Gobernación" Y sobre la adhesión de los intelectuales a la candidatura de Echeverría, responde: "Yo creo que fue, entre otras cosas, porque el presidente Díaz Ordaz, con una actitud de una arrogancia increíble, se adjudicó en público toda la responsabilidad desde el punto de vista político, militar, etcétera Hay que recordar que el presidente siempre es, además, el comandante de las fuerzas armadas del país; entonces el presidente se adjudicó toda la responsabilidad" Xavier Robles, guionista del largometraje Rojo amanecer, sabe que Echeverría y el ci-neasta Servando González ?quien filmó la matanza de Tlatelolco (Proceso 1115)? buscaron hace unos meses al cineasta Demetrio Bilbatúa ?uno de los camarógrafos del 2 de octubre y hermano de Angel Bilbatúa, entonces camarógrafo oficial de la Presidencia de la República? para preguntarle dónde estaban los documentales grabados en la Plaza de las Tres Culturas Detalla: "Demetrio les recordó que ellos se los habían llevado con rumbo desconocido Le dijo a Echeverría que los mandó a recoger inmediatamente con Fausto Zapata" Robles habla como miembro del movimiento estudiantil: "Me gustaría que aparecieran estos documentos fílmicos y se hicieran públicos Entonces que le pregunten a Echeverría a dónde se los llevaron o si los destruyeron" (Proceso 1340 / 7 de julio de 2002)

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