Las últimas horas del PRI en Los Pinos

sábado, 12 de octubre de 2002 · 01:00
Desde antes de que se anunciara el triunfo electoral de Vicente Fox, ya se sabía que su gobierno podría pasar a ser "más de lo mismo", pues la revelación de lo poco preparados que estaban los nuevos gobernantes, incluido el mandatario, se hizo evidente En el prólogo a la segunda edición del libro "México, la frontera del caos" --que la revista Proceso reproduce en su número 1354 a partir del domingo 13 de octubre--, se narra, entre otras cosas, cómo se desarrolló aquel 2 de julio del 2000 desde que comenzaron los comicios hasta el momento en que el expresidente Zedillo reconoció la derrota de 71 años de priismo Andrés Oppenheimer, autor del texto, cuenta la historia de acuerdo con sus observaciones personales y los comentarios que le hicieron personajes cercanos a Fox, como algunos senadores y los "Amigos de Fox", así como a Zedillo, léase su secretario particular Liébano Sáenz Entre las irrefutables pruebas de la falta de preparación de Fox y su gabinete para gobernar un país, destacan las demostradas el mero día del triunfo de la estrategia de Fox, el 2 de julio por la noche, cuando a Fox le llovieron llamadas de renombrados personajes a nivel internacional que lo felicitaron por su triunfo y debió preguntar cómo se llamaba el expresidente de Argentina Fernando de la Rúa y al Rey de España no lo saludó por su nombre, sino con un "hola, rey, qué honor?" El prólogo de este libro narra también el presunto plan fraguado desde el PRI para cometer un fraude electoral, al estilo salinista, que fue frenado desde Los Pinos por Zedillo Dice el autor que según versiones del empresario Francisco de Paula León, el expresidente priista autorizó a Emilio Azcárraga Jean que podía "mandar por un tubo las presiones que podría tener del PRI", para cualquier fin que cambiara el resultado de las elecciones presidenciales El extracto del libro que publica Proceso en su edición del domingo 13 de octubre cuenta cómo hasta el último momento se ignoró si Zedillo estaba triste por la derrota del priismo nacional o feliz porque había pasado a la historia como el presidente que permitió la alternancia en el poder, aunque su secretario particular lo niegue y justifique que el exmandatario apareció con un gesto adusto ese día porque los iluminadores y maquillistas se encargaron de proyectar esa imagen

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