"Banquete para las ánimas",fusión de prácticas maya y católica

viernes, 1 de noviembre de 2002 · 01:00
Campeche, Cam (apro)- Fiel a sus costumbres ancestrales, la comunidad maya, puntual como cada año, inició sus rituales festejos del Ha’nal Pi’xaan –“banquete para las ánimas”-- para recibir la visita durante dos días de quienes les antecedieron en el trance hacia el inframundo Es una fusión de costumbres netamente mayas con prácticas propias de la religión católica Aunque la esencia de esta tradición en el maya peninsular es la misma, cada comunidad ofrece sus peculiaridades, especialmente en la zona norte del estado, en la región conocida como el “Camino Real” donde, además del típico despliegue gastronómico para agasajar a los muertos, se practican actos que para muchos, más que folclóricos, resultan macabros Como una forma de mantener el vínculo con los que ya se fueron, los habitantes del poblado de Pomuch, municipio de Hecelchakán, en los días previos a las celebraciones de los “fieles difuntos”, concretamente a partir del 26 de octubre, religiosamente desde hace siglos comienzan a acudir al cementerio para darse a la tarea de limpiar los osarios y cambiar las vestimentas a los restos mortuorios de sus familiares Y es que, según sus creencias, al llegar estas fechas, en que a las ánimas les es permitido regresar a visitar a sus seres queridos, y éstas deben encontrar sus restos limpios y vestidos con ropa nueva, es decir, una servilleta especialmente bordada en punto de cruz para cubrir los huesos No es el único caso Con una superficie aproximada de cien metros cuadrados, el de San Nicolás, pequeña localidad vernácula del municipio de Calkiní, además de diminuto, es otro ejemplo similar Ahí hay sólo diez fosas, demarcadas con piedras blancas, cinco para menores y el otro tanto para adultos, y por falta de espacio, sus inquilinos, después de un tiempo, deben ser exhumados para dejar disponible esa antepenúltima morada a los muertos que vengan detrás Sólo don Sixto García, terrateniente henequenero que obsequió a los ancestros de los actuales moradores de San Nicolás las tierras que hoy poseen, goza de un sepulcro permanente Aunque parecería cabalístico, en ese panteón hay 13 rústicas criptas que albergan en osarios de madera los restos de los difuntos de las 13 familias –Collí, Cahuich, Chi, Can, Uc, Huchín, Can, Chuc y dos Chan y Mex--, que conforman la pequeña comunidad --donde por cierto está radicalmente arraigada la figura del patriarcado-- habitada por aproximadamente 450 personas Los cadáveres, sepultados en la tierra misma, sin ataúd, son desenterrados al cabo de un lapso que va desde seis meses, en el caso específico de los bebés, hasta cuatro años, para dar tiempo a la descomposición Luego los huesos son depositados en los pequeños osarios, desde donde las calaveras vigilan el lugar En la semana previa a las celebraciones del Ha’nal Pi’xaan, los habitantes de San Nicolás comienzan los preparativos para recibir la visita de sus muertos Limpian y señalan con pintura blanca el camino que conduce del camposanto a la comunidad, donde las viviendas y sus albarradas igualmente se visten de inmaculado blanco para guiar a las ánimas Por la estrechez del camposanto, la misa católica por sus almas se oficia en sus alrededores, en el monte, entre los árboles donde se colocan centenares de velas Pero el rito principal en estas épocas, como en el resto de la región maya peninsular, es la colocación de los altares y todo el proceso que se sigue en la preparación de las ofrendas, durante el cual las familias hacen gala de sus habilidades gastronómicas El día 31 de octubre está dedicado a los niños difuntos “u hanal palal”; el 1º de noviembre a los adultos “u hanal nucuch uinicoob”, y el día 2, u “hanal pixanoob”, destinado a celebrar la “misa pixan” o misa de muertos en los cementerios La ofrenda principal son los alimentos, especialmente los pibipollos, vocablo híbrido de pibil’uahes y mucbilpollos, que es una enorme torta de masa de maíz y manteca rellena de carnes de ave y cerdo, que se hornea envuelta en hojas de plátano y bajo tierra Una vez cocidos estos alimentos y humeantes aún, son depositados en el altar que es iluminado con velas de colores, si es dedicado a algún niño, o blancas, o en algunos lugares negras, si es para adultos Una semana después se efectúa el “bix” u “octavario de los difuntos”, que es una repetición del procedimiento anterior para despedir a las ánimas y conducirlas de nuevo al cementerio 01/11/02

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