El ridículo

martes, 19 de noviembre de 2002 · 01:00
México, D F (apro)- Un candidato a la Presidencia de la República puede cometer todas las tonterías que se le antojen Sus yerros o disparates solamente lo afectarán a él y a su partido Pero una vez que asume el poder por una elección democrática, representa a toda la nación y, en consecuencia, deberá tener prudencia en todo lo que haga y en todo lo que diga No es este el caso de Vicente Fox, quien no pierde la oportunidad de poner en ridículo a los mexicanos en cada gira que realiza En la última de ellas, ante el Consejo de Representantes Permanentes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), expresó, en un inglés tan deficiente como su español, que estaba arrepentido por haber prometido durante su campaña un crecimiento económico de 7 por ciento La Dirección de Comunicación Social de la Presidencia de la República tradujo así sus palabras: “Hoy me arrepiento un poco de haberme comprometido a ese crecimiento de 7 por ciento, porque todos los días la gente, la opinión pública, los medios me recuerdan mi compromiso” Y es que, argumentó, “la realidad es muy diferente del optimismo que tuvimos hace dos años” Un poco más tarde, cuando una reportera lo interrogó al respecto, el presidente Fox recayó en uno de los principales “tics” del panismo en el poder: regañar a los medios de comunicación, como si éstos fueran responsables de su incompetencia o sus dislates “Francamente –reprendió a la periodista sin importarle incomodar al presidente de Francia, Jacques Chirac, quien lo acompañaba en el acto--, no sé quién les hace las traducciones, particularmente a ti, que acabas de señalar que yo hablé de arrepentimiento Jamás lo hice, no sé quién les está traduciendo… pero está equivocado… No hay ningún arrepentimiento en el señalamiento que hicimos ahí” Esa traducción, que estuvo en el sitio de internet de la Presidencia desde las 13:45 hasta las 18:00 horas del Distrito Federal --cuando fue retirada por los ineptos o “equivocados” traductores de Fox--, no fue tampoco avalada por Joaquín López Dóriga, quien en su programa de radio –a diferencia de sus programas televisivos, donde parece fungir como promotor de la imagen presidencial-- de plano criticó: “Lo cierto es que no se entiende lo que el presidente dice en inglés, cuando en ocasiones también resulta difícil entender lo que dice en español” (Proceso 1359) Esto, en efecto, debería estar muy claro desde que, en otro viaje a Europa, ante los reyes de España y los académicos de la lengua, el presidente Fox, como una víctima más de la farsa educativa del país, demostró no haber cursado satisfactoriamente ni el tercer año de primaria --a pesar de tener una licenciatura en administración de empresas-- al pronunciar como “Borgues” el apellido de uno de los más grandes escritores de nuestro idioma en todos los tiempos: Borges Sería excesivo pedir a nuestro dicharachero presidente leer de vez en cuando algunas páginas del Premio Miguel de Cervantes 1980 o hacer algún comentario de “El aleph”, pero no estaría nada mal que los arribistas escritores e intelectuales que lo impulsaron en su campaña para atrapar algunas migajas de la mesa del poder le acercaran los libros de texto de primaria y un curso básico de inglés Mientras tanto, y sobre todo cuando nos vaya a representar al extranjero, es indispensable escribirle sus discursos y someterlo a rigurosos ensayos de pronunciación, además de recordarle las principales reglas del protocolo y de urbanidad…

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