Fragilidad en la frontera sur (Parte II)

domingo, 24 de noviembre de 2002 · 01:00
LAS OCUPACIONES México, D F (apro)- Según datos de una encuesta levantada en 1999 por el Centro de Derechos Humanos “Fray Matías de Córdova”, de Chiapas, a 60 trabajadoras domésticas (indígenas jóvenes en su mayoría), la edad en la que comienzan a trabajar es antes de los 14 años y la mayor parte proviene del vecino departamento de San Marcos, en Guatemala Algunas de ellas prefieren emplearse en el servicio doméstico mexicano para ayudar económicamente a sus familias y porque aquí el pago por su trabajo es mayor que en Guatemala Las trabajadoras agrícolas, por su parte, están integradas por familias guatemaltecas que año con año se desplazan, con documentos o sin ellos, hacia una región de Chiapas compuesta por 20 municipios para desempeñar actividades en distintos cultivos agrícolas Un sondeo realizado por el Colegio de la Frontera Sur a 162 mujeres en el momento de su contratación revela que cerca de la mitad de ellas no tienen pareja (o son solteras o viudas o separadas) y el resto vive en unión libre o están casadas El grado de escolaridad promedio del grupo encuestado es de tercero de primaria, aunque cerca de la mitad declaró no saber leer ni escribir; de manera mayoritaria provienen de tres de los 22 departamentos de Guatemala: San Marcos, Quetzaltenango y Retalhuleu Pese a que en promedio perciben 33 pesos diarios, hay mujeres que reciben sueldos desde cinco hasta 60 pesos; también, mientras a los hombres se les pagan 42 pesos por actividades de limpieza en los cafetales, a ellas se les dan únicamente 20 pesos Además, la mayoría cubre jornadas que comienzan entre las tres y las seis de la mañana para concluir entre las dos y las cuatro de la tarde; no obstante, hay algunas que continúan hasta las nueve, diez e incluso once de la noche Por lo regular su descanso nocturno es como en la época de la esclavitud: en galeras TRABAJADORAS SEXUALES Y EMPLEADAS DE BAR A decir de Rosas Wiesner, algunos de los centros urbanos de la región fronteriza del Soconusco donde varias de las mujeres migrantes desempeñan labores relacionadas con el sexo comercial son Ciudad Hidalgo, Cacahoatán, Puerto Madero y Tapachula Al respecto, un estudio efectuado en 1999 por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) da cuenta de que en ese año en la primera de esas ciudades, la mayor parte de las 55 mujeres entrevistadas trabajaba en bares (zona de tolerancia) y era de origen centroamericano La mayor parte de ellas eran mujeres de Guatemala (73 por ciento), de El Salvador (11 por ciento), de Honduras (nueve por ciento) y de México (siete por ciento) Casi todas las mujeres dedicadas a esta actividad, dice Rosas Wiesner, usaba esta ciudad fronteriza como lugar de tránsito para conseguir recursos económicos y proseguir su viaje a Estados Unidos Para la académica, las mujeres salen de sus países porque tienen que sostener a sus hijos y a sus padres, pero también porque padecen problemas de violencia intrafamiliar y abandono de sus parejas Dada su condición de indocumentadas, las mujeres son más vulnerables y expuestas a mayores riesgos; como por ejemplo al contagio de enfermedades de transmisión sexual y a la violencia Por lo mismo, el asalto, la extorsión, la violencia sexual, las enfermedades y la muerte son algunos de los riesgos que deben enfrentar en su trayecto hacia la vecina nación del norte Como dijimos en un principio, a pesar de no contar con suficiente información desglosada por género, los escasos trabajos que hay respecto a la migración en la frontera sur permiten hacer visible la participación de las mujeres junto con los múltiples riesgos a los que tienen que enfrentarse volviéndolas más frágiles

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