El reto de la renovación conceptual del PRD
México, DF (apro) - Jesús Ortega MartÃnez, senador y candidato a la presidencia del Partido de la Revolución Democrática, sostiene que el programa que dio origen al PRD hace 12 años ya ha sido superado por una nueva realidad polÃtica y social Reconoce, asimismo, que el partido se ha mostrado contradictorio en los hechos con lo que se asienta en sus documentos básicos Se pronuncia por una verdadera "refundación" del perredismo y, de cara a las elecciones internas del próximo 17 de marzo, advierte que no se debe permitir que este instituto se "pervierta" convirtiéndose en un espacio para satisfacer aspiraciones individuales y personales
Las reflexiones del candidato, fundador de la corriente Nueva Izquierda y cabeza del grupo llamado "los chuchos", cobran relevancia si se toma en cuenta que el PRD atraviesa por una situación "bastante dramática", después de que el 2 de julio de 2000 perdió más de medio millón de votos y la mitad de sus legisladores federales, y que se desangra en disputas internas, cuando aún le falta enfrentar su desafÃo principal, que es el de convertirse en opción, alternativa de cambio y de gobierno
Si bien la escisión es un peligro para el PRI, también lo es para el PRD, pues ya hay demasiadas frustraciones entre los perredistas como para que puedan seguir soportando el mismo "desorden y la indisciplina" o el "agandalle" de sus llamadas corrientes o "tribus" que, en opinión del analista Arnaldo Córdova, no son más que "grupúsculos Ãnfimos"
Según Arnaldo Córdova, en este sentido y "después del 2 de julio", el PRD está peor que el PRI "Este partido, por lo menos, ya se liberó de su presidencialismo ¿Cuándo el PRD podrá dejar atrás el eterno calvario de su caudillismo?", pregunta, en alusión al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, guÃa moral de los perredistas del paÃs, a quien se identifica de favorecer en la contienda interna a Rosario Robles Berlanga, exjefa de Gobierno del Distrito Federal
De hecho, a Jesús Ortega se le caracteriza porque desea un partido en el que Cárdenas tenga menos presencia; con ésta es la tercera ocasión que busca alcanzar la presidencia del PRD, luego de protagonizar, en marzo de 1999 y junto con Amalia GarcÃa, actual presidenta de los perredistas, una elección colmada de irregularidades al más fino estilo priista, lo que derivó en un grave desprestigio para el instituto polÃtico del que es fundador, luego de pertenecer al Partido Socialista de los Trabajadores (PST), Partido Mexicano Socialista (PMS) y Frente Democrático Nacional (FDN)
Conformado en 1988 por la Corriente Democrática del PRI, por un lado, y la izquierda socialista en toda su amplia gama, por el otro, el PRD ?-que es señalado en la actualidad de ser un partido pragmático, alejado de las clases sociales, conflictivo, clientelar, corporativo, burocrático, débil y enfrentado a una confusa crisis interna-- inicia el Siglo XXI con la urgencia de lograr su verdadera "refundación" y convertirse, afirman sus crÃticos, en un partido capaz de llegar al poder sin recurrir, en forma predominante, a elementos extraelectorales
Definido hasta 1994 como un partido de izquierda en su Declaración de Principios, en la práctica el PRD, acepta Jesús Ortega, aún no lo ha demostrado, de ahà que deba de renovar conceptualmente su identidad
"Sobrellevamos todavÃa --explica el candidato--, en algunas de nuestras concepciones y en aspectos de nuestra práctica, en una espesa mezcla, el ingrediente de una cultura autoritaria desprendida de la historia polÃtica del paÃs con el aderezo de la tradición antidemocrática en el quehacer de la izquierda socialista y el priismo
"Nuestros estatutos y nuestros procedimientos de organización son, en el papel, democráticos, pero no corresponden, en la realidad, a la práctica que realizamos Nuestro discurso busca impulsar la construcción de una sociedad democrática, pero nuestra práctica interna no es congruente con lo que postulamos", confiesa
Destaca que el PRD, como expresión de una nueva izquierda democrática, debe asumir, de una vez por todas, que el acceso al ejercicio del poder polÃtico sólo podrá ser resultado de la voluntad expresa y consciente de la mayorÃa de los ciudadanos "Esto implica convencerlos con la congruencia en nuestras acciones y con la justeza de nuestras razones"
De acuerdo con el senador por el estado de Aguascalientes, el PRD por el que lucha debe revalorar el quehacer polÃtico como una actividad al servicio colectivo, despojarse de los esquemas simplistas y dogmáticos que interpretan a la sociedad de manera rÃgida, no solapar ni permitir la afiliación forzada, acabar con los "grupos" de presión para dar paso a verdaderas corrientes de opinión y, principalmente, representar los intereses de los pobres, pero también de otros sectores, esto es, que no excluya a nadie en su consecución y materialización
AsÃ, dice, el PRD, como un partido real de la izquierda democrática, debe, además, asumir la tolerancia como principio básico y fundamental, lo que implica el reconocimiento de la diversidad polÃtica y social de la sociedad mexicana Por lo tanto, "los que piensan de manera diferente a nosotros deben ser respetados", es decir, "debemos ser oposición consecuente"
Jesús Ortega se pronuncia por un régimen polÃtico pluripartidista y republicano, en contra de la concentración del poder en un solo partido o individuo, y aclara que la posibilidad de que el PRD realmente se convierta en una opción para el cambio social y polÃtico pasa ahora, necesariamente, por su propia transformación, la cual no debe concebirse sólo como una muda de imagen o un cambio de fachada
Todo esto, argumenta, porque un partido es fundamentalmente un programa y el que le dio origen al PRD ya ha sido superado, pues cayó el gobierno priista; el sistema electoral, aunque incompleto, ha sido capaz de garantizar el respeto a la voluntad ciudadana y, a pesar de que todavÃa quedan objetivos perredistas incumplidos, se ha avanzado en el logro de ejercer derechos polÃticos fundamentales en el paÃs