Destaca Monsiváis el criterio ético del periodismo de Scherer

miércoles, 3 de abril de 2002 · 01:00
*Se opone sin aspavientos a la tradición donde el periodista hace como que informa y el gobierno hace como que le sorprenden gratamente las notas de alabanza que recién ha encargado: Monsiváis En la entrega del premio Nuevo Periodismo a Julio Scherer García, el escritor Carlos Monsiváis hizo referencia a la trayectoria del exdirector del diario "Excelsior" y fundador del semanario "Proceso" Éstas fueron sus palabras: Hacia una descripción de la prensa de México en 1947 ó 1959 ó 1960 ó 1967: redacciones colmadas, tecnológicamente nunca muy de punta, noticias a las que se maquilla para que 'estén presentables', uso amenazador o casi abstracto del lenguaje que exige lecturas en penumbras y entre líneas, gángsters que compran periódicos para convertir lo publicable en lo impublicable (mientras sus asesores les notifican de los comentarios adecuados si acuden visitantes ilustres), jóvenes que ingresan al periodismo tan convencidos de sus ideales como del plazo máximo para abandonarlos en definitiva (cinco años), publicaciones destinadas al Único Lector posible, ese que habita en la Presidencia de la República (en donde no se lee), compra y venta de conciencias o si no se quiere ser tan extremo, negociaciones con la disponibilidad informativa A este paisaje de la sumisión altanera se enfrenta Julio Scherer al ingresar a Excélsior en 1947 'Toda la historia de la vida de un hombre está en su actitud', afirmo el escritor mexicano Julio Torri Si por actitud se entiende lo irrenunciable de cada persona, la lealtad razonada a los valores que norman una trayectoria, la de Scherer se concentra en el apego al oficio Reportero, jefe de redacción, coordinador editorial, director de publicaciones muy significativas (Excélsior, Proceso), Scherer, a través de la persistencia, construye tenazmente su sistema de rechazos y de afirmaciones No se cuestionó sólo de la distancia crítica de los poderes, lo más difícil es decir que no y luego, en forma progresiva, ampliar los derechos informativos Al periodismo más que servicial con los de arriba y más que despótico con los demás, el de la etapa que va del gobierno de Miguel Alemán al de Luis Echeverría (la era de Excélsior), Scherer le aporta su fe en el lector, algo hoy completamente normal, pero que en esos años parece una desmesura, porque el lector ni patrocina las publicaciones, ni enriquece al dueño y reporteros, ni otorga los premios Escribir sustentándose en la legión de destinatarios anónimos, es entonces despropósito Sí, que lean, pero a sabiendas de que nada disminuirá la impunidad de los homenajes a los impunes Scherer, que afina sus proyectos en la práctica, y nunca se extenúa en las conclusiones teóricas, aprende a fondo el oficio, construye sus 'mandamientos' gracias a la sabiduría de los ya refugiados en el cinismo y se atiene a un criterio ético; en síntesis, se opone sin aspavientos a la tradición donde el periodista hace como que informa y el gobierno hace como que le sorprenden gratamente las notas de alabanza que recién ha encargado El 'don de gentes' de Scherer, ese que tal vez hoy se llamaría 'cualidades originales del Producto antes del tratamiento mercadotécnico', le sirve repetidamente en su hallazgo de materiales para la denuncia Al no confundirse jala amistad y complicidad; él, en distintos niveles, es un interlocutor y, por ejemplo, persuade a los menos indicados (los que tienen que perder con las revelaciones) de proporcionarle los datos que, muchas gracias licenciado, los exhiben en la cúspide de la ineptitud y su rapacidad (no sé por qué distinto ente una y otra) En un país asolado por el capitalismo salvaje, Scherer está convencido --sin estas palabras, casi siempre que se habla del pensamiento o el ideario de Scherer, hay que agregar: 'sin estas palabras'-- del papel civilizatorio del periodismo, que a través de la publicación de lo que efectivamente sucede, lleva a las sociedades a confiar en sí mismas, lo que no ocurre cuando se sienten determinas por otro, que en grandísima medida las devastan y empobrecen dejándoles tan sólo la salida de la apatía y la resignación o la desesperación Desde la firmeza sin vanagloria, o si se quiere, desde la congruencia sin aplausos, Scherer resiste la embestida del presidente Luis Echeverría, empeñado en ajustar su política represiva con sus ambiciones de Premio Nobel de la Paz La pelea es muy desigual y el 8 de julio de 1976 se consuma el golpe a Excélsior, un hecho ignominioso y extraordinario del periodismo en México La ignominia corre a cargo de los manipuladores gubernamentales, de los periodistas que se prestan gustosos a la maniobra, de los actores de asalto; a la dignidad la representan--sin poses, algo agradecible--- Scherer, el grupo en torno suyo y el sector de la sociedad civil que los apoya A fines de noviembre de 1976 aparece Proceso expresión de la decisión colectiva de informar hasta donde es posible y de ampliar regularmente los límites del 'hasta donde es posible' En Proceso se desarrolla el periodismo ya iniciado en Excélsior, con las innovaciones que trae consigo la disminución creciente o la abolición de la censura Tal vez la novedad sea el reportaje de investigación, que Scherer estimula a través de sus lecturas atentas de las noticias, sus contactos, sus intuiciones y sugerencias, sus entusiasmos y críticas Lo que caóticamente se avizora en Excelsior, el periodismo que sólo es legítimamente interlocutor del poder si lo es previamente de la sociedad, se extiende en Proceso, adelantado de tendencias que en pocos años modifican el periodismo escrito y a últimas fechas el televisivo Todavía hoy, el reportaje de investigación es limitado, suele caer en el tremendismo, le concede a la nota roja un sitio desmesurado, y cree más de la cuenta en la teoría de la conjura, pero en sus mejores instancias, ya numerosas, ha sido la mayor desmitificación del poder conocida en América Latina Con este género periodístico termina abruptamente la presión de invisibilidad de la clase dirigente En los veinte años de Scherer en Proceso, el periodismo crítico se vuelve un gran hábito inquisitivo de los lectores A veces los reportajes pueden ser repetitivos o grandilocuentes, pero en su conjunto intensifican el conocimiento público sobre el gran engaño perpetrado por los profesionales del autoengaño La sociedad se globaliza y a Scherer le interesa cada vez más lo internacional, ya no lo que está 'allí afuera', sino las tragedias y los avances que en buena medida también son nuestros La sociedad incorpora el miedo cotidiano a sus haberes básicos, y Scherer se interesa por los pormenores de la delincuencia organizada, tributaria, no tan secreta del neoliberalismo De acuerdo con su perspectiva, de no ser por la narrativa de lo real, las sociedades naufragarían en la interpretación de lo que no ocurre? Por supuesto, él le pondría a esta descripción un lapidario '¿Y que quiso decir con esto?' En la actitud de Scherer interviene el gusto por las distintas manifestaciones de la noticia, las que se advierte desde Siqueiros La piel y la entraña, de 1966 (Dicho sea de paso La piel y entraña no contiene la mayor parte del material de las entrevistas de Scherer con David Alfaro Siqueiros en la cárcel de Lecumberri Estas vienen, sin crédito, en Me llamaba el Coronelazo) Scherer es un entrevistador implacable y cortés, es un entusiasta de los logros verbales y un convencido de que detrás de la apariencia de los poderosos se levanta la montaña de prontuarios De allí Los Presidentes (1986), Historia de familia (1990), Estos años (1995), Salinas y su imperio (1997), Parte de guerra (1999) y Pinochet, vivir matando (2000) También, le incumbe el crecimiento de la violencia delincuencial y los métodos hasta ahora tan fallidos para 'regenerar a los transgresores de la ley', y esto explica Cárceles (1998) y Máxima Seguridad (2001) Toda la historia de la vida de un hombre está en su actitud Toda la historia de la actitud profesional de Julio Scherer se desprende de su respeto por la objetividad o su desprecio de la neutralidad Su consigna está a la vista: La única información privilegiada concebible es la del lector Por esta y por otras muchas razones es hoy el justo e inevitable ganador del Premio Nuevo Periodismo 2001, otorgado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y Cemex Felicitaciones, Julio

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