La canonización del indio Juan Diego, sin indígenas

miércoles, 31 de julio de 2002 · 01:00
México, D F- Karol Wojtyla, ha dado un paso a la posmodernidad con todo y su Iglesia y ha abogado en la Basílica de Guadalupe por los indígenas mexicanos: "México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México" El representante de la institución política más longeva de la historia, la iglesia cristiana que pudo transitar del feudalismo a la formación de los estados-nación, ahora ha dejado en claro que su vocación histórica está plantada ya en el siglo XXI, justo en la era de lo que los sociólogos llaman posmodernidad Hizo un reconocimiento a los innumerables indígenas que hicieron el viaje a la Ciudad de México desde cualquier punto de la República para saludarlo Sin embargo, los indígenas no fueron tantos En el atrio de la iglesia, inspirada en 1531, esta tarde se juntaron más de 16 mil personas, de las cuales menos de 150 eran indígenas de Cuautitlán, la tierra del beato santificado Juan Diego Sin embargo las clases medias y altas católicas de la sociedad mexicana se hicieron de los mejores lugares para ver el ingreso del sumo pontífice por la entrada 5 de la Basílica Por ejemplo, en el callejón norte, los Legionarios de Cristo de México, Colombia, Venzuela y EU se adueñaron de los lugares más confortables La de esta tarde ha sido una misa para la nata de la sociedad católica de México No han estado los "pobres de espíritu" ni tampoco los indígenas ni tampoco los niños De hecho, este ha sido más una "fiesta pop" que una liturgia cristiana La capacidad multimedia de la iglesia, que quedó de manifiesto la pasada visita del Papa, hoy volvió a presentarse con los mismos resultados Fue un montaje desde las cámaras de Televisa, desde grupos musicales al estilo siempre en domingo, y desde el fenómeno de atracciones de masas que más que involucradas hacia lo vertical, hacia la euforia, parecían motivadas hacia lo horizontal, es decir, hacia la expresión más convencional del estar por estar La de hoy pareció ser una fiesta forzada en la que lo relevante era el fin sin importar los medios "No les importamos" No mire, la cosa no es así, pero qué le vamos hacer Dice esto mientras busca un lugar en la valla para ver más de cerca al Papá Es bajita, asegura que tiene 47 años, pero cualquiera pensaría que rebasó los 50 hace tiempo No, la cosa no es así, mire que pintarlo al Juan Diego tan delgado, como enfermo, cuando él fue tan macizo, tan recio, tan bien formado, como hombre, pero qué le vamos hacer, esta es su fiesta y ahí la dejamos, ya ve que a nosotros ni lugar nos dieron para verlos a Juan Diego y al Papa, ¿usted no puede ayudarnos a que nos abran un espacio ahí? No, lamentablemente no Pero, ¿cómo es que no le dieron lugar si usted estuvo en los festejos de la tarima? Su voz nunca se quiebra, eso pasa en las cursilerías de la televisión, María Elena Medina es digna, ya lo dijo, como el Santito Juan Diego "Mire -dice con rencor, por qué no decirlo- eso tampoco es cierto No les interesamos Nosotros venimos aquí desde Cuautitlán, la tierra de nuestro Santo, pero haga de cuenta que somos extranjeros Yo le pregunto: ¿cómo es que les interesan más los bailes folclóricos que nuestra danza si es la misma danza que bailó Juan Diego Dígame Pero es su fiesta, ya le digo Claro que nos duele porque es nuestro santo, pero ya ve que ni boletos nos quisieron dar para toda la comunidad de Cuautitlán María Elena es jefe de un grupo de 160 danzantes Como miles de los peregrinos que acudieron esta mañana al Atrio de la Américas de la Basílica de Guadalupe, ella y los suyos durmieron ayer afuera del templo, entre el viento frío y el cemento incómodo Solo hasta las cuatro de la mañana los dejaron entrar, justo cuando comenzaban a dormir Entonces, ya no durmieron Pero es no es lo peor Cuando terminaron de danzar, llegó alguien, desde luego que no sabe quién (alguien o nadie es lo mismo), y les dijo: "Pues ya váyanse para adentro" Luego les llamamos "Adentro", es decir el espacio que hay entre la vieja Basílica y la parroquia de las Capuchinas, ese viejo templo construido en 1787 y que tiene inscrita la leyenda: Sanctus Deus, Sanctus Fortis, Sanctus Inmortalis, Miserere Nobis O sea: Santo Dios, Santo fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros Y allá, "adentro", se quedaron, esperando, pepenando un lugar para ver al Siervo de los Siervos de Dios Dice María Elena Medina, vestida con un traje en verde, con bordados en café, que representa a la tierra, en anaranjado, que es la labor textil de su pueblo, y en un tono de verde más oscuro, que viene a ser la fuerza de los bosques de su tierra, dice que primero les habían dicho que sólo iban a entrar cien danzantes Protestaron Bueno, cien en el Atrio y 18 adentro del templo Volvieron a protestar Bueno esperen, les respondieron Y esperaron Para María Elena sería bueno sentarse allá en donde estaban los Legionarios de Cristo de Colombia, de Venezuela, de Estados Unidos y de México ¿Cómo decirle lo imposible de la idea? Este un gobierno de ultraderecha y uno de los grupos que tienen el poder en México son precisamente ellos "Allá imposible", le digo, sin mayor explicación "Entonces --contesta con una humildad extraordinaria-- nos quedaremos aquí sin verlos al Santo Padre y a nuestro santo Juan Diego" Dos horas después, en la parte final de su homilía, el Patriarca de Occidente dedicaría la sustancia de su discurso a los diez millones de indígenas de este país de minorías: "México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México en este momento crítico del país" Con el absurdo que los indígenas no estuvieron presentes en esta República del Catolicismo con la misma proporción que ocupan en la población total del país Si en todo México hay un indígena por cada diez habitantes, esta tarde en el Tepeyac hubo uno por cada cincuenta peregrinos Esta fue una liturgia de las clases media y media alta de país de la fidelidad católica En 1853, dos años después de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, el gran pensador conservador Lucas Alamán envió una carta al recién elegido presidente Antonio López de Santa Anna en la que le exigía el respeto a la fe católica en todo el territorio nacional La idea que tuvo siempre Alamán era política Intentó desde su credo defender los intereses de la República "Esa fe es el único lazo de unión entre los mexicanos", le dijo a Santa Anna Cada vez menos, pero la tesis del conservador sigue vigente En su barroquismo este sigue siendo un país de católicos, los jóvenes han dejado de ir a la Iglesia, pero siguen yendo al altar a matrimoniarse, han dejado de educar a sus hijos con los principios de la fe pero siguen cumpliendo con todos los sacramentos, incluidos los Santos Oleos, los muchachos han comenzado a usar condón pero siguen utilizando el "primero Dios no pasa nada" cuando el calendario se retrasa Sólo así pueden entenderse las aceras llenas en el recorrido del Obispo de Roma Y claro, mucho se debe a l carisma (desde el punto de vista político más que del pastoril) del polaco Karol Wojtyla (1920) quien el 16 de octubre de 1978 (18 días después de la misteriosa muerte de Juan Pablo I) se convirtió en el primer Papa (palabra que viene del griego Papas, que significa Padre) no italiano desde 1522 Juan Pablo II, que eligió ese nombre en honor de sus tres antecesores (Juan Pablo I, Paulo VI, el primer Vicario de Jesucristo que visitó América Latina, y Juan XXIII), es sin duda el mayor atractivo mundial del catolicismo Su figura está tan cerca, como ninguna otra de la historia de la Institución Política más influyente de los últimos dos mil años, del la cultura Pop Sus fanáticos lo esperan horas, horas y horas y al verlo pasar gritan con el mismo entusiasmo que los jóvenes de los 60 sintieron por los Beatles Y la manera de ponerlo en escenario es la misma que las estrellas actuales de U2 o Britney Spears La cosa está tan montada que, se lo ve en serio, no hay diferencia entre él y sus competidores de la cultura de masas Antes de que el Sucesor del Príncipe de los Apóstoles incluya en el catálogo de los Santos de la Iglesia al "Indio Juan Diego", las pantallas y micrófonos de Televisa dominan la atención de los 16 mil fieles que pueblan el Atrio de la Basílica Lo que comenzó siendo una tarde de Siempre en Domingo, con niños cantando y grupos de bailes tradicionales amenizando la espera, termina siendo una proyección multitudinaria del Canal de las Estrellas, cuyas cámaras siguieron todo el recorrido de Wojtyla desde la Nunciatura hasta la Basílica Entonces hay que arrodillarse ante el pobre discurso de los locutores de la tele: Eduardo Salazar: "El Papa es un admirador de la condición humana por eso hay tanta gente esperándolo" Ivan Saldaña: "Aquí vemos como avanza la avanzada que va adelante del Santo Padre" Amador Narcia: "Gracias por tu crónica, Ivan Desde luego que no puedes desprenderte de tu condición humana" Y el cierre, Joaquín López-Doriga: "Aquí vemos como Su Santidad saluda a los obispos, a Juan Jesús Posadas Ocampo, perdón a Juan Sandoval Iñiguez, obispo de Guadalajara" Aun así, al ver de cerca al Papa se produce un sentimiento de alta consternación Es como un ser mitológico, que le sigue robando días a su existencia sin que por eso se pueda sentir lástima No, Juan Pablo II causa angustia, perturba el estado de ánimo de cualquiera Su figura, más aún lo que su figura enciende en las bocas y en los ojos de los que lo ven pasar es, puede ser indescriptible para los laicos Uno puede reencontrarse con una vieja frase de Wittgenstein: Creer en Dios significa entender la cuestión acerca del sentido de la vida Si el mundo está lleno de los píos y de los impíos, si es posible encontrar esa diferencia seguramente uno de los elementos disponibles para hacerlo es ver el impacto que produce el Sumo Pontífice en los rostros de los fieles y de los laicos Pero hasta estos últimos se estremecen al ver de cerca de un hombre que se ha comido al siglo XX, que vio, calló y fue testigo de todos los grandes acontecimientos, del más atroz de todos los siglos Wojtyla es, en ese sentido, el último sobreviviente de la centuria de las religiones para citar al Maltraux Cuando el Papa habla de los indígenas, los 150 hombres y mujeres de María Elena Medina gritan al unísono: "Entonces cantaremos todos nuestra porra: San Diego Santo, San Diego Santo" Y luego, al final, ella dirá: "No fue nuestra liturgia, pero qué le vamos hacer, este tampoco es nuestro país, no existimos mas que en los discursos"

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