oswaldo payá: de la disidencia a candidato al nobel de la paz

sábado, 24 de agosto de 2002 · 01:00
Oswaldo Payá: De la disidencia a candidato al Nobel de la Paz Carlos Batista La Habana - Sentado frente a una mesa vasta, ubicada en la habitación de una tía, el disidente cubano Oswaldo Payá Sardiñas parece estar en el cuartel general de su batalla civil de más de 15 años contra el gobierno de Fidel Castro Pero en ese tiempo ha tenido que vérselas también con las diferencias entre los opositores, ilegales pero tolerados en Cuba, y los desencuentros con “algunos sectores” de la Iglesia católica local, bajo cuya sombra llegó a la vida política Del otro lado de la cama, unas 15 cajas de cartón atadas con cuerdas delgadas reposan apiladas contra la pared “El archivo”, dice con cierta sorna mientras manipula con destreza una lap top abierta sobre la mesa Payá es el primer disidente cubano en 43 años propuesto para el Premio Nobel de la Paz Su trascendencia internacional le llegó al conocerse fuera de Cuba el Proyecto Varela, una iniciativa encauzada en las leyes vigentes que propone un referéndum para aprobar leyes de apertura en la isla El 15 de junio último, el jefe del Comité de Asuntos Exteriores, Defensa y Seguridad del Parlamento de la República Checa, Michael Zantovsky, lanzó la propuesta en una carta enviada a su compatriota Tomás Pojar, director de la ONG People in Need Foundation Zantonsky estuvo en Cuba en 1999 para entregar a Payá, en forma clandestina, el premio Homo Homini que le concedió el Poder Legislativo de la República Checa La idea fue tomada rápidamente por el presidente Vaclav Havel En carta a Pojar, el 27 de junio, el mandatario le informa: “He decidido apoyar la nominación del disidente cubano” En México, diputados del Partido Acción Nacional (PAN) decidieron ese mismo día lanzar una campaña para promover esa candidatura Los panistas Tarcisio Navarrete, José Luis Nogales y Benjamín Mucino aseguraron que ya existen adhesiones de legisladores y funcionarios de Argentina, Chile, Uruguay, Guatemala, además de México En La Habana, un grupo de disidentes cubanos, encabezado por Héctor Palacios, llamó el 7 de julio a apoyar la nominación de Payá Sin embargo, Payá y su proyecto no son bien vistos por buena parte de la disidencia cubana: radicales como Marta Beatriz Roque, centristas como Félix Bonne, y moderados como Manuel Cuesta Morúa, han descalificado el Proyecto y cuando menos guardan silencio ante su posible nominación para el Premio Nobel, que algunos en privado reconocen como sumamente desproporcionada Sectores oficialistas cubanos sostienen que el proyecto es un bluff al no tener sustento legal, pues la Constitución no prevé un referéndum en las circunstancias que propone, y que Payá es simplemente una figura auspiciada ahora por los anticastristas y los sectores conservadores de Estados Unidos y Europa, que le están erigiendo un pedestal inmerecido “El gran desafío” Con 50 años cumplidos, estatura y corpulencia media, Payá es un hombre de hablar rápido, como si esperara la pregunta Pero con su voz nasal, no va directamente a las respuestas Como muchos de sus compatriotas, contextualiza, explica, cita antecedentes, antes de llegar a la médula del asunto El 20 de junio último le fue concedido, al mismo tiempo que a la Organización de Estados Americanos (OEA), el Premio Democracia 2002, que otorga el Instituto Nacional Democrático para Asuntos Internacionales, adjunto al Partido Demócrata de Estados Unidos Payá debe viajar a Estados Unidos antes de fin de año para recibir el galardón de manos de la directora del Instituto, Madeleine Albright, exsecretaria de Estado de Estados Unidos Casado y con tres hijos, Oswaldo Payá encuentra su principal apoyo en su esposa Ofelia, a quien conoció en el ámbito católico y se unió en matirmonio en 1986 “Estos años han sumido al pueblo cubano en un gran peligro”, dice a Proceso El país después de Fidel Castro enfrenta “un gran desafío: lograr cambios y lograrlos pacíficamente” El disidente cubano admite que está muy preocupado por la cantidad de intereses diferentes que incidirán en una reconciliación post Fidel Castro, no sólo por los sectores dentro de la isla, sino también por la variedad de posiciones que existen en el exilio y que hacen explosiva la situación “El problema cubano es profundamente humano y cualquier solución tiene que filtrarse a través de la dimensión humana”, señala Proveniente de una familia católica, Payá asegura que sus sentimientos opositores nacieron en el lejano 1968, cuando llegaron a Cuba las noticias de la Primavera de Praga y la invasión soviética a la antigua Checoslovaquia Entonces cursaba el décimo grado, y en la escuela donde estudiaba se formó una especie de protesta por la invasión soviética Su participación lo remarcó políticamente, pues ya estaba señalado por cristiano practicante Inmediatamente después fue llamado a cumplir el servicio militar obligatorio, donde pudo terminar los estudios de bachillerato, en horas nocturnas En 1976, se graduó de profesor de física —“lo que me gusta es enseñar, dar clases, ser maestro”—, profesión que ejerció por varios años, mientras estudiaba ingeniería eléctrica, especializado en comunicaciones Suspendido del magisterio por sus ideas políticas, realizó diversas labores hasta llegar a su actual empleo: repara aparatos electromédicos en un taller estatal Payá es uno de los pocos, si no el único, de los opositores activos que ha trabajado siempre, y en empleos estatales En el seno de la Iglesia Su actividad política opositora comenzó en el seno de la Iglesia católica Desde 1981, fue uno de los 80 miembros del Consejo Episcopal de la Diócesis de La Habana, donde formó parte de grupos de reflexión Comenzó a trabajar en la preparación del primer Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), una reflexión interna de la Iglesia católica cubana y su papel en la sociedad, que se realizó en 1986 Fue en esas labores donde Payá entró en discordancia con “algunos sectores de la Iglesia”, que buscaban, según su criterio, un entendimiento con las autoridades Esos desencuentros, admite, se mantienen en la actualidad Recientes declaraciones del cardenal Jaime Ortega Alamino parecen subrayar ese distanciamiento: “La situación de la Iglesia en Cuba ha sido mal comprendida Algunos, desde posturas políticas opositoras al gobierno cubano, quisieran que los obispos de Cuba a cada momento produjeran declaraciones o documentos que reflejaran una posición fuertemente opositora” Añadió: “Esto es desconocer la naturaleza misma de la Iglesia y su situación real en Cuba No se puede pedir a la Iglesia que ejerza el papel que correspondería al partido político de oposición que no existe en Cuba” En 1988, Payá fundó el Movimiento Cristiano Liberación, organización que pugna por la “liberación personal y cívica” sobre la base de la reconciliación El origen del Movimiento difiere de los demás grupos opositores, la mayoría de los cuales nacieron como desprendimientos del Partido Pro Derechos Humanos Esa independencia le ha costado a Payá ataques, incomprensiones y diferencias con grupos disidentes dentro y fuera de Cuba Muchas veces ha recibido serias recriminaciones de personas del exilio cubano en Estados Unidos En la década de los años noventa, Payá propuso un diálogo nacional Apeló para ello al artículo 86 de la Constitución, el cual estipula que para realizarlo se requieren como mínimo 10 mil firmas; abrió su casa para la recolección de las firmas, a la que acudieron algunas decenas de personas Partidarios del gobierno protagonizaron un “acto de repudio” frente a su casa: gritaron consignas y lanzaron objetos contra la fachada, en donde pintaron carteles con frases de condena Durante ocho años, la casa mantuvo esos letreros en su fachada por decisión de Payá En esos años, la policía lo detuvo en varias ocasiones Fueron detenciones cortas y sin acusaciones penales También se inició una estrecha vigilancia a su casa y a sus actividades Pero, a diferencia de otros opositores cubanos, Payá nunca ha sido juzgado por delito alguno ni ha estado preso, cuestión que afecta su imagen en comparación con otros opositores, cuya actividad está avalada por varios años de cárcel, como ocurre con Elizardo Sánchez, Vladimiro Roca o Marta Beatriz Roque, por sólo citar tres casos En 1992-93, lanzó un “Llamamiento a la Buena Voluntad”, un programa para el tránsito político pacífico en Cuba, en el cual pidió la renuncia de Fidel Castro Su propuesta pasó sin mayor pena ni gloria No fue sino hasta finales de los noventa cuando elaboró el proyecto Varela (inspirado en el presbítero independentista del siglo XIX Félix Varela), el cual pide un referéndum para que el Parlamento apruebe leyes a favor de la libertad de palabra, asociación, prensa y empresa También prevé una amnistía a los presos políticos De las 10 mil firmas necesarias para avalar la petición, Payá y sus colaboradores recolectaron 11 mil 20, que presentaron al Parlamento en mayo último, en vísperas de la llegada del expresidente Jimmy Carter a la isla Los cubanos conocieron de la existencia del proyecto por el discurso de Carter en la Universidad de La Habana, televisado a todo el país, un hecho sin precedentes en 43 años de gobierno socialista Sin embargo, durante la visita de Carter, el Proyecto Varela significó otro factor de desunión en la disidencia cubana Para su encuentro con los anticastristas internos, Carter los dividió en tres grupos: los que apoyaban el proyecto; los que no lo apoyaban, pero tampoco estaban a favor, y los críticos En un manifiesto dado a conocer el 12 de agosto, titulado “Varela Vive”, Payá arremetió contra tirios y troyanos: “Unos nos persiguen y ocultan la verdad porque quieren que el Proyecto Varela muera, para que sus privilegios vivan, aunque no dejen vivir Otros prefieren que se mantenga este régimen con tal de ver morir al Proyecto Varela” El Parlamento todavía no ha respondido a Payá y a sus colaboradores, pero el gobierno reaccionó con una contrapropuesta, realizada por las ocho organizaciones sociales más importantes del país, todas identificadas políticamente con el gobierno Luego, fue apoyada por una marcha de más de 9 millones de personas y la firma de 987% de los cubanos con derecho electoral Dicha contrapropuesta concluyó en el Parlamento, el cual terminó por asentar en la Constitución el carácter “irrevocable” del socialismo Payá reconoce que no esperaba tener éxito inmediato con el Proyecto Varela, pues sabía que el gobierno se opondría, pero asegura que su objetivo estratégico se logró: romper el reposo político de los cubanos y lograr un lento movimiento, que él confía irá ganando en velocidad También, mediante la obediencia civil, quiso “obligar al gobierno a obedecer sus propias leyes” Al preguntarle si se observa a sí mismo como los antiguos cristianos, el disidente cubano rechaza la comparación: “Sólo tengo en común con ellos la espiritualidad”

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