11 de septiembre: el impacto en los movimientos sociales (Parte I)
Prestigiado sociólogo belga, Francois Houtart es uno de los principales representantes del movimiento contra la globalización neoliberal Director del Centro Tricontinental, con sede en la Universidad de Lovaina, Bélgica, y de la revista Alternatives Sud, así como secretario del Foro Mundial de las Alternativas, con sede en Dakar, Sudán, Houtart reflexiona en este artículo ?exclusivo para Proceso? sobre el impacto de los ataques del 11 de septiembre del 2001 en los movimientos sociales del mundo
El 11 de septiembre del 2001, ciertamente, tuvo un impacto sobre los movimientos sociales en todo el mundo, pero no aquel que uno esperaba
Aunque Estados Unidos es el Estado más poderoso del mundo y a pesar de que los hechos del 11 de septiembre provocaron por primera vez una acción violenta sobre su territorio, los problemas cotidianos del hambre (en términos de víctimas, hay 6 mil 11 de septiembres cada año en el mundo), las crueles guerras locales y terriblemente violentas (más de dos millones de muertos en África Central), el embargo sobre Iraq (que cuesta dos centenas de millares de vidas de niños), la ocupación de Palestina y la muerte lenta de un pueblo, todo esto vuelve a poner en perspectiva lo que pasó en Nueva York
Aunque algunos políticos europeos declararan: "Somos todos norteamericanos", --cuando jamás dijeron anteriormente "somos todos palestinos"--, esto no se corresponde necesariamente con la reacción profunda de sus pueblos, en particular en aquellos países con los grupos sociales más vulnerables
Es cierto que la mayoría de los pueblos del mundo condenaron los métodos que acabaron con un innumerable grupo de inocentes en un acto de terrorismo, pero muchos también han subrayado el carácter altamente simbólico de la destrucción simultánea de un importante centro del capitalismo mundial y del corazón mismo del imperialismo militar
Algunos se conmocionaron al ver en la televisión las manifestaciones de alegría en Palestina y en otros países del Sur No es necesario ver en ellas manifestaciones de crueldad o de odio, sino más bien reacciones espontáneas de poblaciones abrumadas por la opresión económica o la guerra Durante la Segunda Guerra Mundial, las poblaciones ocupadas por el poder nazi, se alegraban también al escuchar a las flotas de bombarderos aliados que sobrevolaban su territorio, aunque eso significaba la destrucción de las ciudades alemanas, entre ellas, Hamburgo y Dresde, donde hubo mil veces más muertos que en el World Trade Center
Dicho de otra forma: los movimientos sociales forman parte de sus respectivas sociedades y el impacto es muy diferente según los diferentes lugares
La tónica de Washington
Antes de entrar en algunos detalles, es bueno recordar la declaratoria de la reunión del Consejo Internacional del Forum Social Mundial (Porto Alegre), celebrada en abril de 2002, en Barcelona "El 11 de septiembre, dice el documento, se conjugaron muchos elementos que pusieron en evidencia un nuevo estado de asuntos mundiales Estos últimos se caracterizan particularmente por una acción agresiva del gobierno de Estados Unidos a escala mundial (unilateralismo, rechazo de los acuerdos internacionales, debilitamiento del papel motor de las Naciones Unidas, militarización de los conflictos, aumento de los gastos militares, proteccionismo de la economía, imposición del neoliberalismo a los países en desarrollo, etcétera)
Sin embargo, el 11 de septiembre no interrumpió las luchas de los movimientos sociales, como pudimos verlo en Porto Alegre en el 2002, así como en recientes manifestaciones en Barcelona, o en Italia, y que han hecho progresar el proceso que se puso en marcha en Seattle, en 1999 La lucha por la paz, particularmente importante en la situación actual, no reemplaza el combate contra la mundialización neoliberal Los dos son elementos claros de nuestra agenda
Es cierto que el presidente George Bush, ha marcado la tónica al lanzar una "cruzada" contra el terrorismo y un poco más tarde al hablar del "eje del mal" al referirse a Iraq, Libia y Corea del Norte Todos aquellos que no entren en esta perspectiva son considerados como enemigos, al menos potenciales Numerosos movimientos sociales, incluso en los países más pacíficos, se sintieron retados, particularmente dentro de los Estados Unidos, como lo veremos más adelante
En América Latina, el boletín de enero del 2002 de El Observatorio social latinoamericano de la CLACSO (Coordinación latinoamericana de Centros de Análisis Social), publicado en Buenos Aires, explica que la nueva situación internacional, después del 11 de septiembre, le permitió a Estados Unidos consolidar sus intereses en la región Esto se traduce concretamente por tres efectos: 1- un despliegue militar y la criminalización de las protestas 2- el reforzamiento de una estrategia económica de liberalización del comercio, otorgando garantías a las inversiones norteamericanas y acelerando la apropiación por poderes económicos extranjeros de los recursos naturales Y 3- una redefinición de los organismos regionales (OEA, TIAR, etcétera) a la luz de los últimos acontecimientos
Después del 11 de septiembre, la lucha contra el narcotráfico en Bolivia se abre a perspectivas que rebasan este objetivo preciso Así, durante la campaña presidencial, el líder popular indígena, Evo Morales, que quedó en tercer lugar, fue tratado como un terrorista por el embajador de los Estados Unidos En cuanto a las Fuerzas Armadas bolivianas, en una conferencia sobre "Seguridad Nacional y Amenaza Terrorista" (SNAT), afirmaron que los movimientos sociales son instrumentos que pueden ser utilizados para las acciones terroristas (OSAL, enero del 2002, 54-55)
El Departamento de Estado de Estados Unidos declaró en octubre que en Colombia, las FARC, el ENL y la AUC son grupos terroristas Se anunció, en consecuencia, que estos movimientos eran preocupantes para sus planes de lucha antiterrorista y que eventualmente se utilizarían medios militares en su contra En México se crearán unidades de élites antiterroristas El Gobierno de Estados Unidos anunció que otras bases norteamericanas serían abiertas en el subcontinente En cuanto a la OEA, esta trabaja sobre la idea de constituir una fuerza multilateral de lucha contra el terrorismo
En América Latina, los efectos del 11 de septiembre sobre los movimientos sociales y asociados son sobre todo indirectos Se prepara todo un clima, centrado sobre la doble lucha contra el narcotráfico por una parte y contra el terrorismo de la otra, y que pone en juego a los movimientos políticos, particularmente aquellos que luchan con las armas Pero el deslizamiento hacia los movimientos sociales es previsible Ya en Brasil los políticos calificaron de terrorista al Movimiento de los Sin Tierra (MST)
La tendencia de la política norteamericana es apoyar a los gobiernos conservadores de la región para hacerlos adoptar políticas duras, que un día podrían ser utilizadas contra los movimientos populares (Traducción Midiala Rosales Rosa)