EU: el fin de la seguridad nacional

miércoles, 11 de septiembre de 2002 · 01:00
México, D F- El ataque terrorista perpetrado contra los emblemas del país que ganó la "guerra fría" destruyó mucho más que edificios con la lamentable pérdida de vidas humanas: colapsó la estructura de la seguridad nacional de la potencia norteamericana Resulta inexacto e iluso señalar el fracaso de anticipar el desastre como meras fallas del aparato de inteligencia y contrainteligencia abocada en la lucha contra el terrorismo Bastó un puñado de personas armadas en forma primitiva, pero decididas a infligir daño (convirtiendo aviones comerciales en verdaderos misiles) y causar pánico, para asestar un golpe mortal a toda la superestructura institucional y técnica de los aparatos de inteligencia de Estados Unidos Ni la amplia literatura especializada proveniente de los centros académicos militares y civiles consideró siquiera una hipótesis cercana en su definición de escenarios de amenaza terrorista, tal y como el que están padeciendo desde la mañana del 11 de septiembre Dentro del ámbito estrictamente oficial, destacan las previsiones elaboradas por el equipo del presidente George Bush --que fueron dadas a conocer en enero pasado-- y un aprehensivo reporte de la Comisión Nacional sobre el Terrorismo, creada "ad hoc" para estudiar la efectividad con la que se estaban aplicando las políticas antiterroristas del gobierno y cómo se estaban aprovechando los recursos legales, institucionales, financieros y materiales para prevenir y controlar situaciones de crisis provocadas por ataques terroristas dentro del territorio norteamericano El diagnóstico apuntaba a serias deficiencias en diferentes ámbitos y hacía puntuales recomendaciones para corregirlas Lo más paradójico del reporte, entregado también a comienzos de este año, resulta en reconocer que, aun de haber hecho caso a sus indicaciones, el tiempo no habría bastado La tragedia era inevitable Eficiencia de papel Desde 1995 los estrategas de la seguridad norteamericana se dieron a la tarea de redefinir sus conceptos ante manifestaciones siempre cambiantes y cada vez más temerarias del terrorismo dentro de su geografía A partir de la decisión del presidente Clinton ("Presidential Decision Directive/NSC 39", que se complementó más tarde con otra disposición similar, "NSC 62") se desarrolló el "Concepto del Plan de Operaciones de Agencias Intergubernamentales (contra) el Terrorismo Doméstico", mejor conocido como Conplan, por sus siglas en inglés ("Concept of Operations Plan") La administración Bush dio a conocer su versión estratégica en enero, donde sigue los criterios que le dieron origen: guiar a las instancias de gobierno federal, estatal y local sobre cómo responder a una amenaza terrorista potencial o actual, o bien ante un incidente que ocurra en Estados Unidos, en particular un ataque que involucre armas de destrucción masiva La pretensión del plan es unificar en un corto período la capacidad de respuesta coordinada de las agencias federales frente a una amenaza o acto terrorista El documento sigue, entre otros, los parámetros heredados por Clinton en sus consideraciones de amenazas provenientes aún desde su frontera sur y bajo los supuestos del uso de armas biológicas y químicas ("Proceso", 1162) El Conplan parte del principio de que ninguna institución, pública o privada, "per se", posee la capacidad de respuesta suficiente contra una amenaza o acto terrorista; se basa en la premisa de que un incidente de esta naturaleza puede ocurrir en cualquier tiempo con una mínima o ninguna señal de advertencia, que puede involucrar una o varias áreas geográficas, y resultar (como ocurrió finalmente) en pérdida masiva de vidas humanas Conciso, el plan reconoce también que un acto terrorista, en especial el que se dirija contra grandes centros de población en Estados Unidos, con materiales nucleares, biológicos o químicos, tendrá consecuencias tales que rebasaría la capacidad de respuesta de muchas autoridades locales y estatales, y que desafiarían, a su vez, la capacidad federal Como el mundo presenció el martes pasado, los niveles federales también fueron rebasados El Conplan señala a quien encabeza y coordina las acciones contingentes en un primer momento (la Oficina Federal de Investigaciones, FBI) y las acciones posteriores, con miras a restablecer la normalidad (la Agencia Federal para la Administración de Emergencias, FEMA por sus siglas en inglés) Las otras instituciones que señala el documento son el Departamento de Defensa (al que se reconoce como la única instancia con la capacidad de afrontar las consecuencias del uso de armas de destrucción masiva), el Departamento de Energía (para supervisar y atender aspectos de incidentes nucleares y radiológicos), la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Salud y Servicios Humanos La prioridad máxima de las acciones contingentes del plan (de un catálogo de ocho) es preservar las vidas humanas o minimizar los riesgos a la salud, en tanto que la persecución y la aprehensión de los culpables de actos terroristas se encuentran en penúltimo sitio Debidamente diferenciados, el Conplan establece cuatro niveles de amenazas terroristas a fin de determinar el grado de atención gubernamental: nivel 4, "Amenaza mínima", caracterizada por un rango normal de condiciones cotidianas a las que están expuestas las agencias de seguridad; nivel 3, "Amenaza potencial", determinada por reportes de inteligencia que indiquen la amenaza potencial (pero no creíble) de un incidente terrorista; nivel 2, "Amenaza creíble", es el rango que adquiere el supuesto confirmado que apunte al uso de armas de destrucción masiva en el desarrollo de un incidente terrorista (en este punto, los focos rojos del aparato de seguridad implican ya una acción coordinada para disuadir y evitar daños), y nivel 1, "Incidente ocasionado por el uso de armas de destrucción masiva" En este respecto debe señalarse que aunque la definición genérica de arma de destrucción masiva correctamente apunta hacia cualquier aparato, material o sustancia utilizada en forma tal que, en cantidad o tipo, o bajo ciertas condiciones, sea capaz de causar la muerte o lesiones graves a las personas o provocar un daño significativo a la propiedad, el tratamiento particular del concepto en los documentos oficiales y académicos siempre alude al uso de bombas nucleares, químicas y bacteriológicas, como las únicas capaces de causar daños de gran magnitud contra la población La voz ignorada Luego de un arduo trabajo de seis meses, una instancia creada "ex profeso" por el Congreso estadunidense y la Comisión Nacional sobre Terrorismo, integrada por legisladores y especialistas experimentados, entre los que figuró el exdirector de la CIA, James Woolsey, dio a conocer los resultados de su investigación, con recomendaciones que urgían a la toma de decisiones inmediatas, en el ámbito legal, administrativo, presupuestal, operativo y diplomático Bajo el sintomático título de "Contrarrestando la amenaza cambiante del terrorismo internacional", el informe de la comisión va más allá del resultado rutinario de este tipo de trabajos y señala en forma directa, sin ambages, las debilidades de los aparatos de seguridad, entre otros: el programa y el plan para el ejercicio gubernamental interinstitucional ante un ataque terrorista de proporciones catastróficas es, simplemente, inadecuado No sólo eso, afirma que identificó obstáculos significativos en las tareas de inteligencia, relativas a la recolección y distribución de información confiable sobre terrorismo hacia los analistas y quienes toman las decisiones políticas en los primeros niveles de gobierno Dichos obstáculos, exige el reporte, deben ser removidos Sin concesiones, el documento del Congreso llama la atención respecto de las pugnas interburocráticas horizontales y verticales entre las diferentes instancias del aparato de seguridad nacional; deficiencias en la calidad del reclutamiento dentro de la CIA; la complejidad de los procedimientos burocráticos en el desempeño del FBI; el divorcio grave que existe entre el llamado personal de campo y los analistas de inteligencia, lo que provoca pérdida de información, o peor aún, la inseguridad jurídica que enfrentan los oficiales o agentes infiltrados, que prefieren no arriesgarse a una demanda legal en caso de cometer algún error (en este respecto, no existe respaldo institucional) Incluso, hace consideraciones de carácter migratorio y el problema que pueden representar los estudiantes extranjeros en su territorio En este sentido, destaca que el principal problema es la falta de monitoreo sobre el estatus de los estudiantes foráneos, y llama a ensanchar un programa piloto que se estableció en 1996 y que abarcó a 20 universidades del sur de Estados Unidos En materia migratoria las cifras son puntuales: es difícil tener control sobre los 300 millones de cruces legales que se verifican en la frontera sur (otro tanto similar se estima en los aeropuertos del país), suponen la estancia indocumentada de 4 millones de personas y otros 2 millones que se convierten en ilegales al permanecer más allá del tiempo permitido Si algo enseñó el atentado contra el World Trade Center (de 1993) fue el hecho de que uno de los culpables tenía visa de estudiante vencida y que, advierte el documento, "no existe mecanismo alguno que asegure que lo mismo no vuelva a pasar en el futuro" Más sintomático resulta el señalamiento sobre la falta de capacidad de las agencias de inteligencia para dar prioridad, traducir y entender en forma oportuna toda la información a la que tienen acceso Las deficiencias en este sentido, apunta el documento, no sólo afectan los aspectos tecnológicos (donde incluso la joya del espionaje electrónico norteamericano, la Agencia de Seguridad Nacional, ha perdido capacidad para contrarrestar los recursos con los que cuentan los terroristas modernos), sino hasta la habilidad de traducir otros idiomas En el colmo de las deficiencias, el reporte alude que teniendo capacidad para resolver problemas idiomáticos, en el caso específico de la CIA, simplemente no se actúa El documento también llama la atención sobre el hecho de que el gobierno de Estados Unidos se negaba a considerar a Afganistán como Estado que patrocinaba a grupos y actividades terroristas y, por ende, recomendaba considerarlo como tal y someterlo a las sanciones económicas y políticas correspondientes Más allá de las consideraciones trágicas sobre las redefiniciones acerca del terrorismo y sus manifestaciones, el lenguaje bélico que impregna ahora el tratamiento del problema anticipa la repetición, también trágica, de los errores del pasado; el uso de la fuerza "per se" no resuelve conflicto alguno En forma categórica, las conclusiones del documento ponen en claro que sólo la "buena inteligencia es la mejor arma contra el terrorismo internacional", y que Estados Unidos también es corresponsable de su propia tragedia *(Erubiel Tirado es analista en temas de seguridad y defensa, maestro en Ciencia Política por la London School of Economics)

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