Echeverría: 2 de octubre

domingo, 29 de septiembre de 2002 · 01:00
Luis Echeverría ha tenido que acudir a un tribunal federal para aclarar su participación en dos hechos vinculados a su nombre, dos hechos que son dos fechas: el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971 El fiscal que lo interrogó fue nombrado por el presidente Fox para investigar el tema de la represión en México a partir del golpe dado al movimiento estudiantil, sobre todo durante la década de los setenta, que fue la década de la "guerra sucia" en América Latina El 2 de octubre de 1968, Luis Echeverría era secretario de Gobernación, cargo que ejerció hasta ser nombrado candidato del PRI a la Presidencia de la República Marcelino García Barragán, a su vez, era secretario de la Defensa; Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor; Alfonso Corona del Rosal, regente del Distrito Federal Todos ellos tuvieron algún grado de responsabilidad en la matanza de la Plaza de las Tres Culturas, pero fueron absueltos por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien durante su quinto informe de gobierno, convencido de que había obrado por el bien de la patria, asumió públicamente la responsabilidad "personal, ética, jurídica, política e histórica" de los hechos sucedidos en 1968 La imagen de Díaz Ordaz, en la imaginación popular, está ligada desde entonces a la represión de Tlatelolco No así tanto, en cambio, la de Luis Echeverría ¿Por qué? ¿Qué sucedió, realmente, el 2 de octubre? La bibliografía sobre el movimiento estudiantil de 1968 es vasta y variada Entre los libros más importantes abundan, sobre todo, los testimonios Algunos son clásicos, como La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, y Los días y los años de Luis González de Alba Otros son reveladores, como las entrevistas con el rector Javier Barros Sierra publicadas por Gastón García Cantú Unos más son inútiles, entre ellos las memorias de Luis Gutiérrez Oropeza y de Alfonso Corona del Rosal Hay uno que es fundamental, Parte de guerra: los rostros del 68, editado por Carlos Monsiváis y Julio Scherer a partir del archivo del general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa en el gobierno de Díaz Ordaz El testimonio de García Barragán confirma que la noche del 2 de octubre de 1968 había francotiradores del Estado Mayor apostados en los edificios de la Plaza de las Tres Culturas bajo las órdenes de Luis Gutiérrez Oropeza, y que esos francotiradores dispararon contra miembros del Ejército Su versión de los hechos, en efecto, responsabiliza de la matanza de los estudiantes al general Gutiérrez Oropeza y sugiere también algo que confirman otras fuentes: que la Secretaría de Gobernación, encabezada por Echeverría, promovió una política de provocación en el seno del movimiento estudiantil ?infiltrándolo con provocadores que gritaban en las marchas insultos contra Díaz Ordaz, por ejemplo? con el propósito de desprestigiar, antes de liquidar, a los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga Uno de los líderes del movimiento, Gilberto Guevara Niebla, va más lejos: argumenta que los documentos de García Barragán demuestran que Echeverría intervino a lo largo del conflicto para producir una "sobreactuación represiva" del Ejército, que tenía por objeto frustrar las aspiraciones del candidato que favorecían los militares para representar al PRI: el general Corona del Rosal Son suposiciones No conocemos, en realidad, el grado exacto de la responsabilidad de Echeverría Sus años en el poder trabajaron a su favor Con el ánimo de proteger ese flanco, el más débil, una de sus prioridades al asumir la Presidencia fue construir una alianza con los hombres de izquierda que no habían roto con el régimen del PRI: políticos populares, como Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, intelectuales progresistas, como Carlos Fuentes y Fernando Benítez (es suya la frase: "Echeverría o el fascismo") Con los hombres de izquierda que rompieron con el régimen, en cambio, no tuvo misericordia: todos fueron aniquilados Ambas cosas iban de la mano Su alianza con la izquierda leal al PRI, reforzada por una retórica populista y tercermundista, le ayudó a aislar, para después golpear y liquidar, a los grupos insurgentes que surgieron en el país luego de la represión del movimiento estudiantil Lucio Cabañas, dirigente del Partido de los Pobres, cayó el 2 de diciembre de 1974 Genaro Vázquez, líder de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, murió el 2 de febrero de 1972 César Yánez, primer responsable de las Fuerzas de Liberación Nacional ?que serían años después el núcleo fundador del EZLN?, desapareció para siempre en la primavera de 1974, luego de la muerte de la mayor parte de sus compañeros a manos del Ejército Pero Echeverría, que liquidó en México a todos los que luchaban con las armas por un país más justo, era al mismo tiempo el amigo del compañero Salvador Allende, el aliado del comandante Fidel Castro, el hombre que abrió las puertas del país a todos los rebeldes que salieron al exilio en América Latina Esa hipocresía ?esa duplicidad? era un rasgo anunciado ya desde temprano en su carrera por la Presidencia, cuando en la Universidad Nicolaíta de Morelia el antiguo secretario de Gobernación en el gabinete de Díaz Ordaz propuso un minuto de silencio para recordar a los mártires de Tlatelolco Echeverría ha tenido ahora que rendir cuentas a la justicia Es triste verlo en esa situación ?tiene más de 80 años?, pero es justo El tribunal federal lo acusa de un delito que es absurdo: "genocidio", y está, por tanto, destinado a fracasar No lo puede acusar de homicidio, pues ese delito ya prescribió, luego de que pasaron 30 años de los acontecimientos El hecho que importa, sin embargo, es más sencillo: Echeverría ha tenido que rendir cuentas a la nación de su responsabilidad en la represión de 1968

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