En México, la figura del testigo protegido no ha servido como un elemento que coadyuve en la aplicación de la justicia Por el contrario, desorienta las pesquisas policiales y trata de llenar las cárceles con procesados señalados por otros criminales, dice Proceso en su edición de este domingo 26 de octubre Así lo corroboran en entrevista con el semanario los abogados Juan Velásquez y José Luis Nassar Daw, quienes, tras su experiencia como defensores legales ponen en duda la eficacia de esta figura aplicada por la Procuraduría General de la República (PGR) a partir de noviembre de 1996, e incluso, consideran que quienes se acogen a esta figura no sólo no son testigos protegidos, sino delincuentes beneficiados Nassar Daw, quien es representante legal de Raúl Salinas De Gortari, sostiene ante Proceso: "malamente se les llama testigos protegidos, porque son delincuentes beneficiados Un testigo protegido real es un tercero imparcial ajeno a los hechos, que los presencia y testifica sin ser sobornado" A su vez, Carlos Bohórquez, abogado defensor en casos de delincuencia organizada, asegura al semanario que la figura del testigo protegido ha venido a facilitarle el trabajo a los agentes de la PGR, quienes ya no investigan, porque se limitan a consignar las declaraciones de los testigos Y explica que "en algunas legislaciones extranjeras funciona el testigo protegido y ha tenido viabilidad por causa de que estas culturas tienen como valor primordial la verdad" En cambio, en México, "en el que por desgracia la cultura es la mentira, ha evolucionado de tal manera que actualmente se utiliza en forma indiscriminada para llevar a prisiones a inocentes" Aunado a ello, revela Proceso en su edición de este domingo 26 de octubre, la PGR parece no tomar en serio las promesas que hace a sus testigos protegidos, pues son varios los que han muerto de modo violento, y muchos más, los que acusan no haber recibido lo prometido por sus declaraciones